Epilogo

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Viernes 29 de diciembre de 2023

El invierno presente en todo Busan, nieve y hielo haciendo de complemento a las calles llenas de luces y decoraciones a la espera del año nuevo, el frío de ese año era glacial, no se podía salir de casa sin sentir que se te caen los dedos del clima que hacía. El estar en casa con la calefacción tampoco surtía efecto, este año el invierno era crudo para toda la cuidad, así que el estar junto a varias mantas en su cama a altas horas de la noche era lo que hacían todos los habitantes de la ciudad.

Pero el tenia un antojo muy extraño en ese momento, tenía ganas de algo gelatinoso, pero que no fuera caliente ni helado, logrando deducirlo a: antojo de gomitas, de su preferencia dulces y de diferentes sabores, pero también un antojo de algo con sabor metálico de color característico rojo como aderezo para su dulce. Estaba refugiado en sus mantas, viendo el techo de su habitación en casa de su madre después de su viaje por los recuerdos de su pasado. Tenía una suave sonrisa mientras cerraba y pasaba su mano por su pancita recientemente abultada por el nuevo intruso en su vida. Su compatibilidad con la sangre vampirica, no solo lo unía con su pareja, sino que también lo vuelve apto como portador de vida. Por alguna razón sentía la energía de su bebé, podía percibir sus emociones y sentires, como en ese momento, que pedía con capricho su ansiado dulce.

—Ya viene papá, bebé—Hablo bajo y suave, dando leves y largas caricias sobre su piel cubierta por su grueso pijama.

Habían ido de visita a su ciudad natal para despedirse de su familia de por vida, ahora que se había vuelto un ser semi-inmortal, ya no podía convivir de forma normal con ellos, aun podía estar en contacto con ellos, es verdad, pero cuando el tiempo pasara y vieran como se había estancado en su edad de 27 años seria extraño, no quería pensar en eso ahora y su mente daba vueltas a los ficticios escenarios que podrían ocurrir en el futuro y prefería alejarse de ellos por su bien, no quería crear más coas en su nerviosa conciencia que no quería pensar en ese momento.

Problemas para JiMin del futuro.

La sombra hecha de humo se materializa en su antigua habitación, compactándose en el cuerpo del hombre que había dado vuelta a su existencia misma.

—Yonnie—Apoyó sus manos en el colchón para poder sentarse, las mantas deslizándose hasta llegar a sus caderas, posando siempre una manos bajo su vientre mientras miraba con ojos color vino a los contrarios encendidos en un rojo fuego lleno de amor—¿Las conseguiste?

—Lo siento, busque en todos las tiendas abiertas y solo encuentre saladas—hablo con un deje de pena antes de acomodar unas almohadas para hacer de respaldo acolchado para que su chico siguiera cómodo—Lo siento.

—No importa, gomitas son gomitas—dijo extendiendo la mano para tomar la bolsa con las golosinas y sacar un paquete con gomitas de colores en forma de frutas cubiertas de sal en ellas—¿Podrías... am... —preguntó dubitativo hacia su pareja–un poco de sangre?—viendo como esta se acomodaba a su lado sentado entre las sábanas, todo mientras le extendía el paquete abierto del dulce.

—Claro que sí—Colocó su muñeca sobre el paquete abierto, levantó la otra mano y con ayuda de sus uñas hizo un corte a través de ella, la sangre empezó a brotar y a caer lentamente dentro de la bolsa mezclados con el salado sabor del dulce, un antojo realmente raro incluso al parecer del pálido.

La herida sanó al cabo de unos minutos, cerrándose y dejando rastros de sangre seca en su muñeca, la llevó a su boca para limpiarla ganándose un quejido de parte de JiMin.

—Yo quería hacerlo—dijo indignado junto con un deje de tristeza de perderse ese pequeño momento de su sabor ahora favorito.

YoonGi soltó una risa queda, seguía sin creer que su novio se comportara de esa forma solo por no lamer un par de gotas de sangre que tenía claramente en sus manos 24/7.

—Pero siempre tendrás toda la que quieras— lo consoló mientras pasaba un brazo detrás del cuerpo de JiMin para abrazarlos y depositar un beso en los, ahora, cabellos color chocolate.

—Eso lo sé—sonrió complacido ante las caricias dejada en su cuello—También se que me darás todas las gomitas con sangre que quiera—Río ante las cosquillas que los besos en su cuellos dejaban.

—Eso y mucho más, mi Soare.

—Mi Dal.

JiMin comió con tranquilidad su antojo, comía y de vez en cuando llevaba una gomita llena de sangre hacia los labios de YoonGi para alimentarlo y mancharlo con sus dedos a forma de broma de vez en cuando, Min regresando la misma acción en forma de venganza.



FIN.

Gomitas y Sangre [YoonMim]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora