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Con la ayuda de Edmin, Arala llegó a la oficina y se concedió un pequeño descanso. Solo unos minutos para que su cara pereciese menos demacrada por su desafortunado encuentro.
Cuando consiguió recomponerse fue hacia su cubículo donde ya le espera un cliente.
Arala tomó asiento y saludó de forma rutinaria al hombre y al niño que lo acompaña.- Buenos días, mi nombre es Arala y voy a ser la responsable de su iniciación en este proceso. Dígame, ¿viene para ofrecerse a trabajar como durmiente o a contratar los servicios como potenciado?
- ¿Tengo pinta de tener dinero como para ser potenciado? - La verdad es que no, venía vestido de calle y no se había duchado, se notaba el sudor en su calva. Pareciera que ha pedido un descanso en el trabajo para venir.
- No es mi función la de determinar si usted es o no un tipo de persona u otra
El hombre puso cara de asco a esa respuesta, una reacción común a hablar con un oficinista en su trabajo supongo.
- Vengo a ser durmiente, me hace falta el dinero para criar el chico - señalo al jovencito a su lado, no debía tener más de seis años.
- Muy bien, en ese caso permítame explicarle co-
- Sé perfectamente como funciona esto, no me ande explicando cosas de conocimiento público como si fuese imbécil.
Un insulto se arremolino en la boca de Arala. Consiguió contenerlo y tragarlo.
- Discúlpeme señor...
- Fanchez, Paulo Fanchez.
- Señor Fanchez, estoy en la obligación de informar a los clientes de lo que conlleva el contrato, lamento que se le haga bola pero le ruego paciencia.
Paulo resopló pero no se quejó de nuevo.
- Esta bien. A usted como durmiente se le implantará un fragmento previamente vinculado de yintita. Esto permitirá que, durante su tiempo de trabajo, gran parte de la energía que usted produzca irá destinada a su potenciado correspondiente. Podrá trabajar las horas que usted decida. Su sueldo variará proporcionalmente a las horas trabajadas. Si lo desea podrá elegir a que persona ceder su energía, los durmientes de militares reciben un mejor salario debido a su horarios más irregular y a que usted deberá adaptarse al horario de dicho soldado. ¿Desea seleccionar a su potenciado?
- Un militar, cualquiera me vale.
- Bien - Arala le desliza un documento a Paulo.- Necesito que rellene esta documentación, en los próximos días se le notificará la fecha de su operación. No tiene efectos secundarios y el cuerpo no rechazará el implante.
El hombre a desgana rellenó el documento y se marchó con su hijo con paso derrotista, hay gente que realmente detesta este trabajo a pesar de lo cómodo que es. Arala no hubiese tenido problemas para trabajar de durmiente si lo hubiese necesitado.
No es el trabajo de ensueño de nadie, pero tampoco es una tortura. Arala decidió dejar de pensar en nimiedades como esa y se puso a seleccionar algún militar disponible para Paulo.
Poco después de comenzarla alguien se acerca a ella, es Harold, uno de los potenciados a cargo de la seguridad del edificio.- Buenos días Arala, el señor David me envía a buscarte. - con su cara asco de costumbre me habla como si me escupiese, le repugnaba este hombre.
- Buenos días Harold, voy ahora mismo - se levantó y se dirigió hacia el despacho del señor David escoltada por Harold. Harold le daba la impresión de que los requisitos para convertirse en potenciado eran muy bajas, no cualquier debería recibir mejoras físicas.
Al llegar al despacho el potenciado se quedó fuera y ella entró, correcta y educada como siempre saludó a su superior, jefe regional en la asignación de vínculos. David estaba ocupado con unos documentos, por lo que llegó a ver Arala de camino a la silla estaba buscando durmientes con buenos parámetros para asignárselos a un coronel. Aunque los coroneles rara vez combatían. No era muy lógico ultrapotenciarlos a menos que sea una estupidez de esas que se hacen en nombre del honor o una estrategia militar. Desgraciadamente sería lo primero, malgasto de recursos.
Pero eso no iba con ella, David la miró y sonrió con sus finos labios enmarcados por esa cara alargada y fina. A pesar de que sus rasgos por separados no eran nada del otro mundo el conjunto de ellos lo hacían atractivos, sus ojos grises e inteligentes, su pelo espolvoreado con algunas canas sobre negro y bien peinado, sin olvidar su altura, no excesiva pero si la justa como para portar un traje con la elegancia que este merece.
- Buenas Arala, siéntate por favor - la voz de David la sacó de su ensimismamiento y se sentó.- ¿Deseaba verme señor?
- Sí. Verás Arala, - suelta todos los documentos ordenadamente y entrelaza sus dedos - ha llegado a mis oídos que has tenido un pequeño problema esta mañana de camino al trabajo, ¿es eso cierto?
- Sí - mierda, no le había dado tiempo a pensar una excusa, pensó que tardaría más en enterarse-, lo lamento mucho señor perdí--
- Arala por favor, cálmate, déjame contarte algo. - David se levantó de su silla y comenzó a deambular con paso tranquilo por la habitación, concretamente alrededor de ella - En esta empresa somos como una gran familia una vez uno se establece bien en ella. Tus padres lo hicieron. Eran los respetados señores Burman, tu madre una científica brillante que descubrió cosas realmente importantes sobre la yintita y tu padre un hombre de negocios de pies a cabeza, sabías que si él se encargaba de un proyecto de una manera u otra llegaría a buen puerto.
Arala tragó con fuerza, recordar a sus padres le dolía, menos que cuando era niña pero hay heridas que no cierran nunca. Apenas sabía nada de ellos porque formarse una imagen completa de ellos le haría comprender en su totalidad lo que aquellos asesinos le habían arrebatado.
Una pérdida duele menos si no sabes exactamente cuanto valía la pérdida, aunque ya dolía horrores sin los detalles, no quería tener más. Pero debía mantener la compostura ante su jefe, su ansiedad la llevó a juguetear con un pellizco de su pantalón.- He oído que no te gusta tocar ese tema y ahora veo perfectamente que es así, y lo lamento. Fui aprendiz de tu padre, los respetaba, tuve el honor de conocer a tu madre en un par de ocasiones. Ellos se alzaron de la nada, como una revelación y hicieron esta empresa una mucho más grande y fuerte. Por ello Energy Eliadris te ha criado, te ha dado todo lo que has necesitado y más. Y no desean, deseamos, nada por tu parte. Es lo mínimo que podíamos hacer por ellos. - hizo una breve pausa- A lo que quiero llegar con esto es que queremos ayudarte con tus problemas y puedes contar con nosotros. -le puso una mano sobre el hombro a Arala-
- Se lo agradezco mucho señor, de verdad - se relajó al ver que su puesto de trabajo no peligraba, no de forma inminente al menos.
- ¿Quieres que hablemos de lo de esta mañana?
- No, señor, estoy mejor ahora, pero le haré saber si necesito su ayuda
- Está bien, puedes seguir con tu trabajo entonces.
Arala se levantó de la silla y fue hacia la puerta.
- Arala, recuerda que es importante la buena imagen en nuestra empresa. Antes de permitir que ocurra lo de esta mañana pídenos ayuda, ¿está bien?
Un escalofrío recorrió su espalda, ahí estaba la amenazada, la puntilla que esperaba.
- Sí, señor, lo sé y lo lamento. Muchas gracias. - Salió del despacho de David y volvió a su puesto, a pesar de lo revuelto que le había dejado el estómago y la cabeza continuó atendiendo clientes y asignando vinculados. Aunque su selección era provisional hasta que cada una de las partes se hicieran los exámenes médicos pertinentes.
Tras darle vueltas sin parar durante todo el día lo había decidido. No permitiría que ocurriese lo de esa mañana de nuevo. Iba a solucionarlo, por sus padres y por su propio futuro.
Encontraría al responsable del asesinato y lo llevaría ante la ley.
No haría nada de momento, necesitaba un plan, pero estaba segura de una cosa. Esto sería muy grande para una sola persona, necesitaría ayuda y solo había una persona que estaría dispuesta a escucharla.- ¡Edmin! Te invito a una copa.
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Durmientes: El nacimiento de los Insomnes
FantasyDurmientes es una historia ambientada en Raildas la capital de Suzure. Narra la historia de Arala, una joven que trabaja para Energy Eliadris, la mayor empresa del país, encargada de los vínculos personales y, por extensión, del negocio de los Durmi...