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—BIEN... ¿PUEDE DECIRNOS QUÉ TAN CERCANA ERA DE LAS VÍCTIMAS?— preguntó el inspector al sacar su bolígrafo para escribir en una libreta.
—No éramos muy amigas, solo hablábamos cuando era necesario. Aún así puedo decir que era muy buena persona y me siento mal por su familia.— no quitó su serio semblante en ningún momento.
—Vale y... ¿Notaste algún comportamiento raro en ella el día de ayer? ¿Si estaba nerviosa por haber recibido alguna llamada telefónica o algo?—
—Que yo sepa ella no tenía teléfono, solo el de casa, como en cualquiera. Pero no, no la noté en ningún momento fuera de sí. ¿Puedo saber por que me preguntan sobre las llamadas?—
—Casey sostenía un teléfono en su mano cuando la encontramos en la escena del crimen.— respondió Dewey con un suspiro.
—Dewey...— lo regaño el jefe con la mirada.— Bueno, dinos señorita Chambers ¿Qué estuvo haciendo ayer en la noche?
—Nada irrelevante señor, solo estuve en mi casa viendo películas de terror.—
—¿Hay alguien que pueda demostrarlo, señorita?—
—Claro, puede preguntárselo a cualquiera, le dirán lo mismo, señor.— respondió con tono burlesco pero a la vez con educación. El jefe la miró, pero no dijo nada más. Miró a Dewey y este lo comprendió enseguida.
—Amm, puedes salir ya, Juliette. El interrogatorio ha terminado.— Los dos más jóvenes salieron de la oficina y se quedaron delante de la puerta.— Siento si te ha incomodado. Es así con todos respecto a un caso, ya lo sabes. Y créeme que yo no sospecho de ti, nadie lo hace.
—Gracias Dewey, bueno será mejor irme. No quiero perderme otra hora de clases. Adiós.— la fémina se despidió y comenzó a caminar por los pasillos hasta su siguiente materia, pues la anterior la había perdido y no valdría la pena entrar después de perder media hora de clase.
Esperó el tiempo restante en una de las bancas que había fuera de su aula correspondiente. Para que cuando tocara ya estuviera cerca y no tuviera que dar una vuelta entera para llegar. Al ya pasar el tiempo y tocar el timbre, de nuevo, se levantó y esperó a que la puerta se abriera y que los demás alumnos de dentro salieran de su clase anterior.
Justo cuando ya iba a pasar un par de personas la detuvieron tironeándola del hombro. Nunca en la vida nadie del instituto le había hecho eso excepto dos chicas, unas que conocía bastante bien, demasiado. Mackenzie y Megan, mejor conocidas como "Mack y Meg las plásticas", apodo por cortesía de ella.
—¿A dónde te crees que vas, guapita?— dijo la rubia de melena corta, Meg.
—O mejor dicho, feíta.— se burló la otra, Mack. Las dos se empezaron a reír de su mal chiste.
—¿Se supone que me tengo que ofender? Porque con vuestros insultos, si es que lo llegan a ser, no ofenden ni a una rata. Aprender a insultar y luego me decís todo lo que vosotras queráis ¿si?— no dijo nada más y entro a su aula de filosofía. El resto de personas que estaba a sus lados pasando se empezaron a reír, por lo que a estas dos rubias de pelo teñido se le pusieron la cara tan roja como un tomate.
Juliette, no era una nerd ni nada parecido, era todo lo contrario, una chica popular que solo le prestaba atención a los estudios y en tener una buena imagen de sí misma. A ella no le importaba tanto la ropa, ni el maquillaje... solo sacar buenas notas y enorgullecer a su querida madre enferma. Nadie en todo Woodsboro la odiaba, menos las hermanas Cameron. Ellas la odiaban a muerte, querían que desapareciera de la faz de la tierra. Aunque más que odio, podía llamarse envidia. Era guapa y muy inteligente, el combo completo. Podía enamorar a cualquiera con su belleza e impresionar con su inteligencia. Puede que siempre anduviera con el típico dúo de siempre, pero ellas eran mejores amigas, no solo amigas como con los demás. En cambio, ellas se habían teñido el pelo de tantos colores que ya lo tenían estropeado, se habían operado el pecho y el trasero, y esta semana habían cogido cita con su cirujano para los labios. No eran nada naturales, Juliette sí. Ella tenía el cuerpo bien definido y bien cuidado. Tampoco se había teñido el cabello nunca, no tenía la necesidad de llamar todavía más la atención. Estaba bien siendo una chica como cualquier otra.
—Agh, como la odio.— murmuró Mack furiosa mientras miraba hacia la puerta recién cerrada por los alumnos.
—Si, nos ha dejado en ridículo la muy mojigata.— siguió su hermana.
Volviendo con Juliette, ella se encontraba haciendo sus respectivos trabajos de filosofía. Ella siguió hasta que noto como a la persona de su lado se le caía la goma de borrar, por lo que como buena persona, se agacho y se la devolvió. La persona al darse cuenta del objeto que se le había caído y ver a la castaña entregárselo sonrió. Está la reconoció enseguida, era Tatum. Su ex-mejor amiga.
—Gracias, Juli.— le agradeció por su apodo.
—No es nada, Riley.— la sonrisa de la rubia decayó al escucharla llamarla por el apellido.
—Sigo sin entender por qué dejamos de hablarnos.— murmuró bajo para que la profesora no la escuchara.
—Te recuerdo que me dejaste de contactar cuando tu popularidad subió.—
—Tu también eras y sigues siendo popular.—
—Y aun así te seguía hablando.—
Tatum no dijo ni comentó nada más, pues ella tenía razón. La popularidad de Chambers incrementó al tener los nueve años de edad y aun así le tenía más prioridad a su amiga que a la atención. En esa época Tatum no era bastante sociable que digamos y su única amiga era Juliette. Pero al cumplir los diez y tener un glow up dejó de comunicarse con ella para hacerlo con otra gente que solo se preocupaba de su estatus social y apariencia.
—Yo... lo siento. Me cegué por la popularidad. Y no pensé en que te afectaría tanto. Pero te puedo asegurar que no era mi intención y que intente buscar un momento para hablarte, pero siempre te encontraba alrededor de tu dúo de amigas y ya sabes que la morena me odia.— las dos féminas soltaron una pequeña risa por eso.
No se habían reconciliado del todo, pero se habían perdonado la mayoría de los problemas que se habían causado una a la otra. Se estaban riendo de todas las cosas que les habían pasado a cada una, por lo que las profesora Miller les llamo la atención y estas rieron por lo bajo. A Juliette no le importaba que le llamaran la atención por una vez, no cuando por fin se relacionaba con Tatum de nuevo
