Capítulo II El amor entra por el estómago

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La cocina de la casa de Mariana tenía que ser reparada y ante este problema, Vicente le ofreció su casa para cocinar sus alimentos, después de todo, el terrible incendio también había sido culpa de él.

El primer día Mariana llegó hasta la casa de Vicente con algunos vegetales y mientras cocinaba comenzaron a conversar. Los días pasaron y Vicente no tardó mucho en notar que Mariana no era muy buena en la cocina, casi siempre quemaba la comida y rara vez conseguía cocinar algo con buen sabor. En un principio, Mariana terminaba de cocinar y se marchaba, pero con el paso de los días comenzaron a comer juntos. A pesar del mal sabor de la comida, Vicente no decía nada, puesto que disfrutaba convivir con Mariana y no quería hacerla sentir mal. Pero en cierta ocasión, Mariana cocinó una nueva receta y cuando Vicente la probó, no pudo evitar hacer algunos gestos.

— ¿Sabe asquerosa verdad? — preguntó Mariana sin probar la comida.

— No, solo le falta un poco de sal — contestó Vicente.

El estómago de Vicente comenzó a hacer ruidos raros y sin poder evitarlo, corrió hacia el baño para vomitar.

— ¿Por qué no me dijiste que cocino horrible? — preguntó Mariana desde fuera del baño.

Vicente salió con un aspecto pálido y desorientado.

— No cocinas mal, es que no estoy acostumbrado a este tipo de comida —

Con un gesto de incredulidad, Mariana fue hacia el comedor y se metió a la boca una gran cucharada de su nueva receta. Sin tragarse la comida, sus ojos se abrieron como platos y de inmediato corrió hacia el baño para escupirla. Cuando salió del sanitario observó fijamente a Vicente y juntos comenzaron a reír. A partir de este momento acordaron comenzar a cocinar juntos y aun cuando la cocina de Mariana fue reparada continuaron haciéndolo. 




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