Un Regalito Para Mamá Chūya

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"Mami me va a que-del mucho".

Pensó Ryū, al tomar un paquete de galletas con chispas de chocolate, y pagarlo con un billete que se encontró tirado en la calle, a las afueras del conbini.

Apenas tenía dos años de edad, pero al ser un poseedor de habilidad, tenía capacidades más avanzadas que cualquier niño de dos años. Hablaba mejor, su pensamiento se desarrollaba rápido y podía caminar sin mucha dificultad.

Sheñol.

Habló una vocecita infantil al cajero del conbini, quien no miraba absolutamente nada hasta que se asomó al otro lado de la caja.

¿Eh? ¿Tú me hablaste?

Ryū asintió con la cabeza. Traía un sombrero del estilo de Chūya.

Quiedo com-pya eshto pada mi mami.

Entregó el billete al hombre, pues este había dado la vuelta de la caja para poder entender mejor al bebé que le estaba hablando como si de un niño de cinco años se tratara.

— Bien. Te sobra dinero, te alcanza para este jugo. ¿Lo quieres llevar para tu mami?

— ¡Shí!

En ese momento, un hombre joven pelirrojo y con sombrero entró al local, algo molesto. Sujetó una de las manitas del niño y lo hizo caminar apresurado hacia el exterior.

— ¡¿Qué se supone que haces, enano?! ¿Por qué te sales del restaurante? ¿No ves que estábamos pasando un buen momento con Dazai? ¡Eres un tonto!

Los ojitos de Ryū se llenaron de lágrimas, pero aún así, le entregó lo que había comprado.

— Mami, te compyé eshto...

Chūya decía odiar a Ryū, pero en el fondo no podía hacerlo. Sólo quería demostrar odiarlo en público pero esas demostraciones Ryū las sentía reales y le ocasionaban lágrimas.

¿Con qué dinero lo compraste, Ryū? ¿Robaste?

Empezaba a cuestionarlo, cuando el cajero del conbini salió en su defensa.

— Oye... Estás siendo muy duro con él, sigue siendo un bebé. ¿Cómo va a saber un bebé lo que es robar? Además, yo miré que el niño encontró el billete tirado y con eso me pagó las cosas.

Tush galletas favoditas, mami.

Chūya sintió un hueco en su pecho y sólo pudo levantar a Ryū en brazos, disculparse con el cajero por la molestia, y alejarse con él hacia el restaurante donde Dazai los esperaba.

— Ryū, me recuerdas tanto a Fyodor que sólo con verte me debería de causar asco, pero no puedo. Cada vez que quiero odiarte o maltratarte siento feo.

Ryū tenía sueño, recargó su cabeza entre el pecho y un hombro de Chūya para acomodarse a dormir. El pelirrojo podía sentir el suave cabellito de Ryū rozar su cuello y mejillas. Algo agradable para él. Era algo natural en los Omegas que se convertían en padres maternales, no poder odiar a sus bebés y querer protegerlos siempre.

— Te quiello mucho mami.

Entraron al restaurante. Osamu había acomodado los platillos en la mesa luego de que se los sirvieran. Chūya se sentaba cuidadosamente en la silla de frente a Dazai, con un Ryū ya dormido. Lo había recostado sobre su regazo y lo cubrió con un cobertor pequeño que traía.

— ¿Se quedó dormidito, Chūya? ¿Dónde lo encontraste?

— Estaba de entrometido en un conbini, supuestamente de compras. Me compró estas galletas y este jugo. Este enano es un malcriado.

— No, Chūya. Tu hijo es una bendición. Yo... Quiero que Ryū me mire como un padre, siento ese cariño paternal hacia él.

Chūya se sonrojó por el comentario. Lo que nunca escuchó decir de Fyodor, lo había escuchado de Dazai, un Alfa que no tenía relación sanguínea con el niño.

— Gracias, Dazai. Ryūnosuke fue el peor error que tuve hace más de dos años. Me arrepiento de haberlo tenido. Si tan sólo fuéramos tú y yo...

Dazai sonrió. Él amaba a Chūya y al bebé también, quería hacer cambiar de opinión a su novio y convencerlo de que tener a Ryū no era realmente una maldición como siempre lo había pensado, sino, todo lo contrario.

— Ryūnosuke no es un error, y no te arrepientas. Sus oídos no tienen porqué seguir escuchando cosas horribles de su madre. Si tanto te molesta, ¿te gustaría darme en adopción a Ryū?

— O-Oye... Sólo bromeaba, el enano es mío...

— Yo te amo, Chūya, pero no puedo tolerar palabras y actos tan crueles para bebé Ryūnosuke. Por favor, casémonos y vivamos felices con Ryū. Quiero ser su padre.

En ese momento, alguien bastante conocido para Chūya entró al restaurante y lo reconoció, clavando su mirada en el pequeño azabache que dormía plácidamente en los brazos del pelirrojo.

RYŪNOSUKE'S LOVE [SOUKOKU/OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora