𝐏𝐑𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍𝐄𝐑𝐎𝐒 |ᴏʙɪɪʀᴜ|

Capítulo 1

"Condena"

—queda sentenciado a quince años de prisión y sin derecho a fianza —dictaminó el juez, dando un golpe a la mesa con su martillo.

—¡señoría esto es injusto! ¡yo no he hecho nada! —testificó Iruka en su defensa.

—la audiencia ha concluido y su caso queda cerrado —masculló el juez.

—si me permite un minuto de su tiempo su señoría —habló el abogado del acusado, al lo que el juez que en ese momento recogía sus papeles, lo volteó a mirar—. Le recuerdo que mi cliente no puede ir preso aún.

El jurado le dió toda su atención, en el especial el juez.

—expliquese señor Tenzo —pidió el, entrelazando sus dedos sobre la superficie de madera con la que cuenta su mesa.

El mencionado sonríe y toma una carpeta que estaba sobre el escritorio.

—verá, el reporte policial dice que no hay suficientes pruebas para acusarlo.

—sus huellas dactilares estaban en el arma homicida ¿que más evidencia que eso? —acotó una mujer del jurado.

Ella quiso seguir hablando, pero el juez levantó su mano en dirección a ella para hacerla callar, cosa que pasó de inmediato y posteriormente permitió que Yamato siguiera testificando.

—sabemos que sus huellas estuvieron ahí, pero jamás hubo testigos, cabello o ADN que puedan confirmar que el haya sido el asesino de la señorita Hanare.

—¡objeción! —exclamó el abogado de la familia afectada.

—hay lugar —permitió el juez.

—su señoría, hace poco un oficial de policía nos entregó la más reciente información sobre el señor Umino —anunció Mizuki, abogado defensor de la familia de Hanare—. Se descubrió que la víctima tenía relación con el asesino y al parecer, ambos tuvieron una discusión dos días antes de su muerte.

—¿eso es verdad, señor Umino? —inquirio una vez más el juez.

Yamato miró a Iruka inquisitivo, esperando una negación rotunda, cosa que jamás recibió.

—así es, tuve una discusión por temas financieros —contestó, dejando a su abogado perplejo y algo molesto—. Luego de eso no la volví a ver.

—eso cambia las cosas... —mencionó el juez.

—señoría, aún debo decir algo —habló Tenzo, captando la atención del jurado una vez más—. Sigue sin haber evidencia suficiente, el señor Umino no puede ir preso todavía —Yamato suspiró y se levantó de su escritorio—. Señor, esto no parece un homicidio común.

Los presentes se miraron las caras, Iruka estaba dudoso, Mizuki y sus clientes se hicieron preguntas entre ellos y el jurado se miraron unos a otros.

—¿que insinúa señor Tenzo? —preguntó un hombre a la izquierda del juez.

—digo que esto parece un homicidio premeditado —aclaró—. Más bien una trampa del asesino real.

El juez agrandó sus ojos ligeramente tras cierta impresión.

—señoría-

—silencio señor Touji —calló a Mizuki y este obedeció a regañadientes—. Siga por favor —le permitió a Yamato, quien dibujó una sonrisa ligera en sus labios.

—como le decía, todo esto parece un camuflaje del verdadero asesino. La carencia de mucha evidencia y sobre todo de sospechosos, deja al único que tuvo el último contacto con la señorita Hanare, como el asesino —explicó—. Por eso le pido una reducción de sentencia y una orden de investigación.