Sex secret/2yeon (G!P) (Adaptación)

Capitulo 11

—¡Bájame ahora!- Grité, lo más que pude. Mi garganta estaba ardiendo, por tratar de gritar y no poder. Me quedaría afónica pero no importaba—¡Mierda que me bajes!—Comencé a golpearle la espalda, pero solo recibí una nalgada y esta fue más fuerte que la anterior. Jeongyeon carcajeo y siguió caminando sin importarle el silencio y las miradas que se producían en la cafetería.

Al llegar al estacionamiento, el cual estaba solo. Jeongyeon me bajó y lo primero que hice fue darle una cachetada, dejándole mi mano marcada en su mejilla.

—¡Uy! Que gatita—dijo sobando su mejilla.

—Te mereces eso y mucho más. ¿Qué piensas? No tienes derecho sobre mi Jeongyeon, no puedes hacer algo que yo no quiera. No eres nada mío.

—Pero bien que compartiste ‘sexo secreto’ conmigo.

—¡Cállate! ¿Lo recordaras todos los días de mi vida?

—No me digas que te arrepientes.

—¡Pues si! Si me arrepiento—Jeongyeon levanto una ceja cínicamente y me tomó por la cintura pegándome a ella.

—Pues eso no lo decías cuando estabas gimiendo de placer. Y aceptémoslo Nayeon— Se acercó a mi oído y con voz ronca dijo–Te mueres por que entré en ti una vez más—La miré asombrada. ¿Dónde estaba la Jeongyeon del fin de semana? ‘Me equivoqué, es como las demás’.

—Pues no, fíjate que no.

Me pegó a ella y pude sentir su gran erección. Gemí al instante y me aventuré a mirarla a los ojos. Marrones pero oscuros por la pasión. Sus labios estaban tan cerca de los míos, solo con acercarme un poco y podía sentirlos. Pero no, yo no daría el primer paso.

—Te mueres porque en este mismo momento te bese—murmuró diciendo toda la verdad.

—Si—murmuré. Jeongyeon sonrió—No cantes victoria, es solo que Isaac me ha dejado un mal sabor de boca—levanté mi ceja y Jeongyeon me soltó bruscamente. Casi aventándome. La miré sorprendida, ella estaba furiosa. Llevó sus manos a su cabeza y despeinó su cabello, como si estuviese frustrada. Luego se acercó a su carro y golpeó el vidrio. El sonido del vidrio quebrado me hizo tapar mis oídos y estremecer. La miré confundida. ¿Qué mierda le estaba pasando? Luego miré su mano, estaba ensangrentada. Mi corazón se acelero más de lo normal—¡Dios mío Jeongyeon!—corrí hasta ella y tomé su mano. La respiración de Jeongyeon estaba agitada, pero seguro que no era por dolor.

—Déjalo así.

—¿Qué? No me pidas eso. Vamos inmediatamente a la enfermería.

—No—murmuró seca—No queremos que las porristas ni mucho menos Isaac nos vean juntos. ¿Oh si?—Mi estómago se retorció al escuchar eso. Había estado mal lo que dije.

—Mierda, Jeongyeon  no seas infantil ¿Quieres? Anda—Traté de moverla pero fue imposible. Seguía con su actitud. Bufé estresada la miré fijamente—Por favor, Jeongyeon —Supliqué y dicho esto, con delicadeza junté nuestros labios. Era un cálido beso, mis manos se enredaron atrás de la nuca de Jeongyeon , dio una leve mordida en mis labios—Por… favor—susurré sin dejar de besarla. Esos labios eran perfectos. Suaves y tan deliciosos.

—Bien—susurró. Me separé de ella lentamente para verla a los ojos. La furia se había ido, y un lindo brillo había aparecido en estos. Le sonreí y esta me devolvió la sonrisa.

*

—Bien, hemos llegado—dije mientras me estacionaba frente a la casa de Jeongyeon. La había ido a dejar a su casa, ya que su mano derecha estaba fracturada y su auto sin vidrio—Quiero que te cambies las vendas tal y como te dijo la enfermera.