stay ━━ changlix.

Capítulo final | Promesa.

La sensación de respirar por simple reflejo se siente real al punto de desesperarlo. Changbin ha dejado de sentir, y no es que antes sintiera demasiado, pero las palabras que escuchó por parte del director se han metido tan dentro de su cabeza que simplemente no deja de pensar. Es como sí quisiera carcomerlo vivo; como bacteria mortal, sólo que aquí no tenía tanta suerte, porque él seguía vivo.

“Felix no es real.”

Maldición.

Felix nunca lo ha sido.

Maldición. Mil veces maldición.

Por primera vez, luego de tanto tiempo, es realmente consciente de su enfermedad. No tiene cura y siempre tendrá recaídas como esta.

一Nunca había visto un brote psicótico tan grave como el de este paciente. 一la enfermera que monitoreaba a Changbin a través del ventanal, le comenta a su compañera. Ésta simplemente observaba cómo el muchacho intentaba por todos los medios salir de esa cama, sin éxito. Sus fuerzas no eran suficientes, estaba demasiado dopado.

一Yo tampoco. Ha tenido tres crisis en los últimos dos días. La verdad siento lástima por él, no tiene a nadie. 一comenta la mujer de oscuros cabellos, soltando un suspiro al lamentarse mientras salían ya de la habitación. Changbin les había escuchado, pero su somnolencia era tanta que apenas podía mantener su cabeza.

一¿Estás segura que no tiene a nadie?
一pregunta, más por curiosidad que por otra cosa.

一Busqué en sus expedientes, y el único número de contacto ha respondido que no lo conocen. 一contestó la otra con pesar, casi sintiendo lástima. El trabajo de la enfermera se trataba de dar comodidad al paciente para que así siguieran al pie de la letra el tratamiento, pero no se sentía completo sí no se lograba tener un acercamiento con la familia. Claramente Changbin no lo tenía, haciendo que sus posibilidades de mejorar fueran reducidas a un porcentaje tan bajo que, probablemente, viviría una vida de encierro.

一¿Viste al nuevo doctor? Está guapísimo. Es demasiado joven, de seguro que es un genio. 一comenta mientras empujaba la silla de ruedas en donde habían ubicado a Changbin, y la otra parecía sonrojarse de sólo recordar su propio encuentro casual con el médico en el pasillo. El carisma del hombre aparentemente era imposible de ignorar.

一Esta mañana me lo presentó el director. Justo ahí me pidió que cambiara las cosas del paciente a su antigua habitación. Me pareció raro, pero bueno, él sabrá. Ni cómo negarse a esa cara bonita. 一la risilla de ambas mujeres hicieron que Changbin sintiera aún más desprecio por ellas. Las odiaba. Le enfermaba que hablaran de él como sí no estuviese presente. Pero ya nada le importaba... No cuando Felix ya no estaba con él.

No cuando ya no lo estaría más.

Y como sí se tratase de un parpadeo, los días avanzaban más rápido de lo que quisiera. Changbin ni siquiera podía ser consciente de ello y aún así le enfermaba. La dosis de los medicamentos se habían reducido, pero seguían siendo lo suficientemente duras como para dejarlo noqueado por varias horas. Ni siquiera era capaz de pensar en suicidarse y acabar con esa pesadilla de una vez. No tenía escapatoria, era preso de sus propios padecimientos.