Capítulo 1

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Un día de invierno, Claudia, mi mejor amiga, vino a mi casa a pasar la tarde; íbamos a ver una peli antes de salir con las demás.


Me parecía un buen plan, pero no me podría imaginar a quién conocería esta noche.


Habíamos quedado a las 11:30 con las demás en la discoteca, pero Claudia me dijo, ¿Por qué no salimos antes y damos una vuelta hasta que éstas lleguen? La peli había terminado y no teníamos ningún examen que preparar, los del primer trimestre ya estaban hechos y aprobados, así que nos arreglamos y salimos.


No había mucha gente por la calle, supongo que será porque estábamos en pleno invierno. De todos modos, decidimos sentarnos y ponernos al día. Sí, al día, porque aunque eramos mejores amigas, los exámenes nos alejan de todo el mundo, incluido de ellas.


No sé cuanto tiempo llevábamos hablando pero, cuando nos quisimos dar cuenta, un grupo de chicos caminaba hacia nosotras. No les hicimos caso y continuamos nuestra conversación, más llena de risas que de palabras.


Los chicos, sí esos a los que no habíamos hecho caso, se sentaron a nuestro lado, mientras que nuestras caras hablaban por sí solas, o eso pensaba yo, porque, antes de darme cuenta, también estaban saliendo de mi boca.


Todos ellos, incluida Claudia, se empezaron a reír. Mi cara se fue poniendo tan roja que se parecía a los tomates recién cogidos de la huerta de papá.


El chico que se sentó a mi lado, estaba comiendo pipas y llenando el suelo de cáscaras, cosa que me ponía enferma pero ¿Cómo le iba a decir algo, si todavía estaba roja por mi metedura de pata?


Mientras pensaba en ello, él mismo se presentó, creo que me dijo que se llamaba Alex, pero no le hice mucho caso.


De nuevo, me puse a hablar con Claudia pero Alex me lanzó la pegatina que venía dentro de la bolsa de pipas. ¡Era del escudo de mi equipo de fútbol favorito!


Lo cierto es que pensé que Alex quería hacerse mi amiga para después ligar con Claudia, como ocurre siempre; pero ese pensamiento se borró inmediatamente de mi cabeza cuando vi a Claudia hablando con otro de los chicos que estaban ahí.


Alex se dio cuenta de que los estaba mirando y me dijo que se llamaba Lucas y, antes de que me diese tiempo a preguntar, Alex me aclaró que, aunque pareciese extranjero con sus pelo rubio y ojos, bueno más bien ojazos, azules no lo era.


Alex me fue diciendo el nombre del resto de los chicos pero, sinceramente, había desconectado hacía un largo rato. ¿Las casualidades existen? Esa era la pregunta que me impedía reírme de las anécdotas que estaban contando los chicos que acabábamos de conocer.


Cuando me quise dar cuenta, Claudia me estaba llamando. Nuestras amigas estarían en la discoteca dentro de 5 minutos y aún teníamos que llegar hasta allí.


Ambas dijimos adiós a los chicos, pero no nos pudimos despedir ni de Lucas ni de Alex porque habían desaparecido, o eso pensamos nosotras hasta que los tuvimos delante.


 ¿Pensabais que os íbamos a dejar ir hasta allí solas? Preguntó Lucas con una sonrisa mientras no dejaba de mirar a Claudia.


Antes de que me diese tiempo a responder, Claudia y Lucas comenzaron a caminar dejándome sola con Alex.


Le miré y le dije "Si quisiera tener a un guardaespaldas, habría contratado a uno; pero puedo ir sola perfectamente hasta allí" Fue a decir algo, pero no le di tiempo, comencé a andar más deprisa, pensando que se quedaría atrás, pero no fue así, sino que aceleró su paso y me alcanzó.

Conmigo antes que con nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora