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¿Saben?.
siempre hay un arcoíris.
Siempre hay una luz en la oscuridad.
Un brillo entre lo más retondo de la agonía.
La flor de loto que crece en el pantano.
La flor más rara de todas creciendo entre la mucosidad, entre el barro, entre cosas malolientes y musgos.
Cosas maravillosas luego de cosas sombrías careciendo de calor.

Respirando profundamente caminó junto con su prima escondiendo lo que más podía las heridas y golpes, maquillo un poco los de su rostro y se dirigían ambos hacia la parada, esperando el colectivo.
Se mantuvo pensativo y estático, sin mostrar muchas expresiones...
Pero en tiempo atrás, que le pasará una caída tan fuerte lo hubiera dejado mucho tiempo tirado en una cama o encerrado en su hogar.

- ¿quieres volver a casa?, yo voy y aviso porque no vas a asistir cualquier cosa. - Lucius despertó de un segundo a otro y miró a su prima a su lado, también los alrededores, se sentía desorientado.

- no estaba prestando atención sinceramente... No, yo puedo, no quiero encerrarme otra vez. - explicó mientras rascaba su cabeza y sacudía su pelo mojado. - ¿como te esta yendo en el trabajo?.

- bien... Posiblemente me cambie a uno mejor. - Lucius con una sonrisa abrazo a su prima, la reacción era mínima a lo que en realidad sentia, su cuerpo ardía y su mente estaba batallando con ella misma, no podía expresarse de buena manera en ese preciso momento. -

- vas a pod- - el colectivo llegó y ambos subieron antes de que este se vaya sin ellos, el chico de manera cansada simplemente se apoyó en el hombro de la contaría y le dió un suave beso en la mejilla para luego suspirar, estaba cansado... Pero no iba a dejar que todo lo que su mente le decía lo volviera a tirar. - vas a estar mucho mejor en el nuevo trabajo.

Ya una vez dicho esto ninguno habló de nada, no era porque no querían, podrían haber hablado todo el camino.
Simplemente gozaron de la compañia del otro y cuando sus caminos se separaron ya que ella se bajaba un poco antes, el siguió tranquilamente en el asiento.
Sus ojos pesaban.
Su mirada ardía.
Su cuerpo dolía.
Y aún así.
Su corazón latía.

Bajó por fin llegando al gran lugar y cuando avanzó unos cuantos metros, se sobresalto al ser abrazado por unos brazos, una chica la cual se había convertido en amiga de Lucius lo abrazaba y casi llorando le pedía que no volviera a desaparecer de esa manera, Lucius suplico que lo soltara, porque en lugar de ser un abrazo reconfortante, era totalmente lo contrario.
Fue una tortura amorosa de unos pocos segundos.

- tranquila Melany, juro que es la última vez que me sucede algo así. - habló con un tono de voz suave y dulce, mientras que se sostenía el estómago, ya que los vendajes en este dolian demasiado. - tuve una recaída, pero ya me recuperé... Un poco.

- aún así, dame señales de vida, tonto, no quiero que te suceda nada malo. - Lucius asintió sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas, sintió su corazón siendo estrujado, como si lo llenarán de amor y este se sofocara por el encierro que se hacía así mismo... Ya que no se permitía ser amado. - vamos, llegaremos tarde, si quieres puedes apoyarte en mi para que estés más cómodo.

- tengo que ir con el director primero. - explicó comenzando a caminar, sus prendas iban rozando a cada paso con su piel y esto le generaba una especie de agobio extraño, no quería sentir eso, pero no le queda de otra, desnudarse no era una opción, salir corriendo y esconderse mucho menos, pero al no saber cómo reaccionar a sus sentidos comenzó a respirar de manera pesada. - ¿tienes algo para tomar?. - preguntó al instante fue respondido, la chica le ofreció una botella plástica rellena de agua, al segundo este la tomó y vacío un poco del contenido en su boca. - gracias. - contestó devolviendo tal.

- ¿estas bien?. - Lucius asintió mientras se obligaba a si mismo a caminar de manera recta, a no encorvarse y tirarse al suelo, quería hacerse un bollo en este y llorar, gritar, desahogarse, ¿pero por qué?, estaba bien, había tenido un ataque ¿y qué?, es solo un estúpido ataque. - no creo que estés bien, ¿quieres que llame a alguien?.

La Bestia Que Hay En Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora