¿Todos tenemos algo con que pelear verdad?.
Todos peleamos con algo internamente.
En algún momento siempre lloramos, felicidad, tristeza, agobio, emoción, ira, etcétera...
Pero siempre hay alguien que te hace sonreír.
Siempre hay una persona que te revive y te enseña cosas nuevas... Cosas que nunca te importaron, ves tus miedos de manera diferente y todo se vuelve diferente.— Lucius... Lucius, despierta... Conseguimos un nuevo lugar. — el joven fue abriendo poco a poco los ojos, cansancio, dolor y lágrimas reflejaba el rostro del contrario, se levantó sentándose en el colchón que reposaba en una cama echa de caños y fierros. — puedes ir a la Universidad, ya pasaron varios meses, nadie debe recordarlo y menos una Universidad al otro lado del país hijo.
El contrario asintió mirando a su madre, la cual seco sus lágrimas y beso dulcemente la frente contraria, mientras ayudaba a este a levantarse de la cama, notando lo rasgado del colchon y el relleno salido, caminaron juntos hasta la puerta del baño y dejó que entrará completamente solo, abrió la ducha y se sentó en la bañera abrazando sus rodillas sintiendo como el agua caía en su espalda, no se había quitado la ropa, ni si quiera las medias, simplemente dejó que el agua lo mojara completamente.
[...]
Luego de bañarse adecuadamente bajo las escaleras pasando por su cuarto depresivo y lleno de marcas de garras.
El desayuno estaba sobre la mesa, comió absolutamente todo... Aunque seguía con hambre, la tabla de madera estaba completamente llena de comida, toda para el... Se la había terminado y no le alcanzó, su hambre era incontrolable, pero su madre investigó y una piedra color Esmeralda lo ayudaba a controlar lo que le atormentaba, gracias a esto evitó muchos accidentes... Menos ese.— ten, no te olvides de esto... ¿Quieres que te acompañe?, no tienes que ir solo pequeño. — su prima habló apareciendo por las escaleras con su collar de castigo (según el) vestida y lista para ir a trabajar, el chico levantó su teléfono y observo la hora... Era tarde para la contraria.
— n-no, es tarde, tenemos casi el mismo camino, vamos, yo me encargo de llegar hasta el Instituto. — por fin escucharon la voz de este luego de días, días de estar encerrado llorando, días donde le tenían que pasar comida por una pequeña compuerta, días donde vecinos se quejaban por ruidos, golpes, gritos y gruñidos... Policía, incluso hasta el control de animales llegó a la casa un día y tuvieron que actuar completamente normal... Cuando nada en esa casa lo es. — vamos.
Ambos tomaron rumbo hasta la parada de colectivos, no sin antes agacharse hasta la altura de su prima dejando que le pusiera dicho collar, que lo tranquilizaba tanto, que lo hacía sentir tan feliz y en paz.
Absolutamente todo en el cambio de un segundo a otro, su postura, su mirada, su carácter.
Hablaron gran parte del camino hasta que la contraria bajo y el se quedó solo con sus pensamientos... ¿Y si ocurría otra vez?... No podía arruinarlo todo otra vez, algo lo va a hacer estallar, alguien lo va a traicionar...
No otra vez...No.
No.
No.
No.
No.
No.
No.
NO.
una notificación en su celular lo sacaron de sus pensamientos, su madre mando un mensaje "espero que la pases bien, te amo, cuidate y tranquilo, nada malo va a pasar."
Este contestó con cariño al igual que el mensaje recibido y sonrió poniendo un poco de música en sus auriculares, no quería seguir con sus pensamientos estúpidos.
Dejó que la música lo envolviera y se distrajo del mundo exterior, hasta que alguien le tocó el hombro, un chico sonriente le estaba hablando, se encogió en el lugar y asintió de manera inconciente, hasta que se dio cuenta de que no estaba escuchando, se quitó los auriculares y la capucha al mismo tiempo...