Capítulo primero

1.2K 72 22
                                    

«¿Alguna vez has estado con un hombre?»

«Una vez...» responde, y la melancolía de la voz parece un triste canto.

El alfa dentro suyo llora y Harry mira al joven que tiene delante. Desnudo, esperando y suplicando en silencio que le destroce la carne.

Y el tormento nunca fue tan visceral, sabe que nunca va a ser igual, porque no es él.

No es él...

Sábado 29 de mayo de 2012

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sábado 29 de mayo de 2012.

A veces, la vida tiene su manera perversa de enseñarnos que todo es pasajero y que el apego; es un vicio mal enseñado por la creencia de que nada tiene sentido si no posees lo que supones te pertenece por derecho.

Nada nos pertenece, en definitiva no somos los dueños de nada más que nuestra conciencia y de nuestra alma.

Y los apegos, en nuestra sociedad es la normalidad. Ser emocionalmente dependientes es lo que nos enseñan desde que nuestra condición despierta.

Todas las castas sociales tienen un rol estricto que cumplir. Reglas, formas de vivir y comportamiento absurdo que heredamos de nuestros antepasados y que nos acerca más a animales que a seres humanos.

Entonces, el apego emocional; que estoy seguro es una naturalidad culturalmente impuesta; es imposible de superar. Porque la dependencia es lo que se supone nuestras segundas naturalezas necesitan para vivir. Y sin ellas lo correcto es morir o quedarse en un estado de pausa emocional eterna que es prácticamente lo mismo que lo primero.

«Mi existencia, dijeron mis padres, tendría validez si era capaz de lograr el vínculo. Uno como el que ellos habían logrado formar. Tan fuerte e inquebrantable que no podían vivir el uno sin el otro. Suena lógico si lo miras desde la perspectiva de las castas, pero... qué sucede cuando crees que para ser un ciudadano valioso no basta solo con formar un vínculo. Es decir, si para ser valorado en este mundo no basta con ser un capital humano contribuyente.

Vales según el vínculo.

Los vínculos son y serán parte de nuestra esencia, eso es indiscutible. Pero no creo que sea lo único que nos diera dominio.

Yo quiero empoderarme, ser capaz de resistir y lograr cosas brillantes en el mundo por mí mismo. No quiero que me conozcan por el vínculo que he formado, quiero que me vean como el omega que rompió con todos los sistemas y que logró lo que muchos otros solo desean en silencio»

—¡Buen discurso, Draco!

—¡Así se habla camarada!

—¡Bravo por nuestro nuevo profesor!

—¡Filosofía omega al poder!

Los aplausos y el jolgorio ensancharon la sonrisa de aquél omega que, en ese pequeño pub, daba el primer discurso que modificaría todos sus esquemas y sus pensamientos. Estructuras sociales de las que renegaba y que apasionadamente quería cambiar, pero que la naturaleza le haría replantearse todo hasta el punto de renunciar.

Un corazón, dos vidas HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora