𝟎𝟎𝟒. ¿𝗽𝘂𝗲𝗱𝗼?

624 56 1
                                    




𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲

HOLA, BUENAS TARDES, ¿NO?—. preguntó sarcástico federico para luego rodar sus ojos indisimuladamente. delfina no reaccionó más que con intentar cerrar la puerta. no obstante, el chico en frente suyo colocó un pie en el marco de esta, para que no se cierre por completo.

delfi suspiró, imaginando todo lo que se le abalanzaría en breves. basándose en sus últimas interacciones con el futbolista, la uruguaya ya sabía cómo terminaría.

—¿puedo?—. dudó redondo, levantando la vista que había guiado a su pie anteriormente.

—¿poder qué?—. espetó la chica, sin entender a qué se refería el jugador.

—si puedo pasar—. contestó el chico con cierta obviedad en su voz.

—yyy...—. comenzó la uruguaya —en lo posible, no—. respondió. aunque, al ver que federico suspiró pesadamente, repensó lo que dijo —igual, si taaanta necesidad tenés de entrar, bueno, pasa—. esclareció abriendo la puerta un poco más y dándole lugar para entrar.

—gracias—. a pesar de no estar en los mejores términos con delfina, redondo igualmente agradeció. siempre, pero siempre, y sin importar qué, federico daba las gracias por todo y a todos, evidenciando un gran carácter para con las personas.

apenas el jugador entró, delfina cerró la puerta con tranquilidad, aunque dentro de ella no había más que incomodidad.

redondo caminó dentro de la habitación y, con la mayor confianza del mundo, se sentó en la cama de la anfitriona. por detrás, lo seguía delfina, a paso lento y dubitativo.

—¿qué estarías necesitando?—. preguntó la chica en cuanto miraba al suelo. no se sentía para nada a gusto con la situación, que de por sí era un tanto extraña a su parecer.

—nada—. contestó el invitado —o sea, sí, necesito algo. pero todavía no te lo voy a pedir, así que solo vine a saludarte—. aclaró el jugador, mientras observaba con detalle la habitación.

—¿saludarme? ¿a mí?—. dudó la cáffaro —¿desde cuándo venís a saludarme? yo sé que no harías eso ni aunque te estén apuntando con un arma.

—fa, delfina—. comenzó el chico, girándose para verla —siempre igual vos, ¿no? parece que no cambiaste nada desde la última vez—. comentó con una sonrisa ladeada.

—mirá, ni hables de la última vez. me querés hacer quedar mal cuando vos también hiciste cosas que no tenías que hacer—. expresó delfina, aludiendo a aquella escena que había ocurrido un año atrás.

—¿yo hice las cosas mal? puede ser, pero por lo menos yo siempre quise arreglarlas y nunca me dejaste—. replicó federico, agitándose un poco.

—¿en serio decís eso? sos un caradura—. chasqueó la lengua la muchacha —no fue así. sobre que venís sin avisar y sacarme tiempo con mi familia, ¿también venís a echarme en cara cosas que no son?

—ah, entonces te ibas con tu familia. por eso te fuiste de la mesa—. concluyó redondo, con una pequeña esperanza, muy pero muy en el fondo de su corazón, de que la chica no se hubiera ido de la mesa porque lo tenía a él en frente lo que le generaba algo en ella.

—y sí, ¿por qué me habría ido?—. cuestionó delfina. cuando le cayó la ficha, su cara pareció cambiar —ah, ya entiendo—. rió —redondo, no sos el centro del universo, no todo tiene que pasar por vos, ¿sí?

—ya lo sé, pero a veces es inevitable no pensar eso—. sonrió con grandeza al quedarse con la última palabra —de igual manera, ¿cómo están ceci y fer?

—no, sos imposible. como si alguna vez te hubiera importado cómo estaban mis papás—. largó delfina elevando la voz, para luego juntar sus cejas y demostrar el enojo que sentía.

federico al notar el cambio de voz, se levantó rápido de la cama y se acercó a la chica.

—no grites, del. que no quiero problemas con el plantel, ¿sí?—. avisó federico ladeando la cabeza, como si la chica fuera una niña que no entiende un 'no' como respuesta. al parecer, el apodo que utilizó para delfina le recordó algo a ella, lo cual hizo que se ponga peor aún.

—¡pa!, no podés ser así... no te banco más, redondo. andate de acá o te juro que le digo a todos la mierda de persona que sos—. amenazó la cáffaro, en cuanto tomaba la muñeca del chico y lo guiaba hasta la puerta.

—bueno, está bien. no hace falta esto, me voy solo—. rió mientras se zafaba de su agarre. redondo quedó apoyado en el marco de la puerta, como si estuviera esperando algo.

—¿y? andate, ¿o querés que llame a tu papá para que te venga a buscar?

federico chasqueó su lengua, mientras negaba con una sonrisa. sin embargo, no se le ocurrió mejor idea que acercarse a la chica a la velocidad de la luz y plantar un beso impulsivo en su mejilla. ella, por más claro que sea, quedó perpleja, pero a fin de cuentas a redondo pareció gustarle que delfina no se haya inmutado. estaba tan seguro que la muchacha reaccionaría de la peor forma posible, pero el de argentinos no recibió ninguna respuesta por parte de la cáffaro. así pues, salió casi corriendo de esa habitación sin darle lugar para una contestación a la muchacha.

la uruguaya solo se dedicó a permanecer tensa, pensando en todo lo que había pasado y cómo había terminado con una demostración de ¿quizá? cariño. intentó quitar esos pensamientos sacudiendo su cabeza, pero todo indicaba que su día ahora se vería condicionado por el episodio.

debatiendo internamente qué hacer, optó por ir hacia donde su familia la esperaba. corrió por los pasillos del hotel, bajó las escaleras al leer en un cartel que los ascensores estaban fuera de servicio, y atravesó todo el hall corriendo hacia la salida. por supuesto se cruzó con todos los jugadores del plantel que, desorientados, observaron la situación de la chica.

quisieron preguntarle qué le pasaba pero pasó tan rápido que nadie pudo pararla a ayudarla.

—¿y ahora qué le pasa a la boluda esa?—. preguntó barco. aunque era casi su mejor amiga, muchas veces ella no le contaba algunas cosas de suma importancia y prefería contarle al colorado tiempo después de que sucedieran.

—mirá si yo voy a saber qué le pasa—. rió agustín, para luego tomar el mate que se había servido.

—se va con los papás a dar una vuelta por ahí—. aclaró redondo, quien simuló pasar por su lado desinteresado, cuando en realidad había prestado su máxima atención a esa corta conversación.

con el termo bajo el brazo, agustín junto a valentín, se encogieron de hombros y caminaron hacia la sala de entretenimiento del hospedaje. por su parte, el jugador del bicho caminó hasta la entrada del edificio para encontrarse a una delfina sentada en el cordón de la calle.

𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲𓄲

notas
hola cómo están
solo vengo a avisar q mañana
me voy de viaje así q lo más
seguro es q no actualice nada
por un tiempito pero voy a
intentar avanzar aunq sea
un poquitiiiito con la historia

otra cosa es q amo hacer q
delfi y fede discutan corte
se me hace re fácil aunq
a veces parece re exagerado

en fin, espero le haya
gustado y no se olviden
de votar y comentar pq
me ayuda a saber si voy
por buen camino o no!!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 08, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐏𝐋𝐀𝐘 𝐇𝐀𝐑𝐃 ─── federico redondoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora