Capítulo 1

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Notas del autor:

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Hacia una semana que Sesshōmaru y Rin comenzaron su viaje después de separarse de sus dos hijas Towa y Setsuna. El gran yokai lideraba y marcaba el paso entre el bosque, Rin iba sentada en el dragón de dos cabezas A-Un, mientras que Jaken el fiel sirviente de Sesshōmaru caminaba rezagado en la retaguardia.

La noche les arropó lentamente, Rin comía una manzana mientras veía la espalda de su esposo. Cualquier humano que los viera pensaría que ella era un yokai, aún si su apariencia mostrará las misma que un humano, o era un sacrificio porque de no serlo no existía explicación lógica para ver a aquella joven mujer en compañía de temerario demonio, no obstante la realidad superaba a la imaginación dado que ella era humana, frágil y vulnerable.

Sin embargo, Rin no era cualquier humana, era la esposa del Daiyokai más poderoso, el Rey bestia que domina las tierras del oeste, el mismo que caminaba frente a ella con las riendas del dragón A-Un en sus manos. Sesshōmaru volteo levemente el rostro para ver de soslayo a Rin, él percibió la mirada de ella y aquello le causó curiosidad. La joven le sonrió dulcemente y el demonio al comprobar que no era nada volvió a mirar al frente.

La conexión que Sesshōmaru tenía con Rin iba más allá de cualquiera que el mantuviera con algún ser en el planeta, ni siquiera con su padre o madre él compartía tal vínculo. Con su agudo olfato él lograba saber el estado de ánimo de su mujer, si algo le causaba miedo su olor cambiaba, si ella no se sentía bien, si había alguna herida en su cuerpo, o si de haberla, está no estuviera sanando apropiadamente.

Nada escapaba de su olfato, incluso aquellos cambios más internos, los que aprendió a reconocer con el tiempo estando con ella, cuando el cuerpo de Rin deseaba engendran un bebé su olor emanaba una dulzura embriagadora, o cuando estaba indispuesta debido a su sangrado mensual. Todos aquellos mínimos cambio que una mujer humana sufría él lograba reconocer he identificar a la perfección.

Hoy era el día en que Rin emanaba aquel dulce efluvio, Sesshōmaru había olido algo parecido anteriormente y era en los brotes de rosas recién florecidas. Ella no parecía notarlo aún, pero él sí.

Continuaron una parte de la noche andando, hasta que dieron con el final del bosque, Jaken el fiel sirviente de Sesshōmaru estaba muy cansado y cayó desfallecido en el suelo.

— Amo Sesshoumaru, por favor descansemos— pidió el pequeño yokai.

Rin bajo del lomo de A-Un y se agacho para ver el estado de Jaken.

— Jaken-sama, será mejor que suba conmigo en A-Un — Rin le ofreció su mano para ayudarle a levantarse — déjeme ayudarle.

— No Rin, ve tu en A-Un, yo estaré bien — el pequeño demonio se puso de pie, pero sus piernitas no tardaron en flaquear.

— Jaken — le llamo Sesshōmaru con voz profunda —, ve con A-Un hasta la aldea de humanos más cercana y encuentra algo de comer para Rin.

Jaken iba a refutar, pero al percibir la mirada estoica de su amo prefirió callar, además el paseo sobre el dragón le daría tiempo de reponer energía y si tenía suerte encontraría algo delicioso que comer no sólo para Rin sino para él también.

— Como ordene, amo bonito — Jaken camino hasta donde estaba el dragón y no tardaron en salir volando hacia el cielo estrellado.

— Vuelvan pronto — Rin se despidió con la mano.

Después de una larga espera  - SessxRin (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora