capitulo 2 (parte 1)

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Estaba hay tan delicada, pero tan fuerte, parecía que lo tenía todo, pero le hacía falta tanto, era la combinación perfecta entre el poder y la fragilidad, a lo cual nunca me podía resistir. Cuando la conocí parecía una muñequita, sentía que en cualquier momento se desarmaría, aprendí a cargarla, alimentarla y a amarla, no hizo falta que me pidieran que la cuidara si desde que la vi lo deseaba y comencé a necesitar hacerlo.

Su sonrisa era tan perfecta como siempre solo que su risa ya no retumbaba por toda la finca como antes, pero sus ojos grises como el cielo cuando amenazan con la tormenta seguían brillando y soñando, bajo una línea de pestañas perfecta, su piel blanca como el algodón resplandecía bajo los días de sol y parecía iluminar más con su cabello negro abundante y que cuando lo traía suelto recorría toda su espalda.
Es simplemente la perfección para mí, siempre se impone ante todo y desde que decidió escaparse, me encantaba jugar al cazador que va tras su presa, era el único que la conocía lo suficiente y eso no solo lo sabía yo si no también don Donato por eso siempre me mandaba tras ella, es demasiado fascinante descubrir cada vez más su astucia y sus diferentes maneras de escaparse, no me puedo resistir a ella, cada que la veo siento flaquear el cuerpo, pierdo la noción, he tenido que trabajar muy duro para alejarme de ella y evitarla cuando lo que más quiero es tenerla cerca, así que a aquí voy yo de nuevo, ha pasado ya demasiado tiempo necesito por lo menos percibir su aroma de nuevo para poder vivir sin volverme loco.

- A qué hora piensas salir huyendo de nuevo.

- Franco. Dijo entre chillidos mientras me abrazaba y me daba un beso en la mejilla, sus brazos son tan cálidos, pero seguros, eran capases de curarme las heridas y sus besos, no había sentido labios más suaves, con ellos volvía a todos los momentos buenos que habíamos pasado juntos, me curaban el dolor de no ser de ella completamente y ella toda mía.

- Saldrás a cabalgar.

- Sí, me será demasiado fácil dejar a estos tipos. Dice mientras señala a los tipos que mi padre contrató para que no escape de la finca.

- Marena no intentes escapar de nuevo.

- Vamos, pero si sabes que yo no solo lo intento. Me dijo con una sonrisa pícara y con sus ojos juguetones que me fascinaba perderme en ellos.
- Marena no lo hagas.
- Por qué, esta vez no iras tras de mí.
Por dios Marena por ti iría al mismo infierno de ser necesario.
- Yo siempre iré por ti.

- Entonces ven tu a cabalgar conmigo, así no van estos tipos.

- No puedo Pía, tu padre me está esperando. Además de su padre soy el único que la llama a si y me encanta, le paso mi dedo índice por la barbilla para terminar con un golpecito sobre la punta de su nariz.

- Si claro. Dice volteando los ojos.
- Y como estuvo el viaje esta vez.

- Pues lo mismo de siempre, la gran ciudad, los grandes hoteles, las elegantes cenas, ya sabes lo burócratas que pueden llegar a ser, llenas de hombres de traje y corbata que se hacen llamar elegantes, importantes, los que quieren respeto y admiración solo por tener dinero y donde solo con una mano te podría contar las personas que realmente valían la pena, que te puedo decir, he tenido mejores cenas y viajes.

- Que aburrido.

- Si nada como estar a aquí o trabajar en campo abierto.

- Si lo odias tanto como yo, por que no te quedas o tengo una mejor idea escápate conmigo, juntos nunca nos encontrarían y podríamos conocer hasta el fin del mundo. Me dijo con los ojitos llenos de esperanza.
- Bueno alguien tiene que cuidarle la espalda a tu padre de todas las alimañas que están tras de él.

- Haces falta a aquí te extraño Franco, eres el único que me da batalla con las armas y Seúl.

Seúl es una yegua negra con la que me encanta salir a cabalgar con ella he tenido grandes victorias y derrotas contra brezza y Pía.

Beso Italiano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora