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—¿TE HAS ENTERADO DE LO QUE PASO AYER EN LA NOCHE? DICEN QUE HAN MATADO A CASEY BECKER Y A SU NOVIO. Mi padre me ha dicho que fueron destripados.— comentó Abby respecto al asesinato del día de ayer.
—Aish, deja de hablar sobre asesinatos. Se me está revolviendo el estómago y al final yo voy a ser la que esté destripada por vomitar mis intestinos.— se quejó la mitad japonesa, Samantha, más conocida como Sam la rompe-corazones.
—No quiero, tengo todo el derecho de hablar de lo que yo quiera.— le miro la rubia con los ojos entrecerrados.
—Bah, da igual, haz lo que te dé la gana. Además, ¿Cómo se supone que sabes eso? Y no digas que te lo ha dicho tu padre, se que es mentira. Los oficiales no pueden contar los detalles de un asesinato a nadie. Cualquiera puede ser el asesino.—
—¿Qué insinúas, Samantha? Espero que no creas que yo soy la asesina, fácilmente podía ser alguien del instituto, o... tu, por ejemplo.— la acusó con el dedo.
Sam iba a volver a contraatacar9, pero cerro la boca al ver a su segunda mejor amiga caminando por la cera hacia el instituto de Woodsboro, con su típico vestuario de niña buena y los libros de las materias en sus brazos, sujetándolos como si fueran su vida.
—¡Juliette!— gritó la pelinegra dirigiéndose hacía la nombrada, la rubia le siguió por detrás todavía con cierto enojo.
—Oh, hola chicas.— las saludó con su dulce sonrisa de siempre, una sonrisa sincera que puede esconder un montón de secretos.- Creía que ya estabais dentro.
—Te estábamos esperan-.— la de rasgos asiáticos no terminó, pues Denson la apartó de la vista de la castaña y se puso ella.
—¿Te has enterado, Juli? Ha habido un asesinato en Woodsboro. Por fin algo emocionante.— le dijo con una sonrisa de chica emocionada.
—Me alegro que estés feliz de que por fin pase algo, pero siento cierta pena por Casey. No la conocía mucho, pero seguramente era buena persona.— respondió con una sonrisa angelical. Juliette era un amor.
—Dios, con tu sonrisa de diosa griega me vas a derretir entera. Ahora entiendo como todos hacen lo que les pides.— replicó la medio japonesa.
—No sé de que hablas pero bueno.— oh, claro que sabía de lo que estaba hablando, y perfectamente además.
De un momento a otro, el timbre que daba el inicio al horario escolar sonó. Así que comenzaron a caminar hacia las puertas y se fueron a sus respectivas aulas. Abby y Samantha a ciencias y Juliette a literatura. Una asignatura que le gustaba mucho pero que no lo impartían de buen manera.
Juliette se sentaba en la segunda fila, tres sillas desde la ventana. Al ser la mas lista de su curso tenia que dar buena imagen y prestar atención a lo que decía el profesor. Ahora mismo estaban hablando sobre el nuevo libro de Quentin Tarantino, "Abierto hasta el amanecer". Ella quería prestar atención, pero su compañero de mesa se lo impedía. Desgraciadamente no era ni mas ni menos que Stu Macher, quien la estaba mirando detenidamente desde que había entrado al salón. Ella sabia que tenia novia, y era la grandiosa Tatum Riley, hermana del policía Dewey. No entendía como la estaba mirando de esa forma, no obstante estaba intentando no devolverle la mirada.
—¿Puedes dejar de mirarme, por favor?— le dirigió la palabra por primera vez en toda la hora la castaña.— Estoy intentando prestar atención y tu me desconcentras.
—¿Así que te desconcentro, eh?— le sonrió de manera perversa mientras sacaba la lengua. La profesora se dio cuenta y llamo la atención al rubio.
—Puede dejas de hablar y desconcentrar a la señorita Chambers, señor Macher?—
La hora ya había pasado, y Stu no la había dejado de mirar en todo el maldito rato. No mentiría en que la había puesto un poco nerviosa, no de esa manera, sino de una muy distinta. Como si supiera lo que guardaba en su más profundo ser, sus secretos más oscuros. Esperaba que no, y le rogaba a Dios que no la hubiera mirado por eso.
Así pasaron las tres primeras horas, rezando al de arriba por esa razón en particular. Por fin, había tocado el timbre de la hora del almuerzo. Juliette, Abby y Samantha se encontraron en el pasillo mientras se dirigían al patio exterior para comer sus almuerzos.
El trio de amigas se sentó debajo de unos arboles que habían allí, en la sombra. A unos metros, en la fuente del instituto de Woodsboro, yacía el pequeño grupo de amigos de Stu Macher, o "El Acosador", como Juliette lo prefería llamar. Pero al parecer el no era el único que observaba a una de las integrantes del trio, pues su amigo, Randy, también miraba a una de ellas. Específicamente a la única rubia del grupo, la única e inigualable Abby Denson.
Este par ya había tenido encontronazos en el trabajo de Meeks. Este siempre le sonreía cada vez que la rubia compraba películas de terror, y esta siempre se los devolvía.
—No se porque, pero siento que alguien nos esta mirando.— comentó Sam después de dar un bocado a su bocadillo de chorizo.
Abby fijo su vista alrededor y noto un par de ojos mirarle desde la fuente con una sonrisa. Ella, totalmente hipnotizada le saludo junto a otra sonrisa de chica enamorada.
—Dios, está totalmente idiotizada...— la morena siguió hablándole a la castaña, pero esta le hizo caso omiso y dirigió su mirada al rubio de sonrisa psicópata, solo que lo dejó de hacer al ver su cara seria y sin ningún sentimiento. Su grupo también lo noto, se quedaron con el semblante confundido. Mirando primero a Stu y luego a Juliette, así sucesivamente.— Juli ¿Me estas escuchando? Agh, otra igual. Además, no tienes oportunidad, tiene novia, y es Tatum. Te recuerdo que erais mejores amigas hace mas de siete años.
—Cállate, Samantha. No lo estoy mirando de esa forma. Siento que sabe algo de mi que nadie debería, además de vosotras claro.— volvió su vista al libro que estaba leyendo.
—¿Crees que sabe sobre... eso?— pregunto con preocupación la mitad japonesa. Solo estaban hablando ellas dos, Abby y Randy seguían echándose miradas de enamorados, cursi.
—No lo se. Y espero por el bien de él que no sea lo que estoy pensando.— respondió ella con el ceño fruncido.
Por otro lado, Sidney se dirigió al novio de su amiga y le hablo.
—¿Quién es ella, Stu?—
—¿La conoces de alguna parte? Por que siento que os estáis mirando hasta el alma con esas miradas retadoras.— le comento su amigo Billy.
—Es guapa, pero da cierto miedo ese rostro sin sentimientos. Me da hasta escalofríos.— Prescott se abrazo mas a su chico sin despegar su mirada de miedo de la chica Chambers. Tatum por otro lado no dijo nada, sabia perfectamente quien era.
En eso, antes de que Stu pudiera responder, volvió a tocar el timbre por tercera vez en el día, pero esta vez para volver al infierno (para todos y cielo para Juliette) de siempre.
—Juliette ¿Podríamos hablar un momento el despacho del director? ¡No es por sospechar de ti, claro!- sonrió con un notorio sonrojo en sus mejillas, era un chico muy nervioso, era así con cualquiera, aunque aparentaba que no.— Solo queremos hacerte unas preguntas, como a todos.
—Claro, Dewey. No hay ningún problema.— dijo al ver al policía acercarse a ella al entrar por las grandes puertas.
El joven se la llevo a la oficina del director, sin percatarse de que un rubio la miraba desde una esquina del pasillo.
