Capítulo 21 - "Y se dejó llevar."

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Si, definitivamente sigue sonando como un sueño. "Voy a correrme, Pa"

Al escuchar aquellas palabras, Gavi levantó rápidamente la cabeza, liberando el pene de su boca y sonriendo con timidez. - "Hazlo dentro mío... dentro mío, Pedri."

Pedri abrió sus ojos y pestañeó muchas veces hasta que se frotó los ojos con sus nudillos. Esto estaba pasando de verdad. Y... Gavi lo llama por su nombre.

Se incorporó, apoyándose contra la cabecera de su cama y lentamente Pablo se colocó a horcadas sobre sus caderas. Hubo una breve pausa y Pedri parecía que estaba pensando mucho acerca de lo que estaban por hacer a continuación. Gavi se dió cuenta de que estaba dudando, entonces levantó su rostro con su mano en la barbilla y se inclinó para besar sus labios.

Sí, había mariposas en el estómago de Gavi, fuegos artificiales en su mente y sintió de pronto como un peso enorme se había colocado sobre sus hombros al momento en que besó a Pedri.

Sabía que ahora tenía que hacerse cargo de los sentimientos de su amigo y de los suyos también. Correspondió al beso a medias desde ese momento, porque la confusión invadió su cuerpo y ugh... no. ¿Qué está haciendo? ¡Si ni el sabe lo que quiere! ¿Por qué está ahí? ¡Va a lastimar a Pedri! ¡Va a cagarla una vez más!

¡Vete, Gavi! ¡Vete ahora antes de que Pedri te odie!

El beso se detuvo demasiado pronto, así que Pedri frunció el ceño cuando vio a Gavi negando, intentando moverse. Entendió perfectamente que se había arrepentido de haber ido allí, Entendió que Páez no quería lastimarlo y que prefería irse antes de seguir arruinando su amistad.

Tragó saliva con dificultad mientras lo sostenia con fuerza de un brazo para que no se levantara de la cama. ¡A la mierda todo! Ya no tenía nada que perder, ¿o si?

Pedri: "No te vayas, Pablo"

Gavi: "Debo hacerlo, Ped. No quiero lastimarte, no quiero-yo" - Gavi pauso, intentando encontrar las palabras indicadas para no seguir hiriéndolo. - "No quiero hacerte esto, Pedri. No a tí, no-no te lo mereces"

De repente todo se congeló en su mente y volvió el recuerdo de aquella primera vez. Donde para Gavi tuvieron sexo, pero él hizo el amor.

“Se remordió el labio inferior repentinamente porque ¡Dios! Él estaba a punto de perder su virginidad. Sus manos le temblaban, sus piernas le temblaban, todo él temblaba porque iba a hacerlo, iba a hacerlo justamente con Gavi, y eso es lo que había estado soñando durante tanto tiempo. Estaba feliz y nervioso, por supuesto -ademas de excitado-, pero en el fondo algo le estaba molestando, sin embargo, y eso era el hecho de que esto significaba mucho más para él que para Gavi. Era la primera vez de ambos, pero él estaba enamorado y era triste saber que para su amigo esto era simplemente sexo.”

Pedri volvió en sí y soltó su brazo. "Respóndeme esto, Gavira, - ¿a qué viniste?"

Gavi: "¿No es obvio a lo que vine? He venido a tu cuarto durante dos años para algo, y sabes bien qué es."

Pedri: "Está bien, lo entiendo, pero ahora, hoy, en este momento. ¿A qué viniste?"

Gavi: "A cumplir con un deseo que tenías"

Pedri: "¿A despertarme con una mamada? ¿Tú crees que eso me hace feliz? ¿Piensas que sólo eso quise de ti?"

Gavi: "No, sé que no, pero yo quería hacerlo, quería complacerte" - pausó nuevamente mientras se ponía de pie. - "Perdón, Pedri. Soy un idiota, no debí venir, en primer lugar. No quiero que me odies, no quiero perder tu amistad.”

Pedri: "Páez, nuestra amistad se rompió hace dos años cuando tú y yo tuvimos relaciones por primera vez. Abre los ojos, mira la realidad, nosotros eramos más que amigos y lo sabes."

Eso quizá le dolió un poco. Él no creía eso, Gavi aún lo consideraba su amigo, a pesar de que tenían sexo, le dolió aquellas palabras y fue por eso que negó, caminando hacia la puerta.

Sólo un segundo tardó Pedri en levantarse de la cama y correr hacia él para evitar que saliera de la habitación. Gavi tenía su mano en el picaporte, a punto de abrir aquella puerta cuando sintió el miembro de Pedri apoyar su espalda baja.

Pedri: "Quédate" susurró en su oído. "Quédate..."

Pablo suspiró fuerte, se dio vuelta lentamente y ahora estaban mirándose directamente a los ojos.

Pedri no quitaba su vista de él. - "Quiero..." miró su boca por un instante y volvió a mirarlo a los ojos. - "Quier-necesito que te quedes"

Gavi: "Pedri, no " - negó, bajando su mirada hacia el suelo. - "Esto es lo único que obtendrás de mí. Tú quieres más y yo no puedo ofrecerte más que esto."

Pedri apretó sus labios, frenándose de decir algo, pero volvió a abrir su boca y simplemente lo dijo. - "Entonces déjame tenerte al menos una vez. Pero quédate TÚ, Pablo."

Gavi: "¿Qu-qué? ¿Qué es lo que-"

Pedri: "Deja que ella se vaya por un momento. Quiero estar a solas contigo."

Sintió las tan familiares manos del mayor levantando su remera lentamente, mientras se miraban a los ojos. Los nervios invadieron su cuerpo una vez más porque eran ellos por primera vez, Pedri y él, ellos dos, ningún personaje.

Gavi se quedó inmóvil cuando Pedri se acercó lentamente. Sus ojos estaban puestos en los labios resecos del mayor. Gavi quiso decir algo ¿Quizás negarse, frenar lo que hacían? Pero no pudo decir o hacer nada, porque los suaves labios de Pedri estaban posados sobre los suyos y después todo fue imposible. Asi que cerró sus ojos...

El beso era lento, suave y sin nada de brusco como solían ser los que se daban. Pedri sostuvo su rostro con sus manos, dirigiendo aquel tierno beso con lentos movimientos de cabeza de un lado a otro, y luego sus manos se deslizaron hacia su propio pantalón y bóxer para bajarlos de un sólo tirón. Sus manos se posaron ahora sobre la cintura de Gavi, para comenzar a bajar aquel pantalón de chandal que el pequeño traía. Pablo se dejó hacer, incapaz de protestar porque esto se sentia ¿Correcto? Quizás no lo era, pero se sentía así.

Las manos de Pedri se deslizaron hacia sus muslos, para con fuerza, pero lentamente elevarlo en el aire. Gavi enredó sus piernas alrededor de su cadera, mientras sus manos envolvieron el cuello del canario. Sus labios se mantuvieron presionados en todo momento porque se les fue imposible separarse.

El beso seguía siendo jodidamente lento, suave, hermoso, y Gavi no entendía nada, estaba perdido, perdido en aquel beso, en aquellas caricias que Pedri le estaba regalando.

Su mente le gritaba que saliera corriendo de allí, que esto estaba mal, que se iba a arrepentir, que la estaba empeorando, pero su cuerpo no hizo caso a ninguna de esas advertencias. Era su corazón el que latía con fuerza, indicándole que continuara.

Y se dejó llevar, se dejó enamorar.

꧁sHe (Pedri & Gavi)꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora