T/N es aceptada en la mejor universidad de la ciudad, junto a su mejor amigo Na-kyum quién es su compañero de departamento. Nunca se imaginó que su pasado volvería a encontrarla y cambiar su vida completamente, ni que la persona con la que se encont...
Al despertar Sandy se encontraba a mi lado, seguía dormida y preferí dejarla dormir un poco más, así que me levanté de la cama con mucho cuidado. Salí de su habitación e intenté ser lo más discreta posible para no llamar la atención de Seung-ho. No tenía ganas de verlo como otras veces y eso me asustaba demasiado.
Al llegar me sorprendí al encontrar a Kim limpiando mi habitación.
-Ya despertó, señorita. Estoy a punto de terminar aquí, puedo cambiarla de habitación si usted gusta.
—No te preocupes, Kim. Aunque si me gustaría pedir algo.
—Digame...
—Me gustaría usar el piano que está en la habitación, ¿Podría?.
—Le pertenece al amo Seung-ho....
—Lo siento pensé que no lo usaban. —agaché la cabeza
—Pidió que lo sacarán de su habitación por una extraña razón, no creo que haya problema por usarlo. —sonrió subiendo mi ánimo —. Alegre este lugar con bellas melodías.
—Mi padre tenía un piano viejo en casa y me dejaba tocarlo con la condición de cuidar cada tecla, tocar cada una de manera cuidadosa. Y este piano es hermoso, tiene mucho tiempo que no tocaba en un piano tan bonito.
—¿Qué pasó con el piano de su padre?. —preguntó sin dejar de limpiar
—Cuando mamá murió, perdimos las pocas cosas que teníamos incluyendo el piano de mi padre. Vi con mis propios ojos como era destruido, pues para otras personas era basura. —suspiré
—Perdón por hacerla recordar, no era mi intención hacerla sentir de esa manera.
—No es malo recordar, a pesar de todo es un recuerdo hermoso que compartí con mi familia y lo atesoraré con todo mi corazón. —sonreí
—Tienes un gran parecido con tu madre y sin duda tienes un ángel muy bondadoso al igual que ella.
-Gracias... ¿Puedo sentarme en la cama?.
—Claro.
Tomé asiento y vi que traía hacia mi una pequeña caja
—¿Qué es eso?. —dije dudosamente viendo aquella caja
La abrió y sacó de ella una pomada, junto con unas curitas para cubrir los golpes.
—¿Puedo?. —preguntó
Asentí con la cabeza y comenzó a limpiar mi rostro.
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-Por buena suerte no dejarán marca. -daba pequeños toques con algodón en las heridas
-La verdad no me preocupa si quedan las marcas. —dije sin expresión alguna
No respondió y cambió de tema.
-Me he dado cuenta que eres un poco risueña. Eres una niña muy peculiar.
