Catorce

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Rouse abrió los ojos despacio. La habitación estaba a oscuras, aunque gracias a la ventana, cubierta por una persiana, era posible poder ver un poco. Todo estaba en silencio y quieto. Tanto que la suave respiración de Frost era perfectamente audible. Él se había dormido también, pero en una posición nada cómoda. Sin embargo, parecía estar tan relajado que a Rouse se le hizo imposible despertara con algún malestar pese a su postura. La muchacha no se movió ni un poco. No quería despertarlo todavía.

Con una pierna, un brazo y la cola colgando por el costado de la cama, Frost se sostenía prácticamente gracias al peso del cuerpo de Rouse sobre el suyo. Un hilo de saliva le caía de la boca y literalmente parecía que nada lo preocupaba en el mundo. Súbitamente hizo un movimiento que lo llevó a sujetar el brazo de la muchacha sobre su abdomen. Fue un agarré brusco, un poco doloroso, pero Rouse no se quejó quedándose viendo aquella mano mientras se hundía en sus pensamientos.

Rouse salía sola a vender las rosas. Realmente se ocupaba de esa tarea para no llamar la atención de ninguna forma. Aquella actividad le permitía no solo darle más veracidad a su papel, también le concedía el tiempo suficiente para hablar con sus compañeros. Un día después de la aparición de Snow uno de ellos se comunicó con ella. El sujeto le tiró las rosas, fingiendo un accidente, cuando ella estaba por llegar a su puesto de siempre. Al ayudarla a levantar su mercancía, el agente aprovecho de hablarle.

-El jefe quiere que recolectes muestras del sujeto- le dijo sonriendo como si le hubiera dicho algo amable.

-¿Muestras? ¿Para qué?

-Para neutralizarlo en caso de ser necesario- le respondió el agente poniendo unas rosas en la cesta- Ayer nos quedo claro que Frost puede convertirse en una calamidad y debemos estar listos para enfrentarlo si eso llega a suceder. Una muestra de sangre sería lo ideal. Si es posible de tejido.

-¿Una muestra de su sangre? Frost es prácticamente invulnera...-decia Rouse cuando recordó que tenía una muestra de ello.

-Ai313 le recuerdo que su trabajo no es solo recolectar información, las toma de muestras y reconocimiento de territorio también hacen parte de su trabajo- le hablo el agente duramente- Una muestra de su sangre nos ayudará a comprender su estructura y desarrollar armas. No olvide que estamos tratando con un criminal.

-Lo sé- exclamó Rouse un poco molesta.

Justo el día anterior, Frost había llegado con una herida pequeña en el brazo producto de su encuentro con Snow. Rouse había tirado las vendas y algodones que uso para limpiar ese corte y aunque no era mucho, sabía que para su organización era suficiente material para desarrollar todo tipo de sustancias que pudieran detener y hasta exterminar a Frost. El problema es que entregar esas muestras le desató una fuerte controversia. Sabía que hacerlo era su deber, que existía la posibilidad de que Frost pudiera volverse un enemigo en el futuro, sin embargo, algo en su interior le provocaba disgusto.

Solo tres días después de entregar las muestras, Rouse recibió el veneno. Era un prototipo, pero el hombre le aseguro de que sería efectivo. También le advirtió que lo usará solo de ser necesario, pues no se podía poner en alerta a Frost en ninguna forma. La muchacha puso el dispositivo en su mano, bajo la piel sintética que usaba para esconder el emblema de los Próceres de la muerte. Era el mejor sitio considerando su aplicación. Nunca pensó en tener que usarlo, pero cuando vio a Hit se sintió obligada a impedir asesinara a su objetivo más allá de que perderlo era perjudicial para su misión.

Rouse se separó un poco de Frost, levantandose sobre sus brazos para poder verlo a la cara. No puedo evitar sonreírse divertida con la cara que tenía en ese momento uno de los criminales más peligrosos del universo, pero rápido esa mueca se borró de su rostro. La primera vez que lo vio le pareció era un tipo tan miserable, tan desvalido y atemorizado que muy posiblemente despertó en ella el deseo inconsciente de protegerlo. Las mujeres tienen un sentido protector del tipo maternal. Un instinto muy desarrollado. Sin embargo, eso no podía haber despertado ese sentimiento que la estaba haciendo cuestionarse sus acciones.

La muchacha se cubrió la nariz con el antebrazo para estornudar y ese despertó a Frost que al ver a alguien reclinado sobró él lo empujó con fuerza. Estaba recién abriendo los ojos, solo distinguió una sombra, pero cuando notó a quien había atacado rápido se movió hasta ubicarse detrás de ella para evitar que Rouse estrellara la espalda contra la pared y se hiciera daño, aunque su mano sobre el pecho de la chica la dejó un poco adolorida.

-Señorita Rouse ¿Se encuentra bien?- le preguntó Frost un tanto alarmado por lo que había hecho.

La muchacha llevo sus manos a su tórax, cuando él la ayudo a sentarse en el suelo, y subió las rodillas como si hubiera querido hacerse una bolita, pero en realidad estaba conteniendo el fuerte dolor que ese golpe le causó. Frost se quedó inmóvil hincado detrás de ella, con las manos suspendidas sobre los hombros de la muchacha y su cola haciendo una serie de ansiosos movimiento.

-Señorita Rouse...

-Estoy bien- le dijo la mujer girando un poco la cabeza para verlo. Ella hablo con dificultad.

Frost no le creyó. Los ojos de la chica tenían unas lágrimas atoradas ahí y su rostro estaba un poco sonrojado. De haberla empujado con un poco más de fuerza le hubiera hecho pedazos el tórax. La muchacha se quedó sentada un rato. Lentamente fue recuperando el aliento y el dolor fue disminuyendo. Frost, cuando vio que ella estaba mejor, la cargo de vuelta a la cama. Se veía un poco confundido. Era la segunda vez que el hecho de que esa mujer saliera lastimada le preocupaba. En esa ocasión le ofreció una disculpa tanto por haberle empujado como porque quedará en vuelta en su disputa con Hit.

-No pasa nada. No te preocupes- le dijo la muchacha- Hit no tenía intenciones de matarme a mí y tú no me empujaste a propósito.

Frost puso una mano en su cadera y se frotó el cuello viéndole de costado. A ratos casi le causaba remordimiento aprovecharse de ella para tener un refugio cómodo.

-¿Tuviste un mal sueño?- le pregunto la chica mientras se cubría las piernas con una manta. Él se las miro hasta que esa tela las apartó de sus ojos.

-No...

-Debiste estar muy asustado durmiendo en los callejones- le dijo Rouse y él la miró entre abriendo la boca- Bueno...yo lo estaría. A diferencia tuya soy una persona normal. Si me quedara en la calle seguramente me pasarían cosas muy malas...

-Que no te quepa duda de eso. La calle no es un sitio para alguien tan frágil como tú- le dijo Frost con una pequeña sonrisa.

-Oye, yo no soy una mujer débil e ingenua- le reclamo Rouse un tanto ofensiva- Sé defenderme- agregó cruzando los brazos- Y no me asusto fácil...

-¡Una serpiente, se ha metido bajo su cama señorita Rouse!- exclamó Frost señalando el piso.

Él estaba parado a un metro de la cama. Rouse salto hacia él como un gatito que atrapó entre sus brazos. Fue imposible que Frost no se riera de eso.

-Idiota- le dijo Rouse al darse cuenta de que fue víctima de una broma.

Frost se le quedó mirando un momento antes de ponerla en el suelo y colocar sus manos tras su espalda.

-Que tímido eres- le dijo la chica acercándose a él como si hubiera querido darle un beso- Eres un tipo muy raro Frost- comentó al apartarse.

-Hasta un pirata como yo sabe lo que es la gratitud- le respondió un poco vanidoso- Has sido buena conmigo ¿Por qué te mostraría mi otra cara?

-Hmm ¿Tienes otra cara?

Frost puso ambas manos en sus caderas y cerró los ojos inclinando la cabeza a un costado. Se hizo tronar el cuello al hacer ese movimiento.

-Es una pena que siendo héroe no hayas obtenido las ganancias que deseabas- le dijo la chica que tenía las manos a su espalda, pero de manera juguetona. Frost abrió los ojos y la miró- Quiero creer que de haber sido así, no te hubieras convertido en un rufián.

Frost se sonrojo. No por lo que ella dijo sino por la dulce mirada que Rouse le dedicó al hablarle.

-¿Por qué no me cuentas una de tus aventuras?- le pregunto volviendo a la cama- Debes haber viajado por todo el universo ¿No?

-¿Tienes idea de lo grande que es el universo?

-No... por eso quiero que me cuentes. Me lo debes. Me golpeaste bastante fuerte- le dijo Rouse frotando su pecho.

-No hay necesidad de un chantaje, señorita Rouse. Si quieres que te cuente...lo haré- le dijo Frost.

Rouse le sonrió. Tenía la confianza de ese sujeto, podía obtener lo que deseaba y eso le daba miedo.

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