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BeomGyu lo agarró desprevenido.
Pudo sentir cómo los trabajos, sobre la mesa, caían al suelo estrepitosamente mientras BeomGyu lo empujaba contra ella. TaeHyun ni siquiera alcanzó a protestar como correspondía, pues de forma inmediata la boca del Alfa se posó sobre sus labios, y le estaba besando como nunca lo había hecho antes.
Lo estaba besando como si quisiera comérselo, y ese pensamiento hizo que su Omega gimiera con clara necesidad.
Las manos de BeomGyu se colaron bajo su ropa, acariciando su cintura. Fue en ese instante en que TaeHyun, mareado por el beso, sintió su húmeda entrada.
Empujó a BeomGyu un poco, lo suficiente para que ahora comenzara a besarle el cuello, y el Omega gimió. Sus feromonas inundaban el aire de la oficina, por lo que alguien no tardaría en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo allí.
Bueno, ¿y qué importaba? BeomGyu era su novio, pensó en la bruma del placer, era su Alfa. Ellos se querían, se querían demasiado, ¿acaso ya no era el momento de tener ese ansiado momento íntimo?
No. Pero no allí. No en ese lugar.
— BeomGyu — gimió TaeHyun, y el Alfa frotó su entrepierna contra la del Omega. Sintió la dureza y humedad a través del pantalón —, yo necesito... necesito...
— Te necesito — gruñó BeomGyu, y TaeHyun gimoteó —, mi bebé...
— Sí, sí — aceptó el menor, pero trató de mantener la calma. — Deja... deja que llame a... a YeonJun. YeonJun, sí — trató de aclarar sus pensamientos. — Él... él nos puede llevar a tu departamento, y allí...
— Te haré mío — jadeó BeomGyu, y volvió a besarlo. La mente de TaeHyun pareció derretirse con ese nuevo beso, con el hecho de sentir la lengua contra la suya.
A pesar de sus palabras, el Alfa no se calmó los siguientes minutos. TaeHyun se volteó boca abajo sobre la mesa, sintiendo suaves embestidas por encima de su pantalón. BeomGyu se comportaba como un Alfa en extremo caliente, no el hombre serio y controlado que conocía, y esa idea casi lo enloqueció.
Marcó el número de YeonJun desde el celular de BeomGyu, aferrándose a la madera y tratando de aguantar los gemidos de su boca.
— Hola, BeomGyu — saludó YeonJun.
— YeonJun — jadeó TaeHyun, moviéndose y tratando de que el Alfa lo soltara, pero solo le hizo soltar un gruñido —, soy... soy Tae...
— ¿Ah…? Hola, TaeHyun — el otro Alfa sonaba desconcertado. — ¿Pasa algo?
— ¡Sí! — chilló TaeHyun. — BeomGyu, él... él está en celo, y necesito... Estamos en su oficina, pero...
— ¡Oh, demonios! — YeonJun soltó otro par de groserías. — Vale, bien, voy a buscarlos.
