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Dabi ya estaba de por sí de mal humor.
Atrás suyo apareció Tumura dándole su última información. — Esta noche, en el bar rojo se encontrará .—
Dabi no dijo nada, siguio con su camino para comenzar a prepararse. Al salir del edificio comenzó a ir al bar rojo. Ya estaba cambiado, con ropa elegante ya que el bar dejaba entrar fácilmente a personas que traían trapos limpios.
Dabi entro fácilmente, se sentó en una silla y pidió un vaso con agua. E intentaba observar el lugar, las personas de su alrededor y media con exactitud de longitud el lugar.
A lo lejos podía ver a muchas personas rodeando a dos personas. Una peliblanca y un hombre sudando desesperadamente.
Este como su cara natural seguía observando la situación. No podía ver bien las caras, solo los pelos blancos de la persona sentado en la mesa.
Depronto el hombre de la mesa desesperado comenzó a gritar.
x apunta a Mia desquiciadamente —MALDITA ZORRA HICISTE TRAMPA—
mai aún sentada en su silla, coloca una pierna arriba de la otra y sonríe — estas así de alterado porque perdiste más de 50 mil wones, cierto? — sonrie para luego chasquear los dedos a un trabajador — Mete todo el dinero en el bolso negro y mételo al auto. —
x sigue gritando a lo loco — HIJA DE PUTA NO TE LLEVARAS MI DINERO —
Mai abrió los ojos sorprendida y agacho la mirada algo enojada — de mis 5 años apostando eres el único que me a faltado el respeto de tal forma y acusándome de falsas acusaciones...— se levanta y sonrie para luego agarrarlo de los pelos —Lo que te falta a ti es inteligencia y sentido común, eres estúpido, nadie te ama y seguramente con la cantidad que apostaste perderás tu puta casa y tu señora te pedirá el divorcio—
el hombre empujó a Mai y retrocedió con miedo, no sabía como supo Mai toda esa información personal de él.
Mia había pedido la pasiencia, luego de ser empujada un brazo esquelético salió y agarro el cuerpo del hombre para comenzar aplastarlo.
El hombre comenzó a vomitar sangre y a pedir auxilio pero nadie lo ayudaba, parecía que nadie le importaba. Sabían que si se metían con la apostadora Mia serían su fin.
El brazo esquelético tiro al piso con fuerzas el cuerpo del hombre mientras Mia lo miraba con repugnacion —Vete.—
El hombre lleno de sangre en la boca y mareado comenzó a correr lo más rápido que podía.
