Siesta

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Sin duda, la mejor parte del día de Atthaphan Phunsawat es la hora de la siesta. Durante sesenta minutos ininterrumpidos, era capaz de hacer un sin numero de cosas, entre ellas lavar y hacer unos mandados y sobre todo dejar todo impecable nuevamente. Asegurándose de que la casa no se ahogara en maremotos de ponis, cachorros tiernos y osos que nunca permanecían en sus lugares...

Había ocurrido un milagro. Por razones que gun no cuestionaría, Tay se ofreció como voluntario para pasar tiempo de calidad con nirin. Dejando libres a los padres de la niña para que hicieran... lo que quisieran.

-¿Qué deberíamos hacer primero?- gun cerró y echó llave a la puerta principal. -A la alfombra de la sala le vendría bien una visita con la aspiradora. O finalmente podríamos poner el garaje en orden. Si me golpeo la rodilla con la bicicleta de nirin una vez más...-

Off condujo a su esposo hacia las escaleras. -Ducha.- ordenó y no fue una sugerencia educada.

-No.- gun negó con la cabeza. -Nos ocupamos del baño hace dos días. Recuerdo claramente que estuve a punto de hacer un splits en la bañera y tuve que gritar pidiendo ayuda.-

En lo alto de las escaleras, off lo agarró firmemente por los hombros. En un lenguaje sencillo, dijo: -Te quiero... en la ducha... ahora amor.-

Gun parpadeó, se sonrojó, tragó saliva y se desvistió en menos de diez segundos.

Gun parpadeó, se sonrojó, tragó saliva y se desvistió en menos de diez segundos

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Mientras tanto, de vuelta en la casa de Tay...

-New...-

-Ella está en la habitación de al lado.-

-Newwie bebé...-

-¡Ella podía escucharnos a través de la pared!-

-New, la pequeña está dormida. Ahora ven aquí para que yo pueda...-

El resto de su oración fue tragado por el chirrido de los resortes de la cama.

Al contrario de lo que Tay creía, nirin no estaba dormida. A pesar de las actividades del día, no estaba cansada en lo más mínimo. El picnic en sí, con sándwiches y jugos y bocadillos. Luego persiguió al cachorro por todo el parque. Y entonces el cachorro comenzó a perseguirla.

Hoy había sido un día completo y lleno de acontecimientos.

El tío había declarado la hora de la siesta. Nirin hizo todo lo posible por obedecer. Ella había cerrado los ojos. Se había puesto boca abajo, lo que normalmente la inducía a perder el conocimiento en menos de cinco minutos. Nada funcionó. Se quedó muy lejos en el dormitorio de invitados. Esperando a que se calmen los ruidos de la casa.

Suficientemente segura de que no había ningún adulto cerca, nirin salió sigilosamente de la habitación. Sus pies cubiertos con calcetines no emitieron ningún sonido mientras atravesaba el nivel superior de la casa. Cuando se requería un sigilo absoluto, nirin casi podía flotar por el suelo.

La primera puerta que encontró conducía al baño. Nada de interés allí. La siguiente puerta reveló un armario de ropa blanca. Las toallas estaban dobladas en el estante, no demasiado lejos de su alcance. Después de seleccionar una toalla azul oscuro, ató los extremos alrededor de su cuello.

Ahora, ella era Super nini. Mucho mejor que la ordinaria Nirin de todos los días. Super nini no necesitaba tomar una siesta.

Su capa ondeaba tras ella, Súper nini corrió silenciosamente más allá del dormitorio de tay. Bajó las escaleras y se escabulló. Su propio tema musical personal tarareando a través de su cerebro.

Descubrió dos cosas acurrucadas al lado del sofá. Su mochila de pony púrpura y un cachorro dormitando. Nirin abrió la cremallera de la bolsa. Rebuscó en el contenido y finalmente encontró el artículo perfecto.

Sonriendo, nirin miró a Lucifer. -Buen cachorro...-

Tay tenía a new en boxers cuando Lucifer entró corriendo en el dormitorio. El perro se lanzó sobre la cama, aterrizando al lado de su Amo.

-¿Qué demonios?- Tay y New gritaron al unísono.

Los hombres tardaron unos momentos en calmar al animal. Finalmente, descubrieron la fuente de su angustia. Desde el hocico hasta la cola, Lucifer estaba cubierto de pegatinas rosas, púrpuras, azules,  de hadas, de ponis, de corazones, de lunas y estrellas. Y sobre todo montones y montones de purpurina.

Tay repitió: -¿Qué diablos?-

Una cabeza rubia asomó por la puerta. Una sonrisa decoraba su inocente rostro de querubín. Tan sencillo y directo como solo un niño puede ser, nirin declaró con orgullo: -¡Hice al cachorro mas bonito tio!.-

Pau🤍

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Pau🤍

Las crónicas de Nirin •Off-Gun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora