Unidad

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Urithiru era un lugar helado, pero el calor que sintió Kaladin al ver a Adolin presentándose en su habitación eclipsó el frío por completo.

El alto príncipe Kholin vestía con su tradicional carcaj azul y una camisa blanca por debajo. Eran ropas formales, pero parecían acomodadas para un viaje largo. En cuanto sus ojos azules se fijaron en Kaladin, le dedicó esa sonrisa suya tan característica, la que para él era más brillante que cien broams de diamante.

—¿Me voy de viaje y ni siquiera vienes a despedirte? —dijo Adolin, sonriente, andando hacia Kaladin y envolviéndolo en un abrazo.

—¡Yo se lo dije, pero no me hizo caso! —gritó Syl, que revoloteaba y bailaba, contenta de que Adolin hubiera venido a buscar a Kaladin.

Kaladin se quedó quieto por un momento en los brazos de Adolin. ¿Se va? ¿Ya? Pensaba que aún quedaban semanas hasta su partida. ¿Tan rápido había transcurrido el tiempo mientras Kaladin había estado tirado en su habitación, a oscuras?

—¿Te pasa algo? —preguntó Adolin.

Kaladin no contestó, pero rodeó la cintura de Adolin con sus brazos, apoyando su cabeza en el hombro de su amigo. Viendo que Adolin no lo apartaba, lo abrazó con más fuerza, subiendo sus brazos hacia la espalda de Adolin.

Se separaron y Kaladin invitó a Adolin a sentarse en el borde de su cama, a su lado. Adolin fijó su mirada en Kaladin.

—Kal... me preocupas. Hace tiempo que no vienes a la taberna con Shallan y conmigo. Ya no entrenas con el resto de los Corredores del Viento, y muchas veces te ausentas de la clinica de tu padre. ¿Puedo ayudarte en algo?

—No sé qué es lo que me pasa, Adolin. Pero el hecho de que os vayáis, tú y Shallan... Creo que eso sólo incrementará la oscuridad.

—No tardaremos mucho en volver. Si te mantienes ocupado con la clínica, te aseguro que el tiempo pasará rápido—dijo, poniendo su mano en la de Kaladin, y sonriendo. Tormentas, este chico le sonreiría a cualquiera incluso si se encontrara en Condenación, pensó Kaladin. En los últimos meses se había ido dando cuenta de lo mucho que lo apreciaba.

Comenzaron a salir vergüenzaspren del suelo, rotando en torno a Kaladin. Se sentía estúpido por casi dejar pasar la oportunidad de despedirse de él.

Adolin los vio y apartó su mano de la Kaladin.

No...

—Perdona, yo...—dijo Adolin, sonrojándose y apartando la mirada. Luego volvió a mirar a Kaladin y comenzó a reír—No era por eso, ¿no?

Kaladin asintió, cabizbajo.

—Bueno, sé que esto a Shallan no le parece raro—dijo, y volvió a apoyar su mano en la de Kaladin. Syl miraba desde una esquina, con gesto pensativo. Luego se encogió de hombros, se convirtió en vientospren y se puso a dar vueltas por la habitación, mientras Kaladin y Adolin disfrutaban en silencio de sus últimos momentos juntos. Adolin abrazó a Kaladin por la espalda, y este apoyó la cabeza en el hombro del alto príncipe. Adolin pasó repetidas veces su mano por encima de la oreja de Kaladin, peinando el flequillo del hombre del puente.
Entonces, ante el calor que desprendía el cuerpo de su amigo y la sensación de hogar que sentía entre sus brazos, Kaladin sonrió.

Y comprendió cuál era la raíz de sus problemas.

—Creo—susurró, dubitativo—que lo que necesito para ser feliz eres tú.

Desde su hombro, Kaladin notó cómo a Adolin le daba un vuelco el corazón. Por primera vez en el día, Adolin dejó de sonreír.

Kaladin se derrumbó. De nuevo.

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⏰ Última actualización: May 23, 2023 ⏰

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Dime Las Palabras - Kaladin X Adolin Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora