Terceiro capítulo.

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Roier finalmente salió de la escuela, estaba muy cansado y sentía su mente estallar por tantas cosas que le dijieron e hizo en el día, sin contar que su maestra lo echo de clases...

─ ¡Roier! ─ exclamó una voz muy conocida para él, o al menos la que penso en casi todo el día.

─ Oh, Cellbit, ¿pasó algo, papi?, ¿por qué vienes tan apurado? ─ dio una pequeña carcajada.

─ intentaba alcanzarte antes de que te fueras.

─ Ya veo, bueno, ¿qué es tan urgente?

─ dame tu celular. ─ Roier lo miro confundido, y aunque Cellbit no lo sabía; el castaño ya se había hecho 100 escenarios en donde el brasileño le roba el celular y lo noquea.

─ perate wey, ¿para qué o que? ─ dió un paso atrás.

─ no te lo voy a robar, tonto, solo quiero darte mi número.

─ ah, pues lo hubieras dicho antes, pendejo. ─ el castaño se calmo y saco su celular para entregárselo al brasileño.

Escribió su número, agendandose como "gatinho", además de anotar el número de Roier en el suyo, ya saben, por precaución. Finalmente se lo devolvió a Roier y esté lo agrego.

─ muy bien, llámame siempre que me quieras escuchar.

─ ya quisieras que te marcara a cada rato. ─ en la cabeza de Roier solamente surgían ideas de excusas para llamar al ojiverde.

─ lo harás.

─ ya pues, pinche brasileño, me voy.

Cellbit asintió, y el castaño empezó a caminar hacía la dirección que siempre iba. Pero se percató de que el chico con el que estaba hablando hace menos de un segundo estaba yendo por el mismo lugar.

─ ¿qué pedo, Cellbit?, ¿por qué me sigues?

─ yo no te estoy siguiendo, estoy yendo a mi casa... ─ siguió caminando al mismo paso que Roier. ─ siempre tomo este camino.

─ No mames, wey, ¿cómo nunca te ví?

─ es que antes me iba más tarde, me quedaba con mi grupito platicando.

─ con razón.

─ bueno, ya que estamos, ¿no quieres ir juntos?

─ bien.

...

El castaño y el ojiverde se acompañaron todo el camino hasta sus casas, primero fueron a la de Cellbit porque él era el que estaba más cerca, y ya después Roier se fue a su casa, estaba a solo una cuadra de la casa del brasileño.

Roier entro a su casa emocionado, el viaje hasta su casa fue muy divertido, estuvieron charlando y habían algunas veces que se coqueteaban, le encantaba cuando Cellbit se ponía rojo.

Se percató que su mamá estaba cocinando gracias al olor, su mamá casi no estaba en su casa, tenía que trabajar mucho y ayudar para los gastos de la casa, así que la mayoría del tiempo su casa estaba vacía.

─ Buenas tardes hijo, ¿cómo te fue?

─ Bien, muy bien...─ Roier se sentó en una silla de su comedor, ya que su mamá estaba preparando la comida.

─ ¿hmm?, ¿por qué tan feliz?

─ es que, conocí a alguien.

Oh... meu amor ─ [ guapoduo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora