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Me acostumbré a tu falta de querer, a que me dejes de lado, a que me apartes, a que tus amigos no me hablen, y me tenga que ir a al cuarto a esperar que se marchen por incomodidad.

Ellos de casualidad me miraban, y a veces me sonreían, pero sucedía muy poco, mayormente solo me sostenían la mirada un segundo y volvían a verte.

Te preguntaban por mí, como si no estuviera ahí, y eso solo me enfurecía.

A veces, uno de tus amigos se quedaba a dormir, pero en el cuarto de invitados, por suerte, nunca en nuestro cuarto.

Esta noche, te acostaste a mi lado y observaste el techo conmigo, de repente sentí tu mano sobre la mía y la sentí fría, la tomé y enredé mis dedos para darte calor, te escuché suspirar y soltaste mi mano y me diste la espalda. Comencé a oir tu llanto.

Me senté en la cama y te miré.

¿Por qué era tan difícil amar?

Volví a acostarme, me cubrí con las mantas y te abracé con fuerza, sentí como dejabas de llorar poco a poco y te quedabas dormido, sonreí aliviado y besé tu nuca.

Susurré un "Te amo" y me quedé despierto para cuidarte.

La última noche『Hyunliix 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora