Había pasado una semana entera desde que nuestras protagonistas coincidieron, por la mente de Jehilyn aún rondaba el recuerdo de su encuentro, la calidez de ese abrazo y las palabras dichas por aquella chica de cabello largo y oscuro que le había hecho sentir bien.

Mientras caminaba por las calles sin rumbo alguno y observaba la monotonía de la ciudad, su mirada se fijó en el recinto escolar al otro lado de la calle y caminó hacia él en cuanto el semáforo le dio el paso, atraída de forma extraña por el lugar. No era sorpresa que su mayor ilusión era regresar a la escuela, a pesar de las malas experiencias anteriormente vividas en esta, su pasión por conocer cosas nuevas era lo que le impulsaba a mantener la esperanza en ese sueño, se arrepentía por alguna vez haber dicho que odiaba la escuela y no esforzarse lo suficiente como para seguir con sus estudios. Había dejado la escuela a mediados de su primer año de preparatoria y ahora solo podía imaginar cómo sería estar en ese momento tomando sus clases con la dificultad de estar en su tercer año de preparatoria.

- ¡Permitan salir por favor, dejen el paso libre! – Gritó fuertemente un señor desde la puerta principal.

Regresando Jehilyn de su ensoñadora ilusión, se sorprendió al notar que en ese momento montones de jóvenes estudiantes empezaron a salir en cuanto el portón del recinto se abrió, ella solo se quedó quieta viendo desde una esquina cerca del portón del lugar todo ese espectáculo. De pronto, apenas a unos metros, escuchó una escandalosa risa de un pequeño grupo de estudiantes y después un gran grito en tono de juego.

- ¡Remo ni aunque en este momento te hagas creyente lograrás aprobar los parciales! – La vio, vio a Eleonor a tan solo unos metros de donde se encontraba.

- ¡¿Tu que sabes enana?! – Antes de que uno de los chicos del grupo acabara su exclamación, sus miradas se encontraron, en cuanto sus miradas coincidieron la tensión invadió el cuerpo de Jehilyn y se giró bruscamente buscando una salida entre el montón de adolescentes que caminaba por la vereda.

- ¡Es ella! – Eleonor jadeo cuando notó unos expectantes ojos marrones asomándose desde la puerta principal. - ¡Jehilyn, oye! – Gritó entusiasmada esperando que se detuviera, pero por el contrario Jehilyn se giró y empezó a andar sin siquiera saludarle lo cual le confundió pues estaba segura que sus miradas cruzaron hace un instante.

" ¿Será que me habrá olvidado? ¿O no me reconoció?"

- ¡Oye, espera! – Empujó a la gente corriendo detrás de la chica.

- ¡Ey enana, ¿qué te pasa?, ¿a quién persigues? – Eleonor escuchó el grito de su mejor amigo detrás de ella, imaginando que tal vez la comenzó a perseguir en cuanto ella corrió.

Buscó a la chica entre la gente y antes de salir del montón de chicos alcanzó a ver como Jehilyn doblaba en la esquina tratando de huir. Empujó a la gente y salió del montón, tan rápido como pudo dobló en la misma esquina que Jehilyn, la vio apenas a unos metros de ella y trató de alcanzarla a gran velocidad, pero antes de cruzar la cuadra tuvo que pararse en seco ya que Jehilyn se inclinó jadeante apoyándose de sus piernas a tan solo un metro de ella.

Jehilyn no hacía ejercicio, y teniendo en cuenta los 'atentos' cuidados hacia su salud, aquella malograda huida se había sentido como una maratón, ni siquiera había llegado a una tercera cuadra cuando ya se había quedado sin fuerzas por empujar a la gente y correr. De reojo notó como se acercaban los Air Force blancos que portaba la alta chica, mantuvo su posición para recuperar sus fuerzas sin algún entusiasmo por verla.

- Holi, ¿me recuerdas? – Preguntó Eleonor viendo a la chica asentir levemente pero aún sin erguirse. – Oh que bien, yo también te recuerdo jejeje. – Comentó algo nerviosa. – Lamento si soy algo metiche, pero ¿por qué corriste si es que me recuerdas?

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