Aquí estamos de nuevo, en un ambiente oscuro y sin vida, en un escenario elegante lleno de la historia de una familia rota, donde nunca se unirían los pedazos rotos.
Aquel recuerdo que lo perseguía sin importar lo que intentara, jamás escaparía de aquella trampa llamada pesadilla.
El recuerdo ambiguo, pero a la vez detallado de aquel suceso, las katanas chocaban, un duelo de hermanos; muy en lo profundo de su mente quería seguir creyendo que esa decisión fue la correcta, que fue la mejor opción.
Solo tenía que seguir los sucesos al pie de la letra, una lucha que parecía interminable y el golpe final, clavar la katana en el pecho del que llamaba hermano.
Y así fue, todo ocurrió como era de costumbre, pero esta vez se sentía diferente, nunca veía el cuerpo inerte, para él siempre sería un error, ya que sería un recordatorio inédito de su peor pecado.
Pero en esta ocasión sintió curiosidad de ver, algo dentro de él le decía que viera, exactamente esa curiosidad hizo que tomara la decisión.
Y se arrepintió al instante, el propietario del cuerpo no era su hermano, el que le juró protección y lealtad; no, aquel cuerpo era más grande, cubierto por una tela desgastada de color rojo, pero aún más oscuro por la gran mancha de sangre que lo cubría.
Sí, ese cuerpo le pertenecía a aquel que le dio una oportunidad, el que le dio la completa confianza, el que le contó cada uno de sus secretos, el que le ofreció su amor.
Cole Cassidy yacía inerte en el suelo, lamentablemente muerto; Hanzo solo se arrodilló en shock emocional que estaba sintiendo en aquel momento. Esto no podría estar pasando, era lo único que se repetía en su mente. Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.
Su vida no podría empeorar, pero aquí estaba cumpliendo su mayor miedo: lastimar a quienes más ama.
Así que, agarrando la segunda katana, se la acercó a su yugular para hacer el corte. Total, ya no tenía nada que perder.
"Perdóname, Cole. Perdóname".
Y entonces despertó sobresaltado, gritando y haciendo que su compañero de cama también se sobresaltara por la acción de su compañero.
"¿Qué ocurre? ¿Nos están atacando?", aún adormilado, empezó a buscar al intruso inexistente para después darse cuenta del estado de su amante. "Oh, cariño, ¿qué ocurre?" Fue directo a abrazarlo. Brindarle protección fue lo primordial en ese momento.
"Ya pasó, shhh" empezó a acariciar el cuerpo de Hanzo. "Solo fue una pesadilla, aquí estoy". Palabras simples, promesas simples. "No estás solo".
Los únicos sonidos eran aquellas confesiones de amor que Cassidy podía decir sin dificultad y los sollozos descuidados de Hanzo.
"Yo te mataré", confesó.
"¿Qué?" Cole estaba un poco confundido.
"Te mataré porque soy un monstruo". Hanzo quería gritarle todos sus miedos y así hacer que el vaquero razonara para que al final lo abandonara. Es la decisión correcta.
Pero antes de poder continuar, recibió un beso. "A ver, Han", con la atención del arquero por completo, Cass le daría una declaración. "Voy a repetirlo hasta que siempre lo recuerdes".
"Te amo, sin importar tu pasado, tus pecados, tus miedos. Esas cosas también son parte de ti y amaré todo lo que venga de ti". Ahora Cassidy estaba derramando lágrimas. "Las dificultades existen, eso no cabe duda, pero las sobrepasaremos juntos, tú y yo". El abrazo era más fuerte, pero no rudo, era suave, fresco, como el aroma del cielo del desierto.
"Así que si quieres deshacerte de mí, ten en cuenta que eso será imposible". El vaquero solo continuaba abrazándolo hasta que al fin Hanzo se calmó.
Cole creyó que la tranquilidad lo adormeció por completo, por lo tanto, lo acomodó para que al fin descansara. Le diría a Winston que les dé el día libre, lo necesitan.
Cass estaba a punto de quedarse dormido, pero antes de que eso sucediera logró escuchar algo que lo pondrá contento cada vez que lo recuerde: "Cole... Yo también te amo".
Día 4 intimidad/confesiones