Querido lector, ha llegado el momento de hacer nuestras apuestas sobre la nueva temporada social. Consideremos la casa del varón Federinton. Tres señoritas endilgadas en el mercado matrimonial como tristes cerdas por su mamá, de mal gusto y sin tacto.
Mejores posibilidades podrían existir en la casa de la viuda vizcondesa Bridgerton. Una familia asombrosamente prolífica conocida por la bendición de tener hijos perfectamente apuestos y bellísimas hijas.
—¡DAPHNE, EMMALINE, DEBEN BAJAR YA!.—Emmaline escucho el grito de su melliza desde la planta baja de la mansión.
Cuanta perfección, sin duda.
Emmaline sonrió nerviosa mientras bajaba las escaleras.
—Ya estoy.
Salieron de su casa al mismo tiempo que las Federinton salían de la suya.
—Hallie, ¿Lo tienes?.—pregunto Emmaline haciendo referencia a su velo.
—Claro que sí, señorita Bridgerton.—la doncella sonrió.
Emmaline se subió al carruaje junto a sus hermanas, estaba muy callada. Pero sonriente.
Ya habían llegado al castillo de la reina Charlotte, donde llegó Anthony.
—Anthony, estás aquí.—Daphne estába sorprendida.
—Por supuesto hermana, es un importante día para ustedes y la familia.—Anthony intento darle una sonrisa.
—¿Dónde estabas?.—pregunto Emmaline pero su madre la interrumpió.
—¿Ah, pero llegas tarde verdad?.—Violet tomo a Emmaline de un brazo y a Daphne de otro.
—¿Entramos?.
Hoy es un día de suma importancia y para algunas es aterrador, pues hoy es cuando las señoritas casaderas de Londres, son presentadas ante su majestad, la reina. Que Dios se apiade de sus almas.
Emmaline Bridgerton tenía un revoltijo de emociones, si no se detenía comenzaría a hiperventilar.
—Señoritas Daphne y Emmaline Bridgerton. Presentadas por su madre, la muy honorable la viuda vizcondesa Bridgerton.
Era hora. Las puertas se abrieron, por lo que ambas empezaron a caminar. Iban las dos a la par.
Al llegar hicieron una reverencia hacía la reina Charlotte, la cual se levantó y empezó a caminar hacia ellas. Primero levantó a Daphne del mentón.
—Perfecta, mi niña.—la reina Charlotte dejo un beso en la frente de Daphne. Luego se dirigió hacia Emmaline.
—Reluciente, como un gran diamante en bruto, mi niña.—la reina también dejó un beso en la frente de Emmaline.
Cuando la reina Charlotte termino, ambas retrocedieron y se arrodillaron.
—¿Esto de verdad está pasando?.—pregunto Daphne hacia su madre.
—Sigue sonriendo querida, todos te observan. Ahora más que nunca.
Pero, como sabemos, mientras más brilla una dama, más rápido puede arder.
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𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍 (𝐄𝐌𝐌𝐀𝐋𝐈𝐍𝐄 𝐁𝐑𝐈𝐃𝐆𝐄𝐑𝐓𝐎𝐍)
De TodoLa temporada social ha comenzado y con ella los cortejos, matrimonios y aún más importante, los escándalos. Y esta autora esta segura de que está vez no habrá un diamante de temporada, si no dos. Hagan sus apuestas, está autora asegura las ganará to...