Y el príncipe Flint al sentirse querido ya no estaba enfadado, ya no estaba abatido, todas las tardes reía y jugaba mostrando a sus amigos lo alto que saltaba.
El rey Pucklebee le pidió su mano y él se la descosió y se la dio, muy ufano.
¡No me refiero a esto, cabeza de higo, lo que yo quiero es que te cases conmigo!
El príncipe Flint volvió a coserse el brazo y los dos se casaron a finales de marzo.
Y reinaron felices en Cajón de Madera, más allá del sillón, junto a la Papelera.
Fin.
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El Principe Flint
Roman d'amourLos juguetes del cajon de Madera viven molestando al príncipe Flint por su enorme cabeza y nariz de botón. Un día cansado de las burlas, el príncipe decide abandonar su cajón. Cerca de la Mesa conocerá el rey Pucklebee, un monarca que le enseñara...