izuku el esposo

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Todoroki gritó con fuerza: "¡Corre, carajo, corre, Izuku! ¡No te detengas! ¡Corres y no mires atrás, no importa que pase! ¡Solo corre!"

Mientras hablaba, una flecha lo alcanzó, y su cuerpo se estremeció de dolor.

Izuku se detuvo un instante, su rostro contorsionado por la angustia. Luego, con determinación, exclamó: "¡No, no te dejaré...! ¡Por favor, aguanta un poco más, mi amor
"¿Cómo llegamos a esto?" se preguntó Izuku, mientras agarraba a Todoroki y lo ponía sobre sus hombros. "¿Cómo se fue todo a la mierda?" pensaba, mientras sus pulmones dolían de correr.

Mientras corría, el sudor resbalaba por su rostro, y el sonido de sus pasos resonaba en sus oídos. Sentía una mezcla de desesperación y determinación. El miedo a perder a Todoroki lo consumía, pero su amor y lealtad hacia élla lo impulsaban a seguir adelante.

Desde que se conocieron aquel dia. Izuku y Todoroki habían desarrollado una conexión especial. Todoroki, la hija de la poderosa rin, había encontrado en Izuku un amigo y aliado incondicional. Y para Izuku, Todoroki era más que una amiga era su todo.

Pero ahora, en este momento crítico, Izuku se preguntaba si podría salvar a Todoroki. La herida era grave, y el tiempo se agotaba. "¡Agarra mi mano, Todoroki!" gritó Izuku, mientras intentaba mantenerla consciente.

Todoroki abrió los ojos, débiles pero llenos de amor. "Izuku..." susurró.

"¡Estoy aquí, Todoroki! ¡No te dejaré!" respondió Izuku, apretando su mano.

Para entender esto, volvamos un tiempo atrás, o mejor dicho, al comienzo de esta historia, donde Izuku conoció a su princesa y su princesa conoció a su plebeyo.
En el reino de la gran familia Todoroki, donde los ejércitos poderosos y los magos habilidosos protegían las tierras, la Reina Todoroki gobernaba con sabiduría y justicia. Sus hijas, cada una con su propia personalidad y habilidades únicas, eran conocidas por su belleza y gracia. La arquitectura del reino era impresionante, con torres de piedra y jardines floridos que se extendían hasta el horizonte.

La hija menor, Natsuno Todoroki, era una joven curiosa y juguetona, con una sonrisa que iluminaba el día y ojos brillantes como estrellas. Su cabello largo y oscuro caía como una cascada por su espalda. Un día, decidió visitar el pueblo, donde se encontró con un panadero llamado Izuku. Su mirada se detuvo en las pecas de Izuku y su cabello casi verde, y se sintió cautivada.

Natsuno no podía dejar de pensar en Izuku. Su sonrisa inocente y su mirada cálida la habían conquistado. Decidió volver a la panadería al día siguiente, con la excusa de comprar pan fresco para la familia. El aroma dulce de los panes frescos y el calor de la panadería la envolvían, haciéndola sentirse cómoda.

Pero lo que Natsuno no sabía era que su encuentro con Izuku sería solo el comienzo de una aventura que cambiaría su vida para siempre.

Nanan... pensaron que esta historia iba a ser todo color de rosa.

Natsuno, entró en esa panadería que tanto le llamaba la atención con una sonrisa radiante. Su cabello oscuro y brillante caía sobre sus hombros, y sus ojos brillaban como estrellas.

Hola ,dijo Natsuno, acercándose a la mesa de Izuku. Me encanta el olor a pan fresco.

Izuku levantó la vista, sorprendido por la belleza de Natsuno. Sonrió ligeramente.

Hola ,respondió Bienvenida a mi panadería.

Natsuno se sentó en una silla, y Izuku le ofreció un trozo de pan recién horneado.

Gracias dijo Natsuno, mordisqueando el pan, Está delicioso.

Izuku sonrió,complacido.

Me alegra que te guste,dijo.