𝟎𝟎𝟐. 𝘀𝘂𝗲𝗿𝘁𝗲

636 57 10
                                    




𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲

—¿Y BUENO, QUÉ ESPERAN?—. preguntó valentín al ver que ni federico ni delfina emitían palabra alguna.

apenas barco habló, automáticamente los nombrados ignoraron sus presencias mutuamente. redondo se sentó frente a delfina y ésta para nada le prestó atención. lo único que quería hacer era terminar la partida lo antes posible.

—¡che, apurate que tengo cosas que hacer!—. se dirigió delfina al colorado, cambiando completamente a un carácter irritable. disimuladamente le pidió que se sentara o se fuera, pero que lo hiciera rápido.

—pero calmate piba, que está todo bien acá—. bufó el mediocampista en frente, para mostrarle a la chica una sonrisa burlesca y, ya que estaba, provocarla.

—mirá, redondo. vos ni siquiera tenés el derecho de decirme que me calme. así que no vengas con el tupé de hablarme—. susurró delfina para que solo escuchara el de apellido legendario. la chica le dedicó una mirada que, si no fuera porque los humanos no tenemos poderes, lo hubiera convertido piedra, tal como hacía medusa para la mitología griega.

el de argentinos se dedicó a reír, restándole valor a cualquier cosa que ella dijera.
—yo creo que sí tengo el derecho de hablarte pero, como siempre, nunca me dejaste—. murmuró sarcástico el cinco del bicho. la cáffaro no pudo reaccionar, porque de haberlo hecho el se boca se habría dado cuenta de lo que sucedía.

por su parte, valentín estaba en la suya. se había dado vuelta para buscar una silla de una mesa próxima, luego se sentó en medio de los timberos y, por fin, pudo tener la vista panorámica de ambos jugadores que tanto quería. algo que barco hacía mucho era pispear las jugadas de otros para incorporarlas él mismo y después ganarle a todos. un estratega de nacimiento.

—bien, a la cuenta de tres empiezo el cronómetro—. explicó el xeneixe mientras configuraba la aplicación en su celular.

—¡no! ni te gastes en poner el cronómetro—. habló máximo, entrando de la nada a la habitación y tomando asiento al lado de federico, dando a entender que estaba de su lado, apoyándolo. —recién que lo configuré en mi celu, me terminó ganando. si lo ponemos, gana; y si no lo ponemos, pierde—. pensó el citizen haciendo gestos extraños con la mano, como si hubiera descubierto algún secreto que, de por sí, no existía.

al parecer, tanto a delfina como a federico, no les importó en absoluto lo que decían los dos espectadores; directamente comenzaron el juego. preferían no hacerles caso, de lo contrario los distraerían y los harían perder el juego. y ninguno de los timberos estaba dispuesto a pasar por ello. mucho menos teniéndose en frente el uno al otro. sería la vergüenza de la semana.

unos movimientos llenísimos de concentración más tarde, sumados a, quizá, unos quince o veinte minutos, delfi se encontraba con un aproximado de diez cartas, en tanto fede con solo tres. era clara la diferencia. nadie del lugar se hubiese imaginado que un juego de cartas, en especial el uno, podría ser capaz de alojar tanta intensidad.

—uno—. pronunció federico en un abrir y cerrar de ojos, al posicionar su penúltima carta sobre la mesa. delfina abrió los ojos y se dio cuenta que, en lugar de defender, debía atacar. así pues, puso sobre la mesa un +4, que fue respondido por un +2, la última carta, por parte de redondo. sonrió posicionando sus manos por detrás de su cabeza, declarándose ganador. pero delfi tenía un as bajo la manga: otro +4.

tanto valentín como máximo se miraron entre sí, luego a federico, y se largaron a reír. no podía tener tanta suerte su amiga.

—casi, amigo—. expresó barco, para luego extender su brazo y golpear suavemente el hombro de redondo a modo de consuelo.

—era obvio que con diez cartas en mano y con la suerte del campeón que tiene, mi delfis iba a tener aaalgo con ella—. explicó perrone intentando dar lógica al asunto. el jugador del bicho, al escuchar el apodo que dio máximo, enarcó una ceja y lo miró juzgándolo sin decir ni una sola palabra. claramente, a pesar de todo lo sucedido, a federico no le sentaban bien en lo absoluto esos apodos en la chica. el citizen ni se percató de la mirada displicente por parte de federico, únicamente continuó observando las jugadas.

la cáffaro, expectante a la escena, entendió el gesto de federico. rodó sus ojos y le hizo una seña para que su contrincante levante las diez cartas que le correspondían. el contrario se quejó por la impaciencia
de la chica, pero terminó levantándolas. de esta forma, jugaron unos diez minutos más, hasta que por fin delfina pudo cantar victoria.

—uno—. sentenció la castaña. redondo no tenía ni siquiera cartas del amarillo que yacía sobre la mesa, por ello debió alzar una carta. aunque, para su mala suerte, no le salió el color.

—paso—. expresó derrotado el futbolista. tiró las cartas sobre la mesa, abatido. delfina colocó su última carta que, afortunadamente, era del mismo color.

—¡no, de nuevo no!—. gritó perrone a causa del triunfo de la chica. ella se paró y sonrió con grandeza. cuando quiso observar desde arriba a los tres contrincantes que derrotó, vio que máximo y valentín estaban abrazados lloriqueando junto a matías, quien había llegado de la nada. por su parte, federico se les reía, pero el trío seguía avergonzado por las tres derrotas consecutivas.

—la próxima, pidan clases, que yo les puedo enseñar—. bromeó la ganadora. apenas escaneó la situación de los derrotados, fijó su mirada en la del jugador de argentinos. éste le sonreía de lado, como si todas las memorias pasaran frente a sus ojos.

mientras matías, máximo y valentín se lamentaban por el fracaso, delfina abandonaba la habitación sin previo aviso. el trío no se percató en absoluto; no obstante, federico debatía internamente si hacer lo que su cerebro indicaba o hacer lo que su corazón decía.

sin pensarlo más de dos veces, se levantó de su lugar y, en un segundo, salió de la habitación. no había visto para qué dirección se había dirigido la chica, aunque pudo descubrirlo al sentir su fragancia conservada en los pasillos de la concentración.

redondo caminó unos pocos pasos, dado que sus piernas le permitían realizar zancadas largas, hasta que se encontró con la figura de aquella chica que lo había hecho volverse loco. pero no estaba sola. y eso le molestaba e inquietaba por dentro.

𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲

notas
recuerden que hay una
playlist para escuchar
mientras leen! pueden
escucharla tanto en
simultáneo como en
orden. se puede escanear
el QR de spotify, que está
en el primer apartado.

por otro lado, tengo un
fanfic de paulo dybala
por si alguien quiere
pasarse! lo actualizo
muy de vez en cuando,
pero vale la pena :)

gracias por leer ♡

𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐃 ─── federico redondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora