໒ cuatro

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— Así que

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— Así que... ¿estás coqueteándole a la novia de Heeseung? —preguntó Renjun, golpeándola con su codo en la costilla y levantando una ceja al ver a Jimin sentada en una de las mesas mirando hacia afuera.

—Cállate, chismosa. No le estoy coqueteando, no sé de donde sacas eso.— Minjeong le miró mal, apoyada en la puerta que llevaba a la cocina.

–Oye, pulga, soy tu mayor, respétame.— Renjun la empujó suavemente.

— Me vuelves a decir pulga y juro que te estampo una de las tortas en la cara, imbécil. —la rubia le sacó la lengua, y antes de que Renjun pudiese darle un zape que le sacaría hasta los ojos, lo empujo de vuelta a la cocina y camino triunfante hacia la barra, yendo a atender a la nueva clienta que había llegado.

— iHola, buenas tardes! ¿Desea ordenar? —Preguntó Minjeong con una amable sonrisita en la caja, mirando a la chica guapa que había llegado —no tanto como Jimin—

— Hola. —Detalló un poco su cara por unos segundos, ojos pequeños, cara redonda y labios gruesos, su cabello era rojo y largo, peinado con su fleco.

La chica era guapa, pero no tanto como la que estaba en la mesa por encima del hombro de la pelirroja , la cual la miraba capciosamente.— Quiero una infusión de té de maqui y canela y... —MinJeong apretó unas cuantas teclas antes de mirar nuevamente a la cliente, captándola mirándola con una sonrisa algo coqueta —Y tu nombre, si puedes, también tu número.

Minjeong enrojeció hasta las orejas al tan simplemente procesar aquel comentario, ¿tan lesbiana se veía para que le coquetearan en público? Soltó una risa, contagiando a la chica de ojos pequeños. —Me llamo Minjeong, pero no te daré mi número.— bajó la cabeza, perdiéndose la mirada desilusionada de la chica— Son 3300.

— Soy Aeri.

Minjeong la miró con una sonrisa y el ceño fruncido, mientras recibía el dinero, entregaba la boleta y comenzaba a preparar la infusión –Bueno, Aeri, ¿lo quieres para servir o llevar?.

— Hoy para llevar, mañana para servir. —MinJeong miró el rostro coqueto de Aeri, y soltó un pequeño bufido nervioso, ignorando a la chica y esperando no enrojecer.

Sintió la mirada de los pequeños ojos de Aeri sobre ella, y mirando de reojo, pudo notar que Jimin igualmente la miraba, y que esta ahora se encontraba sentada en la barra, a dos asientos de Aeri con una de esas miradas intimidantes pero sumamente calientes que Minjeong no podia soportar.

Sentía una tensión sofocante dentro de su perimetro. Tener a dos mujeres extremadamente guapas que la miraban como un pobre pedazo de carne —Minjeong no era tonta, sabía decodificar miradas— era casi un martirio y ni si quiera habían pasado 5 minutos, se sentía ahogada, observada, y lo peor es que muy en el fondo le gustaba sentirse así y ser el centro de atención.

Pero más le gustaría que solo Jimin la mirase.

Tapando el envase luego de terminar la infusión caliente, agregó una pequeña carita sonriente a la copa de cartón y se acercó a Aeri con una sonrisa.

— Aquí tienes, Aeri. —Le entregó la infusión a la chica, sintiendo las pesadas manos de esta abrazar las suyas por un segundo y sintiendose extraña con Jimin observándola –Ten un bonito día.— le deseó, porque la chica le había resultado agradable, aunque le hubiese coqueteado en toda su corta plática.

— Nunca tan linda como tú. —Aeri le guiñó un ojo, antes de darse la media vuelta y dejar a Minjeong con un revoltijo en la cabeza por lo directa que resultó ser.

Se despabiló luego de unos segundos, cuando sintió otra presencia demasiado cerca suyo y un toque en su cabello que le hizo exaltarse.

—¿Qué dem-?.— se mordió el labio al ver a Jimin tan cerca de ella, tironeando un mechón de su cabello con poca fuerza.

Literalmente podía ver aquellos ojos tan despampanantes que tenía Jimin, tan oscuros y profundos, llenos de miles de cosas por expresar. Vió aquellas gorditas mejillas que no tenían imperfección ninguna, y esos labios rosas que desde el primer momento quiso probar siendo mordisqueados.

— J-Jimin unnie... ¿qué hace? —preguntó nerviosa, comenzando a sudar enseguida por sus manos y apretándolas con fuerza en el mandil. Sintió un pequeño tirón más fuerte que los demás en su cabello, y como Jimin le sonreía de costado.

— Tenías una basurita en el cabello. —le respondió, sin alejarse todavía y tampoco borrando esa sonrisa socarrona que comenzó a acelerar el pulso de Minjeong.

Lo único que atinó a hacer su cabeza de paroto, fue morderse el labio y mirar hacia un costado avergonzada.

Lo único que atinó a hacer su cabeza de paroto, fue morderse el labio y mirar hacia un costado avergonzada

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for me. ♡̶ winrina [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora