Capítulo 2: El Rincón de las Emociones

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El sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente la habitación de Claudia. Era un nuevo día y con él llegaban nuevas posibilidades. Claudia se despertó sintiéndose llena de energía y emoción por lo que el día le depararía.

Después de desayunar, Claudia se dirigió al instituto. En su camino, sus pensamientos estaban llenos de las palabras que había compartido con Alejandro la noche anterior. La idea de mostrarle sus poemas a él y al mundo la llenaba de emoción y nerviosismo. ¿Estarían listos para ser compartidos? ¿Serían suficientemente buenos?

Llegando al instituto, Claudia se encontró con su mejor amiga, Elena. Ella era una chica alegre y enérgica, siempre lista para apoyar a Claudia en todas sus aventuras. Elena notó la expresión ansiosa en el rostro de Claudia y le preguntó qué sucedía.

Claudia le confesó a Elena sobre su encuentro con Alejandro y cómo compartieron su pasión por la poesía. También le habló de su deseo de mostrarle sus propios poemas. Elena sonrió con entusiasmo y animó a Claudia a seguir adelante con su plan.

La primera clase del día fue literatura. La profesora, la señorita Martínez, era conocida por su amor por las palabras y su habilidad para transmitir su pasión a los estudiantes. Hoy, la señorita Martínez anunció un proyecto especial: cada estudiante tendría la oportunidad de compartir una pieza de escritura personal frente a la clase.

Claudia sintió un escalofrío recorrer su espalda. Esta era la oportunidad perfecta para mostrar sus poemas, pero también significaba enfrentar el juicio y la atención de todos sus compañeros. Sin embargo, su deseo de expresarse y compartir su arte era más fuerte que sus miedos.

La señorita Martínez notó la vacilación de Claudia y se acercó a ella con una sonrisa cálida. La profesora le recordó a Claudia que la poesía era un medio poderoso para transmitir emociones y conectar con los demás. La animó a aprovechar esta oportunidad y compartir su voz única.

Con un nuevo sentido de determinación, Claudia decidió tomar el consejo de la señorita Martínez y aprovechar la oportunidad. Durante las siguientes semanas, se sumergió en la creación de nuevos poemas, explorando diferentes temas y emociones que llenaban su corazón.

Llegó el día de la presentación. Claudia respiró hondo y se paró frente a sus compañeros de clase. Sosteniendo sus poemas entre sus manos temblorosas, comenzó a recitar sus versos con voz clara y llena de emoción. Cada palabra se convirtió en una ventana a su mundo interior, dejando a todos cautivados por la sinceridad y la belleza de sus escritos.

Mientras Claudia recitaba sus poemas, Alejandro entró en la clase, cautivado por la melodía de su voz y la pasión con la que compartía su arte. Sus ojos se encontraron y una sonrisa cómplice se formó entre ellos, una conexión que solo los amantes del arte y las almas sensibles podían entender.

Al finalizar su presentación, Claudia fue recibida con aplausos y elogios por parte de sus compañeros. Se sintió emocionada y agradecida por la oportunidad de compartir su pasión con los demás. Era el comienzo de un nuevo capítulo en su vida, donde el arte y el amor se entrelazarían en un hermoso susurro del corazón.

Continuará...

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