Tres golpes en la espalda mientras hago mi ronda. Como la mano de un amigo que intenta despertarte. No había nadie a mi espalda, solo oscuridad, ilumino con mi linterna, pero sigue reinando la oscuridad.
Tres golpes en mi espalda, mas fuerte que la primera vez, vuelvo a voltear, solo oscuridad, ni un alma en las penumbras. Tres golpes en mi espalda, esta vez me hacen daño, sigo sin ver a nadie, comienzo a molestarme. Tres golpes en mi espalda, me hicieron caer, casi pude sentir la rabia que impulsaron a esos golpes, busco mi linterna, pero no hay nadie, solo la inmensa oscuridad, tengo que salir de aquí. Me pongo de pie temeroso de encontrarme algo en la oscuridad. Tres golpes en la espalda, esta vez los sentí como si me golpearan con un ladrillo, sentí que algo se rompía dentro de mi cuerpo, siento el sabor de la sangre en mi boca, me cuesta respirar, me pongo de pie tambaleante. Tres golpes en la espalda, vuelvo a caer, las lágrimas empiezan a rodar por el dolor en mi espalda, me quedo en el suelo, buscando con la linterna al responsable de los golpes, pero solo veo oscuridad, y nada más que oscuridad. No quiero levantarme, ya no quiero buscar en la oscuridad, me quedare aquí, en el suelo, si me levanto, los próximos tres golpes me mataran.
Escucho pasos, mi compañero de turno se acerca, su rostro protegido por la oscuridad oculta cualquier tipo de expresión, me tiende la mano para ponerme de pie, pero me niego a tomarla, moriré si me levanto y luego morirá mi compañero, se alejó molesto, la luz de su linterna se va alejando a la vez que el sonido de sus pasos, cuando lo pierdo de vista, escucho tres golpes provenientes de la oscuridad. Una pausa, luego nuevos tres golpes, un alarido que hiela la sangre, tres golpes, el silencio se apodero de la oscuridad, mientras yo me niego a ponerme de pie, con la espalda apoyada en el suelo frio, cierro los ojos, el sueño esta por vencerme, hasta que tres golpes me despiertan.