|Capitulo 1|

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La euforia de tener a mi hermana frente a mi es indescriptible, quiero gritar, quiero llorar y fundirnos en un abrazo hasta que ambas nos hartemos de tener a la otra cerca y empecemos a gritarnos y a pelear, pero no tenemos tiempo para ello.

Pronto lo habrá.

—Tenemos que irnos.

Sus ojos rojos brillan y me miran con fijeza, hago uso de todo mi autocontrol para que mi mirada no baje de su rostro, no quiero ver las heridas en su piel.

—Yo... —comienza a balbucear.

— ¡No hay tiempo, Mackenzie! —grito. —Tenemos que encontrar a Nisha y largarnos de aquí.

Tomo su mano y empiezo a correr fuera de esa habitación. Mis pasos son lentos y torpes, mientras los de ella son un poco más seguros que los míos, me obligo a tragarme mi dolor y seguir trotando tras de Mackenzie, quien decide tomar el control de la situación.

Cosa que agradezco completamente, ella es más veloz y ágil que yo en este momento.

Llegamos a lo que parece ser el final del pasillo oscuro, noto el relieve de la pared, mi hermana empieza a tocar las piedras de la pared, intento imitarla, estirando mi mano para tocar las piedras.

Maldigo en voz baja al sentir un tirón en mis heridas abiertas.

Siento las piernas pegajosas, bajo la mirada para descubrir que mis pantalones están llenos de sangre oscura y espesa.

—No...

— ¿Qué pasa? —inquiere dejando de buscar un interruptor, dándose cuenta de que allí no hay nada, al menos no nada bueno.

—Hay acónito aquí. —logro decir, dejo de respirar al sentir como este se cuela por mis pulmones, apresurando mi muerte.

Comienzo a toser descontroladamente, sintiendo un picor molesto en mi garganta. Intento dejar de respirar pero lo hace aún más tortuoso.

—Tenemos que irnos. —murmura con una mueca al sentir el veneno en el aire.

—Nisha...

Veo la duda surcar sus ojos, pero se obliga a tomar una decisión, a pesar de que no quiere irse y dejar aquí a una de nuestras compañeras de batallas, pero sabe que es lo mejor, que Nisha no nos dejaría quedarnos aquí y arriesgar a su hermana.

Algo que tampoco haríamos Mackenzie ni yo.

Yo me sacrificaría por ella, y ella por mí.

—Tenemos que dejarla. Volveremos por ella, pero para rescatarla te necesito viva. —me informa. —Rápido.

Toma mi mano mientras sigue corriendo, mis heridas punzan y me siento desfallecer a cada paso que doy.

Jadeo y aprieto los dientes ahogándome con el dolor. Los pasillos se sienten interminables y me siento cada vez más cansada, cada pasillo parece igual que el anterior y comienzo a entrar en pánico.

Al menos, hasta que llegamos a unas escaleras en forma de caracol, las cuales son muy pronunciada.

Niego con la cabeza, tanteando mis posibilidades.

—Vete sin mí, no puedo subir, seré una carga.

—No pienso dejarte. —afirma, me sujeta en brazos y hace uso de las habilidades sobrenaturales que posee y nos lleva hasta el último escalón.

VERDADES Y SECRETOS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora