Capítulo 2

413 27 1
                                    

— ¡Hola chicos! — Saludó alegremente el rubio — traigo aquí las telas para exponerlas, lo único que falta es un maniquí que por casualidad no tendréis ni habréis comprado ¿Verdad?

Los hermanos Lee se miraron confundidos y se sintieron avergonzados porque no se habían acordado de ese pequeño detalle.

Tras un silencio algo incómodo, Hyunjin pasó a la casa y se quedó pensativo durante un tiempo.

— Puedes servirnos de modelo, Hyunjinnie... si quieres — lanzó Félix como indirecta algo tímido, y dió un golpe sutil con su pierna a su hermano, quién apoyó la petición del peliblanco.

— Sí, además la paleta de colores que trajiste creo que combina muy bien con el color de tu piel... — Respondió el pelimorado, quién le dio un vistazo desde arriba hacia abajo mientras navegaba por sus pensamientos.

El codazo de Félix fue lo que le hizo volver de nuevo a tierra. Y ambos procedieron a traer las tijeras, agujas e hilos a aquél amplio salón para comenzar con el trabajo.

El silencio por la concentración que los tres tenían por el trabajo era todo lo que se escuchaba en aquella casa, la cual el señor y la señora Lee habían dejado bajo responsabilidad de sus hijos, ya que tenían un viaje importante de negocios.

Una vez que habían acabado de organizar el tipo de telas que Hyunjin iba a probarse para crear aquella línea de ropa que tenían que exponer, comenzó a desvestirse hasta quedarse en boxers.

Felix fue el primero en medirle y probarle la primera tela que él escogió.

Cuando se acercó a su espalda para medirle los hombros, dejo reposar sutilmente su rostro en su hombro, y aquel suspiro algo necesitado fue lo que al rubio le hizo voltearse, encontrarse con la cara del pecoso a pocos centímetros de la suya.

Minho estaba de espaldas a ellos dos apuntando algunas características de la tela, si eran lisas, si tenían estampados... Pero cuando se dio la vuelta y vio como el peliblanco estaba encima del rubio en aquel sofá rozándose mientras probaban los labios del otro, algo dentro de él se apoderó, y no, no eran celos.

Le parecía algo atractivo verlos y él también quería formar parte de la satisfacción de aquél rubio.

Y su intimidad lo sabía, pues estaba comenzando a sentirse algo necesitado.

Hermanos | os hyunolixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora