Sin remedio

Si tú supieras

Resumen: La cena de de V-league se está alargando más de lo esperado y Atsumu está ansioso por llevarse a Sakusa a un lugar más privado.

Advertencias: universo canon. Post time skip. Spoilers del manga. Amigos con beneficios. Alguna palabra malsonante.

Este fic fue escrito para la actividad "Luismiverso" del Club de Lectura de Fanfiction y está inspirado en la canción "Por debajo de la mesa" de Luis Miguel.
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La cena de la V-league estaba siendo más larga de lo esperado y Atsumu no sabía cómo iba a resistir. Se suponía que una vez terminase, Sakusa y él iban a disculparse y marcharse a casa a descansar.

Aunque descansar no era más que un eufemismo para lo que tenían en mente.

Hacía menos de un mes que se habían enrollado por primera vez y, desde ese momento, parecían animales en celo.

«Suerte del descanso navideño», había llegado a pensar Atsumu después del fin de semana que estuvieron solos en el piso que compartían con otros compañeros del equipo.

De hecho, le había sorprendido esa faceta de Sakusa —por supuesto, gratamente— y la estaba disfrutando cuanto podía, pues el miedo a que volviese a sus sentidos y le mandase a paseo planeaba sobre su cabeza cada día.

Lo cierto era que no habían hablado nada sobre ello, así que no tenía claro lo que estaban haciendo, ni lo que podía durar, ni lo que eso significaba para Kiyoomi.

Aunque sí sabía lo importante que era para él eso que tenían ahora (fuera lo que fuese). Y es que, desde hacía años, tenía un cuelgue importante por Sakusa, así que todo lo que estaba viviendo le parecía un sueño.

—Mierda, ¿aún falta otro discurso? —masculló molesto cuando anunciaron el nombre de Kuroo Testsurō. Inmediatamente recibió un codazo.

—Oye, Tsum-Tsum, no te pases que el que va a salir es mi bro.

Miya se sintió un poco avergonzado, pues no era consciente de haber hablado en voz alta.

—Perdona, Boku, es que tengo que ir al baño —se justificó con la primera idea que cruzó por su mente.

—¿Y por qué no has ido antes?

—Antes no tenía ganas.

—¿Y te han venido de repente? A ver si te ha sentado mal algo de la cena.

—No creo que sea eso.

—A lo mejor estás nervioso —intervino Shouyou— porque a mí me pasaba eso antes de los partidos y siempre tenía que ir al baño y...

—No estoy nervioso —le interrumpió.

—¿Y no puedes aguantarte un poco? ¿Acaso eres un niño? —La pregunta en este caso vino de Sakusa, que estaba sentado a su derecha.

Atsumu le miró molesto, pues él mejor que nadie debía saber el porqué de su estado. Pero después le sonrió, murmurando entre dientes:

—Puedo aguantar todo lo que sea necesario. No estoy tan desesperado.

—Entonces guarda silencio que va a empezar el discurso —advirtió Sakusa justo cuando los aplausos cedían y el representante de la asociación japonesa de voleibol se preparaba para hablar.

Miya tuvo que morderse la lengua para no soltarle una grosería.

«Si no estuvieras tan bueno...»

Se colocó bien en su asiento y se dispuso a escuchar.

De pronto sintió una mano deslizarse por su muslo que, oculta de miradas indiscretas gracias al mantel, iba ascendiendo peligrosamente hacia su entrepierna.