Único e imperfecto

89 18 11
                                    

Tobi trazó las cicatrices extendidas de su cuerpo.

Desde los suaves relieves que brotaban de su piel, hasta la piel quemada.

Había tanto que explorar que la abrumadora sensación lo engulló; Pensó, los shinobi experimentaban sus cicatrices de batalla como una medalla de honor a sus victorias. Óbito a lo largo de su vida los veía reírse e inflar el pecho con el orgullo al topé.

Pero las comprendía como una imperfección más que añadir, junto con los parches de carne blanca que surgían como plagas alrededor de una gran parte de su masa muscular. Delatando su artificialidad física y su falta de... ¿Humanidad? Supongo.

Su cuerpo sólo era el narrador de los muchos de sus fracasos a lo trascedente. Las quemaduras que lo marcaron cuando era un niño y el Katon se veía a todo un mundo de distancia. Los desgarres de ser aplastado por un conjunto de rocas y las demás marcas que provocaban su debilidad.

Tobi odiaba su debilidad.
Odiaba sentirse indefenso y engullido por un mundo donde la oscuridad predominaba y arrastraba a los demás a rincones tan profundos que muchas veces se vio obligado a relojear.

Madara había reclamado que sea perfecto, que aquel era el requisito para ser el nuevo Madara, para ser el líder y estratega de Akatsuki. Una voluntad férrea en Tsukoyomi.

Y Tobi sintió que esa supuesta voluntad férrea había desaparecido de él desde aquella noche, dónde la luna brillo de rojo carmesí y quedó solo la devastación de un complejo de cuerpos ensangrentados.

Se trago un suspiro y camino rumbo al paradero de su compañero.

La única manera de ser perfecto para una persona que era la imperfección personificada, era usar una máscara y fingir que lo era.

Usar su cuerpo devastado e desgarrado para un fin. No importaba como se veía, porque Madara le aseguró que el final del camino era más que gratificante, y no solo para él, sino para todos los que el mundo se tragó.

El vacío no se va.
Y Tobi como Óbito no podía evitar sentir como la bilis se elevaba hacia su garganta al verse la mano sin el guante de cuero, o verse reflejado en el espectro de un kunai, aún cuando la máscara enroscaba su aliento alrededor.

Cualquiera que lo viese sabría que no existe la diferencia entre él y escoria.

Arrastro sus pies hasta el artista. "¡Hey, hey! Hasta que al fin se le ocurre aparecer". Bromeó, haciendo el intento de apartar a Óbito y volver a su personaje carismático.

Se estiró sobre su espalda cuando lo único que recibió fue un gruñido resentido, como era cotidiano. Colocó al propósito sus codos en los hombros bajos del rubio (que moldeaba la arcilla de sus manos, dándole forma y propósito) y sus manos por encima de la caballera rubia sosteniendo su máscara de pilueta.

"¡Oh, oh! ¡Tobi ya sabe lo que es!" Probablemente esperando explotar en cualquier segundo, se encogió en su lugar. Entre cerrando su único ojo para observar la masa blanquesina. "¡Es.. Una araña!"

"¡Imbécil, es un ave!"

Resopló divertido mientras se estiraba por encima de Deidara para delinear con un dedo la forma. Frunciendo el seño cuando noto los huecos y desproporciones de la estructura. Aún sus cejas caídas cuando fue tirado a un lado de la tierra.

"Si vas a comenzar con tus.. juegos, busca a un amigo de citas, hm". Hecho una última relojeada a la arcilla.

El viento soplo el cabello puntiagudo y negro. "No lo entiendo Senpai." El guante acarició los mechones negros para luego sentarse.

Deidara siempre lo confundía, más de una ves. Tal vez producto de salir volando por los aires al menos una vez por hora. Por qué no sabía de dónde provenía la necesidad y gusto de prevalecer a su lado en todo momento de rutina. O como sus músculos tensos y picados se relajaban a escuchar su voz.

A veces, sentía que necesitaba ser perfecto para hacerlo.

Por qué un artista (Deidara lo es) siempre gusta de la perfección, esa es su búsqueda y su propósito, ¿No?

Al notar la mirada azulada de su compañero, Tobi decide interrogar. "Francamente no lo entiendo, compañero. Si tienes la experiencia y el talento para hacer una forma perfecta para su arcilla, ¿Por qué hacerla parecer como una copia de otra copia?"

Ignoro la hinchazón de la vena del rubio en su frente ante lo último, esperando una respuesta más que un estallido o grito enfurecido.

Demás, por primera vez, Deidara sintió la curiosidad acentuada en el enmascarado que, lamentablemente y desafortunadamente, le había tocado como compañero. La curiosidad por.. sobre su arte que nadie expresaba hacía él.

La emoción que brotó cuando, por sobretodo todas las personas en el mendigo planeta plano,
Tobi decidió preguntar y interesarse en el rubio.

Y solo tal vez podria guiar al enmascarado para que no terminará como el absurdo de Akasuna.

"¿Y qué sentido tiene hacerla perfecta?"

Y, no por primera vez, Óbito se quedó en blanco y olvidó por completo su papel.

"Sólo observa, tuerto". Decidió ignorar lo último para enfocar su mirada en la figurita que le extendía el rubio en su mano. "¿Qué ves?"

"A un pobre pajarito que acuchillaron más de una vez, puedo decir." Bramo para jadear ofendido al sentir el chichón crecer por debajo de su caballera.

"¡No, idiota! La perfección es absurda, y la verdadera naturaleza se encuentra en los cráteres que deja una explosión tras desaparecer".

"Eso no tiene sentido".

Por que hiba en contra de todo lo que vió y aprendió. Él necesitaba ser perfecto por qué nació en un clan de perfectos, él necesitaba ser un shinobi perfecto para ser útil, él necesitaba.. ser perfecto.

El vacío incrementó.

Toda su vida la paso intentando ser perfecto y fracasando una y otra vez en el intento. Desde su lazo sanguíneo hasta la identidad de Madara.
Pero él no era Madara, tampoco era Tobi. Sólo era el imperfecto e incorregible Óbito Uchiha.

"La perfección es absurda por qué no se puede obtener, todo tiene que ser perfecto para ser la definición de perfecto y detesto eso". Giro la figurilla. "¿Qué es más interesante? Ser la definición de perfecto o ser la definición de imperfecto?" Giro para ver a su compañero aún varado en el suelo.

Trato de analizarlo, pero no pudo, sólo.. solo enfoco la oscuridad del cuenco vacío de la máscara casi tragarse la masa de arcilla.

Óbito quería ser perfecto para poder vivir en paz. Olvidar sus fracasos, y por sobretodo, sus cicatrices.

"Tenla". Tendió una vez más la mano y la arcilla, esperando que su compañero se burlara de su mentalidad.

Más observo con asombro la mano enguantada acercarse dudosamente a la pálida del rubio. Para al fin agarrar suavemente la avecilla (e ignorar el tacto cálido cuando cuero y piel al fin se tocaron) y acercarla por debajo de la máscara por más definición.

La ave era como él.. llena de imperfecciones, huecos en vez de cicatrices, y deformaciones en vez de quemaduras.

Y apesar de eso, a Deidara le gustaba.

Y apesar de eso, a Óbito también le gustaba.

Y por primera vez en años, sintió que ya no necesitaba ser perfecto para Madara y Akatsuki. Sino..

Imperfecto, o mejor contado, ser él para caminar al lado de su compañero.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 10, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

imperfection is synonymous with perfectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora