໒ nueve.

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Jimin le había agarrado la mano, Jimin le habia agarrado la puta mano.

Minjeong casi se descompone y casi entra en proceso de mitosis al sentir la grande mano envolver la suya, que era pequeñita. Siempre odió sus manos pequeñitas, y sus deditos cortitos y algo rechonchos. Pero ahora mismo, con el peso de la pesada mano de Jimin, la calidez de esta que calentaba su fría piel, la textura suave, la diferencia de tamaño que era bastante pero para ella perfecta, ahora mismo se sentía tan bien, tan correcto, tan suya.

Minjeong definitivamente no quería soltar su mano. Y con un asentimiento torpe y un balbuceo, se levantó y reafirmó su agarre contra la mano de Jimin, evitando por todos los medios de que se resbalara de las suyas y colocándo como excusa el guiarla a la sala de empleados.

Al entrar a esta, dejó caer aquella pesada y perfecta mano con amargura para ir a colocarse su abrigo y colgar su bolso con sus pertenencias. Se quitó el mandil suavemente y en silencio, sintiendo a Jimin detrás suyo contemplarle en la misma condición, guardó aquella bonita tela dentro de su bolso al igual que su teléfono y se colocó la ancha chaqueta de mezclilla. Cuando estaba por tomar su bolso, sintió aquellas manos asentarse en la curva de su cintura y caderas, temblando al sentir un apretón de parte de estas con algo que pudo notar como posesividad.

— ¿J-Jimin unnie? —preguntó en un susurro, la chica detrás suyo emitió una especie de gemido grave que erizó la piel de Minjeong.

Jimin la giró con lentitud, Minjeong dejándose hacer como una masita de pan sin cocer y conectando sus ojos con los de la pelinegra. La brecha entre ellas no sobrepasaba cinco milimetros al tocarse las puntas de sus narices. Y MinJeong prontamente se vió fundida y embelesada por aquellas maravillosas cuencas castañas que le miraba los labios. Minjeong le dió una pequeña caricia en la nariz a Jimin, entrecerrando los ojos y posando sus manos en los hombros de la otra para apretar la tela de su bomber jacket, ella sentía ese momento tan íntimo, las manos de Jimin tan calientes incluso por encima de su ropa que llegaba a quemarla satisfactoriamente. Jimin tenía tanto poder sobre ella entraba en que un estado de satisfacción, tensión y embriaguez al sostenerla en de esa forma.

Entrecerró sus ojos perezosamente y arqueó la espalda al sentir los dedos de Jimin cosquillear y serpentear por el centro de su espalda baja, erizándole la piel y soltando un pequeño suspiro tembloroso.

Escuchó a Jimin balbucear algo que no se tomó el tiempo en procesar, antes de que esos pequeños besos esquimales llevaran paso a que los labios de Jimin se aventuren a encontrarse con los de Minjeong.

Minjeong cerró los ojos, cruzando sus brazos por detrás de la cabeza de Jimin y ladeando la suya propia, buscando un mayor contacto. Jadeó suavemente cuando sus labios se acoplaron con los de la azabache con suavidad pero aún así, con hambre. Sus belfos chasquearon al separarse un segundo, antes de volver a besarse un poco más duro y fuerte que la primera vez. Los brazos de Jimin descansaron en los huesos de la cadera de Minjeong, mientras la acercaba a su cuerpo al máximo posible, con el mayor contacto de piel que se le permitiera.

La pelinegra delineó el belfo inferior de la rubia con su lengua, logrando hacerse paso entre esos jugosos labios mordisqueados y chocar su lengua con la de una anonadada y derretida Minjeong. Cuando logró centrarse un poco —lo suficiente para no distraerse con aquella lengua recorriendo su boca como un manjar—, enterró sus dedos entre las hebras azabaches de Jimin y empujó hacia si misma y abajo, endureciendo el beso y desordenándolo completamente, inhaló por la nariz al notar que estaba de puntitas, comiéndose la boca de Jimin con toda esa hambre que guardo desde la primera vez que la vió hace tres semanas.

Minjeong se estaba quedando sin aire en ese momento, Jimin la agarraba firmemente y movía sus labios sobre los suyos de una forma tan brusca y deliciosa que no la dejaba descansar. Arrugó la frente y jadeó por última vez antes de separarse un poco para respirar, dándose cuenta de que Jimin igualmente lo necesitaba.

Minjeong se sentía tan satisfecha y contenta. Sentía una euforia recorrerle el cuerpo y no quería soltar a Jimin en ese momento que era suyo.

Pero su rostro se desfiguró al darse cuenta.

Heeseung.

— Dios, yo... tú... nosotras.— susurró, separándose del agarre de Jimin quien la miró extrañada, ladeando la cabeza, —Heeseung..... tu-tu........

Minjeong se mordió el labio y se pasó una mano por la frente, ¿como mierda se le había ocurrido hacer algo así? Se sentia pésimo. Sin demora, sus ojos se llenaron de lágrimas y apartó la mirada hacia sus cosas. Las tomó con la mayor rapidez posible e intentó correr hacia la puerta de salida sin importarle que Jimin se quedase allí, y que elka tuviese que cerrar.

—Espera, Min.— todos sus planes se fueron a la basura cuando Jimin le detuvo cuando ni si quiera pudo alcanzar la manija. Le giró de un tirón, y Minjeong solamente bajó la cabeza y sujetó con más firmeza su bolso en su hombro, apretando los labios para no ponerse a llorar por la impotencia que sentía en ese momento. -Por favor no te vayas, solo dame... solo dame 5 dias más, por favor. Solo te pido 5 días más.— Jimin le había tomado de las manos y su tono de súplica hizo que Minjeong levantara un poco la vista, encontrándose con los anhelantes ojos de Jimin mirarle con una mueca.

—¿5 días para qué? ¿para utilizarme?.— Jimin enseguida cambió su expresión a una de horror, negándo completamente y preparándose para hablar de nuevo, —¿O para dejar a Heeseung, tu novio?.

Jimin suspiró y cerró sus ojos con fuerza, pasándose una mano por el rostro.

– No lo llames mi- nada se interrumpió -Dios, esto es demasiado difícil de explicar.- Jimin se cubrió los ojos con una de sus manos y exhaló, pareciendo cansado, -Heeseung no.... mi... el no- dios.- Jimin sacudió la cabeza y rodó los ojos, dándose por vencido, volvió a jalar a Minjeong más cerca de sí, acariciando su tersa mejilla, —Solo espérame 5 días más, y te explicaré todo, ¿si?.

-¿Explicarme qué?.- Minjeong enarcó una ceja, comenzando a molestarse porque no entendía nada de lo que Jimin le decía.

Le besó.

Jimin le acababa de besar, de nuevo.

Abrió sus ojos con sorpresa, el pequeño choque de labios le había cerrado la garganta y dejado en un pequeño shock.

— Por favor, solo 5 días. —Rogó Jimin, susurrando en el pequeño espacio de tensión que nuevamente se había formado. Minjeong sentía la calmada respiración caliente de Jimin, y el fuerte perfume femenino. Minjeong pronto se vió envuelto en el deseo de querer enterrar su rostro en el cuello de Jimin, aspirar su aroma y mordisquear la tersa piel, esto a causa de su fetiche del perfume femenino.

Minjeong conectó miradas con Jimin, viendo aquellos ojos honestos que la miraban. Y de unos segundos de pensárselo, finalmente se resignó y aceptó. Sin si quiera saber si es que Jimin terminaría con Heeseung, si correspondería sus sentimientos —que aún se estaban desarrollando— o si la rechazaría.

Minjeong no pudo seguir pensando con claridad al sentir el cálido calor corporal del gran cuerpo de Jimin, quien la apretaba delicadamente entre sus brazos contra su pecho y enterraba su nariz en sus cabellos rubios.

Sin duda, ese se podría convertir en el lugar favorito de Minjeong.

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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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