Jaemin estaba borracho. Se tiró en la banqueta, junto a una máquina expendedora, en busca de escondite, y el bote de basura que estaba junto a él cayó; todo su contenido ahora estaba expuesto en la calle. Milagrosamente, había logrado llegar a la zona en la que vivía, pero el cuerpo no le daba para seguir avanzando. Había corrido desde el centro de la ciudad hasta su calle, y el estar borracho no le hacía ningún favor.
"¡Malditos! Creyeron que se aprovecharían de mí. ¡Pues no! ¡Están muy equivocados!", gritaba y hacía ademanes con las manos. Varios vecinos de la cuadra asomaban sus cabezas por la ventana para ver al causante de tanto escándalo a esas horas, y otros estaban listos para llamar a las autoridades.
"Le tuve mucha fe a esa página. ¡Se veía confiable!", Jaemin, recargado en el costado de la máquina expendedora, volteaba hacia la calle por la que entró y esperaba que no lo hubiesen seguido hasta ahí. "Ah... me quiero vomitar". Era normal que lo hiciera, estaba borracho, pero él nunca vomitaba. Incluso en ese momento, sabía que no había tomado lo suficiente como para hacerlo vomitar tan rápido. Haber corrido tanto y sin descanso había sido suficiente para revolverle el estómago y sentir la comida en el esófago.
Echó la cabeza hacia atrás para recargarla en la máquina como su espalda lo estaba haciendo. Cerró los ojos y empezó a hacer ejercicios de respiración. Inhalaba hasta el fondo, sostenía unos segundo y exhalaba lentamente. Eso le ayudaría a reponerse y si tenía suerte, a no vomitar. Pasaron varios minutos en los que estuvo haciendo eso y ya se estaba dormitando. Sabía que si se quedaba dormido ahí nadie le robaría nada... por que no llevaba nada. Ni siquiera llevaba zapatos puestos y sus calcetas blancas ya estaba negras de la planta. Se miró los pies y los movió de un lado a otro. Su borrachera no le permitía concebir que no traía zapatos y que probablemente no los iba a volver a ver pero ese era el menor de sus problemas en el momento.
Mientras veía sus pies, pensando en que algo hacía falta, escuchó pasos acercándose. Su corazón comenzó a latir a mil por hora, si lo volvían a arrastrar a la situación de la que se había escapado ya no iba a poder librarse de nuevo, no tenía energía ni fuerza ya para eso. En un intento de pasar desapercibido acercó sus piernas a su pecho y las abrazó. Si hubiese podido se hubiese metido debajo de la máquina expendedora pero no podía y por eso estaba apretado en una esquina. Los pasos se acercaban cada vez más y Jaemin tenía los ojos bien abiertos por si debía reaccionar rápido.
Un hombre vestido completamente de negro, con jeans, camisa de cuello alto, una chaqueta de cuero debajo de una gabardina y gorra, se hizo presente. Iba a paso lento, viendo su celular sin prestar atención a su entorno. Llevaba una mochila que Jaemin había visto antes y, cuando reconoció el conjunto que llevaba puesto, le dio gracias a quien sea que lo había salvado de que no fueran los locos de hacía un rato.
"¡Oye! ¡Tú vienes conmigo a una clase!", Jeno se detuvo un poco para ver bien quién le hablaba. No reconocía la voz porque ni siquiera podía hablar bien. Miró de reojo al tipo que estaba tirado a un lado de él, y cuando vio quién era, se lamentó de haberse detenido.
"Te equivocas", dijo y se dispuso a continuar su camino. Ya estaba lo suficientemente mal como para lidiar con un borracho, y peor aún si el borracho era Jaemin.
"¡Claro que no! Soy bueno recordando caras. Eres Jeno, las chicas hablan mucho de ti y dicen tu nombre. Jeno esto, Jeno aquello. ¡Eres tú! Ven, ayúdame a levantarme", Jeno se quedó en silencio, dándole la espalda. Jaemin parecía una tortuga que había caído sobre su caparazón y no podía levantarse por sí misma. Extendía los brazos hacia Jeno y los sacudía para llamar su atención. Jeno veía al horizonte. Ni un pensamiento pasaba por su cabeza.
"Vamos, quiero irme a casa", se quejó Jaemin. Volteó a verlo y contempló las opciones que tenía. Hacer como que no lo conocía y dejarlo ahí tirado a su suerte, o levantarlo, hacer como que no lo conocía y dejarlo a su suerte. Pensó en el karma y en cómo había cosas que se recompensaban y otras que se castigaban. Esta era una de ellas. El universo le iba a recompensar por haber levantado a Jaemin, probablemente ese gesto le evitaría la muerte o que lo asaltaran. Suspiró y decidió ser un buen samaritano esa noche. Gran error.
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Sex Drop | NOMIN
FanfictionJaemin es un estudiante universitario conocido por ser completamente abierto acerca de su orientación sexual y su rol activo en sus relaciones. A Jeno, quien aún no ha revelado su orientación y comparte clase con Jaemin, le incomoda la forma en que...