04

1.7K 275 13
                                    

Cuando YoonGi despertó, el espacio a su lado estaba vacío y frío, tuvo una sensación extraña en el pecho que diferenció como desilusión y se maldijo a sí mismo. Se puso de pie y buscó por todas partes algún indicio de que su precioso rubio le hubiese dejado algo para poder contactarlo, tal vez una nota.

Sin embargo, JiMin no había dejado absolutamente nada, solo se retiró y volvió a su casa antes de que sus padres enviaran a sus guardaespaldas para buscarlo. Fue alrededor de las tres de la mañana, cuando recibió una llamada de su madre, en la cual lo amenazaba para que volviera y tuvo que salir corriendo.

No era su intención dejar a YoonGi de esa manera tan indiferente, no después de haber compartido su primera vez con él y mucho menos luego de haberse sentido de esa manera tan maravillosa. Solamente que el miedo en su interior se desató, sabía que sus padres no aprobarían sus conductas, sobre todo, cuando atentaban contra su perfecta imagen y podrían hacer algo al respecto.

Para su mala suerte fue así, apenas llegó a su hogar, se encontró con su madre y no solo le recrimino su comportamiento irresponsable, sino que le informó sobre el adelanto de su matrimonio arreglado.

—Solamente te faltan unos meses en la universidad y tu padre cree que el entrenamiento para la empresa puedes hacerlo estando casado, los Kim ya se contactaron para que conocieras a Jisoo.— informó SoRa antes de irse al spa para calmarse porque supuestamente estuvo muy preocupada por su culpa.

—Pero madre...

—No hay peros, sabes que este es tu deber y de una buena vez pon los pies en la tierra. Nos lo debes y te tuvimos para esto.— sentenció sin permitirle hablar.

JiMin sabía perfectamente que esto sucedería tarde que temprano, pero no estaba preparado mentalmente para que llegara el día y es que tendría una esposa cuando él era homosexual. Sus padres ni siquiera sabían su orientación sexual y de saberla tampoco les importaría porque este matrimonio aseguraba el éxito de las empresas Park, como único heredero era su obligación.

Quería negarse o hacer algo al respecto, pero no tenía nada para defenderse y dependía completamente de sus padres, como casi todos los chaebol de su edad. Sin más opciones por el momento, se encerró en su cuarto y mensajeo con TaeHyung para contarle sobre el encuentro de anoche y lo más reciente.

Su mejor amigo fue comprensivo y trató de apoyarlo, aunque ninguno de los dos tenía una solución para un matrimonio arreglado, ni lo necesario para evitarlo. Hasta que TaeHyung simplemente soltó una idea sarcástica "Podrías casarte con el tal YoonGi y así no podrían obligarte" y eso se quedó rondando en su cabeza.

—Podría pedirle ayuda...— murmuró JiMin al aire, mordiendo su labio inferior por el nerviosismo que comenzó a sentir de solamente pensarlo.

No exactamente casarse con YoonGi, pero recuerda que le ofreció un piso y ahora que lo necesitaba podría solicitarlo para esconderse un tiempo. No obstante, había un problema y es que de solo imaginar que volvería a verlo, su corazón latía como loco y su mente se volvió todo un lío.

El recuerdo de cada caricia, cada azote, cada beso y sensación estaban aún presentes en su memoria, su cuerpo entero tenía las pruebas de ello.

Ciertamente, no conocía a YoonGi del todo, pero jamás experimentó tales sentimientos con alguien más y creía que podría ayudarlo. Por eso es que luego de pensarlo bien durante aproximadamente una semana, decidió volver al hotel donde estuvieron aquella noche y preguntar por él.

YoonGi se sorprendió cuando la recepcionista marcó a su habitación para informarle que había alguien buscándolo y al escuchar el nombre, no dudó en permitir que subiera. Afortunadamente no tenía nada que hacer el día de hoy y se había quedado en su casa para descansar del trabajo, lo cual no estaba funcionando del todo cuando su mente estaba llena de cierto chico rubio. No había dejado de pensar en él y en la noche que compartieron juntos.

𝓓𝓮𝓼𝓸𝓫𝓮𝓭𝓲𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora