Cuando Hooch llegó al campo de Quidditch todos los alumnos de primer año ya estaban allí, cambiados ya de sus zapatos habituales a las gruesas botas con cordones, ya que había llovido la noche anterior y el terreno se encontraba lodoso. Algunos alumnos, la mayoría nacidos de muggle, estaban mirando las decenas de escobas tendidas en el campo con un poco de fascinación, o miedo en su defecto. Otros estudiantes simplemente optaron por ignorarlas, siendo indiferentes para ellos; y, los estudiantes que habían crecido con escobas de lujo entre sus manos, criticando las viejas y descuidadas escobas del colegio, como si no fueran suficientes para ellos.
— Buenos días, clase. — Alzó la voz la profesora mientras llegaba al terreno y se ponía en una de las esquinas de la fila de escobas para poder ver a todos los niños.
— Buenos días, señora Hooch. — Respondieron todos los alumnos casi a la vez.
La señora Hooch era una mujer de una edad no tan avanzada como otros profesores que ya habían conocido, con unos ojos impactantes amarillos como el sol y un pelo plateado que cubría toda su cabeza. Lucía un poco estricta, pero a su vez amigable, era extraño. La profesora los miró a todos, sonriendo, antes de comenzar a dar la clase. — Bienvenidos a vuestra primera clase de vuelo. — Tenía un toque de emoción en la voz. — Bien, ¿a qué esperáis? — Dijo al observar dónde estaba cada alumno. — Todo el mundo al lado izquierdo de una escoba. — Todos los alumnos se colocaron al lado izquierdo de una escoba, algunos luciendo más seguros o emocionados que otros. — Extended la mano sobre la escoba, y decir, "arriba". — Indicó Hooch.
La clase no tardó más de un segundo en llenarse en gritos de "arriba", algunos eran inseguros y en tono bajo; otros demasiado fuerte, como si le estuvieran gritando todos los pecados del mundo a la escoba; otros lo hacían en un buen tono, pero con demasiada impaciencia... Arcturus extendió su mano en un movimiento natural, como si lo hiciera cada segundo de su existencia, y dijo "arriba" en un tono como si estuviera estableciendo una conversación con la escoba, seguro de sí; provocando que la escoba subiera rápidamente a su mano, lo que originó que una sonrisa orgullosa se esbozara en su cara. Draco tampoco se quedó atrás, ni con la rapidez ni con el orgullo, haciéndolo con la misma elegancia y arrogancia que cualquiera se hubiera esperado de él. En cambio, aunque Emily hubiera conseguido que la escoba se elevara al primer intento, esta se dedicó a tratar de ayudar a su compañera que tenía a la derecha, Olivia, la cual aunque lo estuviera intentando con calma, la escoba apenas se movía unos centímetros de un lado para el otro.
— Una vez que hayáis agarrado la escoba, —comenzó a decir la profesora una vez que vio que casi todos los estudiantes ya tenían la escoba en la mano. — quiero que os montéis. Sujetaos bien, no os vayáis a deslizar hasta el extremo. — Todos los alumnos comenzaron a poner la escoba entre sus 2 piernas y agarrar con firmeza la escoba. — Cuando haga sonar mi silbato, quiero que cada uno de vosotros dé una fuerte patada al suelo. Mantened firmes las escobas, elevaos un instante, y descender inclinándoos ligeramente hasta tocar el suelo. — La profesora recorrió todos los ojos de los alumnos con los suyos, asegurándose de que todos lo habían entendido. — Al toque del silbato. Tres, dos... — Un niño comenzó a elevarse antes que cualquier otro, tenía cara de asustado y de no saber qué estaba haciendo. Neville Longbottom.
El niño comenzaba a elevarse más y más, a pesar de que tanto la profesora como algunos alumnos le dijeran que descendiera en ese mismo instante. Y, cuando paró de elevarse lentamente, y ya estaba bastante elevado, la escoba comenzó a volar rápidamente sobre el campo de Quidditch. Involuntariamente, juzgando por la cara del niño.
El niño comenzó a chocarse contra las torres de las gradas y a dar vueltas sobre sí, mientras que la cara del mismo cada vez se hacía más asustada, miedosa. Se chocó con torres y torres, con casi cualquier objeto que estuviera por ahí, hasta que finalmente se quedó enganchado en una de las mismas torres. Estaba colgado a una gran altura por una simple túnica. Se veía venir que la túnica no iba a aguantar su peso. Se escucharon algunos gritos silenciosos entre los niños, presas de la preocupación por su compañero, la mayoría de ellos Gryffindor. Comenzó a descender, chocándose con más cosas en el suceso, hasta finalmente terminar chocándose con el césped en una caída no muy agradable.
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The Black Heir - Arcturus Orion Black (PARADA)
FanfictionEl 31 de Octubre de 1981 Harry Potter no fue el único que corrió la mala suerte de quedarse sin padres, sino que ese mismo día un bebé apareció en la casa de los Black, envuelto en una manta y acurrucado en una cesta, con la única identificación de...