Capítulo único.

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Nunca escribí para nadie, ni por nadie y menos por un motivo que no fuese otro que para pasar el tiempo. Siempre me han dicho que soy bueno, ¿Sabéis? Pero no lo creo así, quiero decir, muchas veces haces algo bueno y lo enseñas y ves que sí, es bueno. Pero luego vas y miras todo lo que haces día a día y piensas: "Joder... ¿Qué clase de mierda es esta?". No porque sea malo sino porque no está a la altura. Y piensas ¿a la altura de quién? ¿De ti mismo? Te sientes imbécil, ríes y quizás ya te sientes menos inseguro.


Sea como sea quiero dar gracias a Noelia, ella hace que me supere. Incluso en cosas que antes no me salían tan bien, como retratar. Si, tal vez ella se esté riendo ahora mientras lee esto. De todos modos quiero agradecerle porque sí no fuera por ella sería otra persona, nos hemos apoyado mutuamente y, bueno... Siento algo muy fuerte por ella. Algo que nunca he sentido y creí que sentí en el pasado pero tristemente no fue así. Ahora es diferente y si, tranquilos, ya voy a parar. Nunca me gustó ponerme ñoño.


Dicho esto... Disfruten con mi obra. Algunas veces será mejor y otras no tan buena. Detrás de ella hay gran voluntad y esfuerzo.

















Pasó un largo día y la noche llegaba a la ciudad, como algo necesario, algo que tenía que ocurrir. De mientras caminaba por las calles me sentía dirigido, me sentía vacío y sin vida cual marioneta bajo el dominio de un amo y señor sin rostro ni cara, ni nombre alguno al que responder en caso de juicio. Salir impune de la vida, de actos criminales no es fácil ni sencillo... Culpar a la sociedad es un acto al que solo recurren los cobardes, y yo nunca lo fui. Sabía que mi único enemigo en la vida era yo, yo y nadie más.


Llegando al bar las luces de las farolas se encendían. Por el camino los luminosos, marquesinas y luces de neones de los negocios hacían un pasillo de luz por la gran avenida. De camino al bar todo se volvía menos oscuro, en cambio aquella luz proyectaba una larga sombra en mi corazón, una sombra que me inundaba de pensamientos negativos... Prometí que jamás volvería a estar solo pero, ¿a qué precio? Aún no lo sabía.


Una vez atravesé la puerta del bar "Sidney Night Club, Willis' Bar" se escuchó la campanilla de la entrada, el cristal resonó contra la puerta, era bastante vieja ya pero el barniz hacia su trabajo dándole un toque vintage. Tiempo atrás el olor de humo y la música de jazz inundaban el lugar, con la nueva ley los fumadores se quedaban en la puerta exhalando el humo de sus cigarros y su aliento condensado debido a las bajas temperaturas. Era una noche fría, nada bueno para los fumadores pero siempre quedaba algún valiente necesitado de un pequeño momento de soledad, tabaco y humo. Yo siempre aguanté bien el frío, nunca fumé. Quizás ahora me pregunto por qué no lo probé y vi sí me gustaba, ahora no tiene sentido.


Entré y me senté. Frente a mí la barra de color marrón, brillante y húmeda. De mientras el camarero, desganado, limpiaba con el mismo trapo sucio y mojado la barra mientras silbaba la canción de rock que se podía escuchar en la radio en aquel momento. Levanté la vista e hice un gesto con la mano de aviso y sus ojos se clavaron en mí, el suspiró resignado.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2015 ⏰

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Soledad, tabaco y humoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora