Maldición. -Jondami.

Capítulo uno.

El frío se sentía por todo su cuerpo acaparando el poco calor que le quedaba. El aire helado del lugar en donde se encontraba amenazaba con romper su débil cuerpo como si de una débil rama se tratara. 

"¡Si- si realmente me odias…!" 

Una leve voz temblorosa se hizo presente en aquel hostil ambiente. Intentaba observar de quién se trataba combatiendo con las ganas de desmayarse ahí mismo. Sus ojos se posaron entonces en un niño pequeño, notando así como la mitad del rostro de aquel infante estaba cubierta con una máscara. La luz de la luna se reflejaba en el cabello azabache del niño dejando al descubierto la otra mitad de su rostro presenciando así unos hermosos ojos azules como el mar. Era un escenario extrañamente agradable. 

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Si Damián tuviera que decidir cuál fue el momento que decidió su futuro y su vida en general, sería su cumpleaños número diez. 

Aquel día todo parecía ir tranquilo y de acuerdo a lo esperado. Acababa de termine su sesión típica de entrenamiento y como era de costumbre en sus cumpleaños, visitaría a su abuelo y su madre para celebrar el gran día. Era el heredero al trono de los AL Ghul y aunque no fueran los mejores celebrando, era una obligación general. 

La celebración no duró mucho debido a que no solo era una día de celebración, si no también de revelación.

Al cumplir los nueve años lo normal para cualquier niño era hacerse un examen de sangre para determinar si sería alfa, omega o beta. Sin embargo, no era seguro del todo así que la mayoría de los padres esperaban hasta que el infante cumpliera los diez años, de esa manera sabrían con una exactitud del noventa y nueve por ciento que casta sería la que tendrían sus hijos. 

Este era uno de esos casos. 

Los AL Ghul decidieron esperar un año  para saber que sería su heredero, aunque para ellos era solo un compromiso debido a que estaban completamente seguros de que sería un alfa. 

Se hizo el examen el mismo día de su cumpleaños número diez. Estaba acompañado por su madre la cual estuvo a su lado observando el procedimiento con los brazos cruzados y una expresión fría. 

Cuando entregaron los resultados, el niño ni siquiera pudo ver la hoja ya que le fue arrebatada de las manos por su progenitora. No se quejó, pero al poco tiempo observó como la mayor agarraba la espada que siempre llevaba en mano para así asesinar a la doctora encargada de los resultados. 

"Esto debe ser una broma" Dijo ella con un tono de voz bajo y con una clara expresión irritada. 

"¿Pasó algo, madre…?" Preguntó el niño de inmediato, sabía que su madre podría ser una asesina a sangre fría, más no era normal que matara sin razón alguna. 

No recibió una respuesta y en vez de eso fue agarrado bruscamente por el brazo, el enojo de la mujer era visible. Bajo la cabeza por instinto intentando no mostrar debilidad, sabía que sería peor si la mostraba. 

"¿Cómo es posible que no sirvas ni para eso?" Escucho el desprecio en el tono de la voz de su progenitora. "Podias ser hasta un estúpido beta pero no, tenias que arruinar todo lo que construí siendo un maldito omega" 

El agarre era cada vez más fuerte, si no fuera por un sirviente el cual tocó la puerta de la habitación interrumpiendo tal vez hubiera sido peor. 

"Ve a tú habitación y no salgas. Voy a hablar con tú abuelo." Fue lo último que dijo. El infante obedeció caminando directamente hasta su cuarto sin no antes tomar la hoja con los resultados sin que se dieran cuenta. 

Una vez en su habitación, cerró la puerta y le ordenó a los guardias no interrumpir y menos hacer ruido alguno, quería pensar. 

"..."