STARGIRL | Julián Álvarez

IIII

______________________________________

•.¸♡¿Departamento pequeño?♡¸.•

VARIAS SEMANAS HABÍAN PAsado desde que Luna expreso su disgusto por la fecha en la que se iba a operar la nariz. Para ser más exactos, ya estaban a inicios de mayo.

Ella se encontraba haciendo completo reposo, es decir, no entrenaba, no salía de fiesta, no salía de su cuarto, evitaba cualquier tipo de contacto humano que no fuese su roomie, y como extra, tampoco cocinaba, aunque eso es algo que pasaba mucho antes de la operación.

Aunque, algo bueno salió de su aislamiento, había mejorado su vínculo con Julián.

Ellos siguieron hablando por mensajes conociéndose mejor y provocando que Luna poco a poco cambiará su opinión sobre él. Hablaban de muchas cosas salvo, de la cirujía, y eso es algo que traería uno que otro problemita a futuro.

Por otro lado, el joven Alvarez salía de su entrenamiento e iba directo a la pista en dónde pensaba que cierta platinada se encontraba.

Se llevó una gran decepción al ver como todos los patinadores salían del lugar, todos menos una chica pelo duro, como la araña solía molestarla.

Cierto castaño, a pesar de estar con la vista en el celular, noto la presencia del futbolista afuera del edificio y extrañado se acercó hacia él con intención de descubrir que era lo que lo había llevado ahí, no podría haber sido Luna ¿No? Después de todo ella estaba encerrada en su cuarto desde hace poco más de dos semanas.

—Hola ¿Qué haces aquí tú? —Pregunto el esbelto con una muy buena pronunciación del idioma ajeno.

Julián extrañado y aliviado de no tener que emplear su inglés desastroso respondió —Vine a ver a Luna, era como una sorpresa ¿Sabes cuándo sale?

Massimo frunció levemente el entrecejo y luego soltó una sonrisa juguetona.

—Luna está haciendo reposo en casa. —Dijo el de ojos azules, el cual al ver la expresión de preocupación de Julián agrego. —No es nada grave, solo que hace un año tuvo un accidente en una competencia y desde ahí que tenía problemas para respirar, solo eso.

Eso le dió alivio al argentino el cual se había quedado en silencio mirando al contrario el cual, hacía exactamente lo mismo.

Al inglés se le vino a la mente algo que no dudo ni un segundo en ejecutar.

—¿Quieres venir a casa conmigo?

—¿Eh?

—Si, yo vivo con Luna y ella no sale de su pieza hace un montón, por ahí le alegra tu compania.

El argentino se lo penso unos segundos ya que no podía darle tantas vueltas al asunto por lo que terminó por aceptar.

Juntos se dirigieron hacia el departamento de la cirujeada.

El camino por las calles primaverales hacia el hogar de él inglés fue bastante silencioso, al menos por parte de los hombres, ya que los sonidos cotidianos de los autos y la gente a su alrededor seguía estando presente. La caminata no fue larga aparte de que el clima ayudo a que sea llevadera.

Al llegar y estar frente del edificio se apuraron a entrar y subir por el elevador hasta el tercer piso. Cuando el timbresito sonó salieron y siguieron camino hasta una de las puertas en ese amplio y elegante pasillo.

El inglés saco sus llaves y abrió la puerta dejando ingresar al extranjero primero.

—¡Luna! —Llamo a su amiga sonriendo cuando la vio salir por una puerta hecha un completo desastre.

Los pelos disparados para todos lados, la venda adhesiva en si nariz sucia debido a que ya debía cambiarla, cuando salió se estaba frotando los ojos, indicio de que se acababa de despertar por lo que, dedujo que no habrá comido nada en todo el día. Sonrío fuertemente ante la desastrosa presentación de su amiga, dicha sonrisa fue reemplazada por una carcajada al ver la expresión de horror en el rostro de su compañera cuando esta noto con quién venía.

—Y me dieron una semana más por culpa de mi papá. —Termino de contar la mujer.

—Igual 'ta bueno eso, tene' una semana más pa' descansar.

—¡No! —Exclamo la de ojos verdes con molestia.— Me voy a atrasar mucho, eso no es bueno. Y aparte encima ¿Sabes lo que más me molestó? Que mi papá me dijo que parecía una uva.

Julián frunció el ceño sin entender el porque de esa comparación. —¿Una uva?

—Por violeta y redonda. —Contesto la mitad inglesa mientras le mostraba por su celular una foto en dónde ella tenía la cara levemente hinchada y el centro del rostro morado debido al moretón postoperatorio.

El argentino no pudo evitar soltar una estruendosa carcajada al ver la foto, realmente tenía razón, parecía una uva, aparte de que la expresión en el rostro de la chica en la foto no ayuda a que se la tomase con seriedad.

La platinada le propinó un fuerte golpe en la espalda intentando callarlo, ofendida por su reacción, sin provocarle ningún daño.

Poco después la fémina soltó pequeñas risas, contagiada por el cordobés.

Massimo salió de la cocina, algo extrañado por la escena de las dos personas delante suyo muriéndose a carcajadas.

—Bueno ¿Que veremos? —Pregunto mientras dejaba los bouls en la mesita ratona delante del sofá y se sentada al lado de Luna.

Martu