EL MALENTENDIDO

Camino de la vergüenza

Empecé a notar un dolor tremendo en mi cabeza, ¿Cómo había llegado hasta la cama? no podía apenas abrir los ojos, me encontraba muy mal, cuando noté a algo, o más bien alguien moverse a mi lado, abrí los ojos suavemente, me encontraba fatal, abrí por fin los ojos, y el pánico me vino al cuerpo cuando me di cuenta que no era mi habitación, ni se parecía a ninguna de la de mis amigos, me giré y vi un cuerpo musculoso a mi lado, no, no, no podía pasarme esto a mi, espera. ¿Y mi ropa? Levanté la manta para encontrarme solo con mi ropa interior inferior, no por favor, no podía pasarme esto a mi, ¿Dónde estaba mi sostén?¿Acaso me habían violado o algo así?, estaba muy asustada. Cogí mi teléfono móvil, las 7 de la mañana, tenía varios mensajes de, Jack, Holly, y ¿Brandon? Abrí la cajita de mensajes, primero abrí los de Jack, eran de a noche todos.

donde estas

Jack

donde estas sam, no te encontramos por ninguna parte, estoy muy preocupado

Jack

holly me ha dicho que me relaje, demasiadas copas y estoy muy preocupado

Jack

Obviamente iba borracho, el jamás escribía con faltas. Ahora los de Holly.

Sam, estamos muy preocupados por ti, Ryan y Jack van muy borrachos y tengo que llevarlos a sus casas

Holly

Sam ¿donde estas? tu hermano me a preguntado por ti le he dicho que vendrías conmigo a mi casa

Holly

¿Estás con Brandon? tia solo dimelo no pasa nada

Holly

Y ahora los de Brandon

No se quien ese idiota pero me las pagará

Brandon

Y no más mensajes, unas 20 llamadas de Holly y Jack, seguía angustiada por la situación, no quería saber quien era, las luces estaban apagadas y apenas se veía nada, solo un poco de una luz que salía de la ventana, localicé mi sujetador en el suelo y me lo puse, lo más rapido posible, podría ser un secuestrador o peor, me puse rapidamente la ropa y salí de ahí, mi camiseta parecía estar rota y sucía, lo olí y parecía ser alcohol, me estaba angustiando, no podía creer nada, salí de ahi pitando, había un largo pasillo y una ventana enfrente de las escaleras que daba a la ventana del vecino, era una abuelita, no me paraba de mirar, seguro estaba celosa de mi peinado, bajé mi mirada ¡Mierda! llevaba los pantalones al revés!, me dolían mucho los pies, así que cogí los tacones en la mano, bajé las escaleras silenciosamente, quería saber de quien era esta casa, me adentré a la cocina, la casa era muy grande pero parecía no haber nadie, escuché un ruido, y me asusté, cogí una de las sartenes que había en la mesa, y me puse detrás de la puerta, cuando noté una figura salté y grité.

-¿¡QUIEN ERES Y POR QUÉ ESTOY AQUI?!- Le miré alarmada, parecía un adolescente, de mas o menos 17 o 18 años, tenía el pelo castaño y un cuerpo bien trabajado, iba en boxer, se estaba rascando los ojos, los tenía rojos, como yo, parecía tener resaca. Él me miró nervioso.

-¡Tranquila!¡Eres tú la intrusa en mi casa!-Dijo él sorprendido, tenía un acento raro, no sería de aquí

-¿Por qué estoy aquí?-Dije levantando más la sartén-

-No tengo ni idea, no recuerdo nada de la noche anterior. - Dijo él intentando calmarse. - Relajate. -

-¿Qué me relaje?¡Me he despertado en la cama de un desconocido, practicamente desnuda!¿Cómo pretendes que me relaje?

-Espera, espera, ¿Qué?-Dijo él abriendo los ojos- Nosotros... tuvimos... ¿Sexo?- Dijo - No tenía ni idea. - Me miró -

-Oh, dios. - Bajé la sartén y la dejé sobre la mesa - No puedo creerlo. - Me sonrojé - Que vergüenza, casi te mato. - Intenté sonar calmada, pero igual estaba nerviosa.

-Hagamos una cosa, ¿Por qué no olvidamos..-Corrigió- ¿Por qué no hacemos como si nada, si total, no recordamos no?-Dijo él, yo asentí suspirando- Estabamos ebrios, no sabíamos lo que hacíamos. Además a lo mejor ni si quiera lo hicimos...-Obvio si

-Esta bien. - Dije ya calmada.

-¿Quieres algo de ropa?-Dijo mirando mi ropa rota. -Yo asentí avergonzada. Me hizo una seña para que le siguiese, entramos en su habitación y me sacó una camiseta grande y unos pantalones de gimnasio. - No se si te servirá, es mio, y es lo más pequeño que tengo. -

-Esto va bien. - Dije mirandole, el salió de la habitación, me lo puse, me venía un poco grande, pero algo es algo, salí y me miró y por alguna extraña razón sonrió.

-Te ves bien. - Me hizo sonrojar. - ¿Sabes? no me arrepiento tanto de lo de anoche. - Dijo acercándose, yo me quedé helada. - Que pena que no me acuerde. - Definitivamente este chico tenía algo, y no sabía que era, se giró y me cogió del brazo suavemente para bajar las escaleras. - Por cierto, no me has dicho tu nombre.

-Me llamo Sam. - Hice una pausa. -¿Y tú?

-Kyle. - Dijo este -¿Quieres comer algo?- Dijo entrando a la cocina, estaba siendo demasiado amable para haber sido un rollo de una noche. -

-¿No estas siendo demasiado amable como para haber sido solo una tontería de una noche ebrios? - Dije sincera mirandole, el rió. -

-He dicho que hagamos como si nada, tan solo fue un malentendido. - Dijo él mirando la nevera. - ¿Te apetece leche con cereal? Es lo que suelo desayunar yo. - Dijo él, era tan... ah, no sé, pero me gustaba.

-Un malentendido, eso es... - Suspiré - Y si, leche con cereal estaría bien. - Dije amigablemente.

Desayunamos y hablamos como si nos conociesemos de toda la vida, y incluso nos reíamos por tonterías, miré el reloj, las 10.

-Dios... ¡Ya son las 10! Mi hermano y mi mejor amiga y mi..

-Tu novio. - Dijo él algo cortado. -

-No, no tengo novio. - Hubo un pequeño silencio, noté como hacía una media sonrisa. -

-Sigue.

-Mi hermano, mi mejor amiga y mi mejor amiga se preocuparan por mi, debo irme. Cogeré un bus o...

-No hables, yo te llevaré. - No podía creer.

-No hace falta yo... - Me interrumpió, este chico era el rey de interrumpir. Reí mentalmente.

-Voy por las llaves. - Dijo sin dejarme rechistar, cogió sus llaves, se colocó una camiseta y salimos. - Además, tengo que ir a casa de un amigo justo a unas manzanas de aquí. En la calle hood, ¿Queda cerca de dónde tienes que ir?-Entré en su coche. -

-Oh, pues... - Espera un momento. - ¿Has dicho hood? - Dije tensa - ¿Qué número?

-Pues... el 8 creo, ¿Por qué?- Dijo él sin entender, no podía creerlo, no. Yo vivía ahí.

Mierda.