3. Salvando a mi shidi

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El inicio del otoño fue una época complicada, pues la cantidad de solicitudes de ayuda que recibían los estaba sobrepasando y ambos salían constantemente con una cuadrilla de discípulos a atender dichos llamados. No era usual que hubiera tantos monstruos y espíritus acechando a los habitantes. Apenas y habían tenido oportunidad de verse un poco cada tantas semanas. Quizá era lo mejor.

El ritmo de las últimas semanas fue bastante frenético. Ellos habían entrenado toda su vida para este tipo de cosas, pero eso no evitaba que fuera agotador.

Era la noche de la víspera de la celebración de la cosecha y Wei WuXian se encontraba sentado a la orilla del muelle, contemplando las luces del festival reflejadas en las aguas. Una jarra de licor yacía en su regazo y a sus pies otras tantas. Todas vacías. Había querido asistir con Jiang Cheng, tomarse un respiro, seguir pretendiendo que nada había cambiado. Tal vez incluso divertirse un poco. Pero Jiang Cheng lo había rechazado, diciendo que tenía que acudir a investigar el reporte de una extraña criatura que supuestamente había sido vista en uno de los bosques que colindaban con la montaña. No le permitió acompañarle, bajo el pretexto de que podrían necesitarlo para otra emergencia.

Quizá era su impresión. Pero sentía que desde esa noche en el lago Jiang Cheng lo estaba evitando. Y a pesar de que trataba de no darle importancia, algo muy dentro suyo punzaba y dolía cada vez que su shidi lo hacía a un lado.

Y entonces estaba aquí, bebiendo solo, en protesta. Cómo si otra vez fuera un niño, esperando a que Jiang Cheng viniera a buscarlo.

Su corazón saltó cuando escuchó pasos detrás suyo, se dio la vuelta, y por un momento se emocionó al ver las túnicas moradas. Pero tras el rápido vistazo inicial, noto con decepción que era sólo un discípulo.

—¿Qué pasa? —preguntó Wei WuXian al notar que el discípulo estaba de hecho falto de aliento por haber corrido hasta ahí.

—Wei Gongzi, debe venir rápido. Es el líder Jiang...

Wei WuXian se levantó de un salto. La jarra en su regazo cayó al suelo, quebrándose en pedazos. Tras un segundo vistazo notó que el hombre estaba herido.

—¿Qué sucedió? ¡¿Dónde está Jiang Cheng?!

El discípulo señaló al oeste, tartamudeando al sentir el aura amenazante de Wei WuXian.

—Está en la montaña Yintiao, pensamos que era solo un espíritu menor. Pero-pero, era otra cosa... La mitad de los discípulos están muertos y el líder Jiang se quedó defendiendo a los que aún seguían vivos.

Sus ojos refulgieron con ira, si algo le sucedía a Jiang Cheng, él simplemente...

Sacó a Chenqing de su cinto, tocando una melodía que hizo que Wen Ning acudiera al instante. Él ya no podía volar en una espada, así que se sostuvo de él y de un solo salto desaparecieron, viajando ágilmente por las copas de los árboles, tan rápido como les era posible.


Menos de medio shíchen después, llegaron a la zona donde se suponía que Jiang Cheng iba a investigar. Wei WuXian dio un rápido vistazo, el rastro de sangre y árboles destrozados le dijo por dónde ir. Todo estaba extrañamente silencioso y por un momento temió lo peor. Recorrió el lugar con celeridad, atento a cualquier sonido o indicio que le diera una pista del lugar donde se encontraba Jiang Cheng. Estaba considerando seriamente levantar a todos los muertos de los alrededores para buscarlo, cuando escuchó un leve quejido proveniente de una de las arboledas cercanas. Corrió hasta ahí y a punto estuvo de tropezar con uno de los discípulos que yacía cuan largo era sobre el suelo; le faltaba un brazo y su torso estaba empapado en sangre. El hombre se encontraba pálido y agonizante, desangrándose rápidamente.

Entre propuestas y confesiones [XianCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora