Love?

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-Tengo algo que decirte.

Tom se sobresaltó al escuchar la tenue voz en la puerta de su estudio.

Bill estaba de pie en la penumbra del pasillo, con la pequeña Melo apretujada sobre sus pies descalzos, el cabello ligeramente despeinado y vistiendo el pijama de seda rojo que le regalase en vuelta de su viaje a China, la semana pasada.

La imagen hizo que Tom tuviera que tragar duro, era eso o salivar como los perros en el experimento de Pavlov.

Bill dio unos pequeños pasos entrando de lleno a la habitación, el mayor se retiró las gafas de lectura y volteó al reloj luminoso sobre el librero, tres y quince de la mañana, ¿tanto tiempo analizando los contratos? Caminó hasta colocarse frente a su escritorio, vigilando los pasitos de Bill.

-Hice algo malo. -Dijo el menor cabizbajo. -Te vas a enojar conmigo.

Tom dudaba mucho eso.

-¿Qué pasó, cariño? -dijo haciéndole una señal al menor para que se sentara en el sillón ubicado al costado izquierdo.

Bill, aún cabizbajo hizo lo que el mayor le pidiera. Sentado ya, Jaló sus tobillos, abrazando sus piernas flexionadas a su cuerpo.

-Fui hoy a MDLA, la sucursal principal como quedamos. -musitó el menor. -No estabas, debías estar ahí porque iríamos a comer, era sábado y debías estar, siempre estás los sábados ahí. Los viernes a vas a otra, el jueves vas con Georg a revisar las exportaciones, los miércoles trabajas desde en casa y...

-Cariño, -el mayor interrumpió. -Hubo problemas con unos embarques, estuve supervisándolo personalmente. Fui a las oficinas centrales.

-Pero las oficinas centrales son los lunes. No el sábado, hoy fue sábado. - Bill casi sollozó.

Tom se sintió entonces de lo peor.

Quiso golpearse contra la pared al recordar lo que Natalie le dijera un día, Bill era una persona de rutinas. El menor vivía la mayor parte sujeto a horarios establecidos. Su discapacidad lo llevaba a alterarse si habían cambios no advertidos.

-Perdóname, amor. -Dijo arrodillándose frente al menor. -Yo debí comentarte que iría a otro sitio, lo del embarque fue un imprevisto.

-¿Imprevisto? -Bill repitió levantando por fin la mirada, acomodándose mejor en el enorme sofá. -Eso quiere decir que algo no sale como lo planeas, entonces, cuando eso ocurre una persona debe de tomar otras formas de hacer las cosas, se llaman medidas alternas. -Dijo, como recitando más para sí mismo. - Tom, ¿tuviste que tomar otras alternativas?

-Sí, si mi cariño, por eso es que fui a la oficina, en vez de a la principal.

-¿Por eso Georg tampoco estaba ahí?

-Él estaba conmigo, mi amor.

Bill entonces sonrió un poco, el corazón de Tom que se había olvidado de bombear sangre a su cuerpo volvió a su irrigación natural.

Tomó en sus manos las más delgadas y depositó un suave beso en ellas.

-Te prometo -dijo con voz grave -que si vuelvo a cambiar de planes así, te voy a llamar para decírtelo.

-¿Harías eso? -los ojos del menor se iluminaron. Tom sintiendo un enorme nudo en su garganta, solo asintió. -Gracias, - Bill dijo. -Me asusté, porque debías estar ahí, pero no estabas. Y dejé el móvil en casa y Georg no estaba y yo...

-Lo sé, lo sé. Perdóname, fue muy urgente. Lo siento, amor. Lo siento mucho. -Tom abrazaba a Bill, sujetando el delgado cuerpo por la cintura, recibiendo como respuesta las manos del menor deslizándose suavemente por su cabello. -Lo siento.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2023 ⏰

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