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"Sé con lo que fantaseas, así que déjame volar tu mente esta noche"

Los tentáculos de YoonGi envolvieron el pequeño cuerpo a su disposición, apresaron la cadera, la cintura y los muslos con ligera fuerza, como si fueran cuerdas. JiMin no pudo evitarlo más y gimió contra los finos labios del rubio, su miembro se irguió palpitante y doloroso, quería tocarse y planeaba hacerlo, pero un tentáculo se encargó de retener sus manos.

—Yo puedo hacerlo.— dijo YoonGi, separándose y pegando sus frentes —Permíteme hacerlo.

JiMin sonrió tan grande que sus ojitos se entrecerraron, asintió lentamente y dejó un casto beso en una de las pálidas mejillas a forma de aprobación. Cualquiera tendría temor de estar siendo sometido de esa manera por cinco extremidades viscosas, pero sorprendentemente él no.

YoonGi desplazó dos tentáculos hacia la camisa mojada del castaño para levantarla y dirigió sus manos a los pequeños botoncitos cafés y duros. Se encargó de acariciar cada uno con devoción mientras sentía su último tentáculo, el reproductor, endurecerse.

—Mgh~ e-espera.— balbuceo JiMin entre gemidos, era sensible en esa zona.

—¿Estoy haciéndolo mal?— preguntó YoonGi, deteniéndose al instante y había un atisbo de verdadera preocupación en su voz.

JiMin negó —T-tu nombre, quiero saberlo para poder llamarte. — dijo apenado.

YoonGi se quedó pasmado, lo había olvidado y no podía creer que estaba a punto de reclamarlo como su pareja cuando ni siquiera le había dicho su nombre y tampoco le había preguntado el suyo. Aunque no se le podía culpar cuando no tenía experiencia en relacionarse con otros y sus instintos lo estaban alentando a actuar. Además, estaba seguro de que también le pasaba al humano, pues sus feromonas tenían esa reacción con su destinado.

—YoonGi, Min YoonGi.

—Yo soy Park JiMin.

YoonGi asintió sin saber si continuar o detenerse, sus extremidades estaban frenadas y sus acciones también. De pronto empezó a sentir miedo, no había preguntado nada y ya estaba pensando en pasar todos sus días a lado del humano, se sentía algo tonto.

JiMin estaba a la espera, ansioso porque siguiera tocándolo o hiciera algo y sabía que YoonGi no hacía nada por su culpa, podía notarlo en sus reacciones. No era ciego, había distinguido como el rostro del contrario se deformaba con inquietud y temor, estaba seguro de que logró hacerlo sentir inseguro.

—Quiero que lo hagas.— alentó JiMin suavemente —Siento que esto es correcto, me gustas, pulpito.— aseguró sonrojado y mordió su labio inferior abochornado.

Dios, YoonGi estaba teniendo un gran problema con sus emociones al ser llamado de esa manera. Había sonado tan armonioso y tierno que involuntariamente sonrió mostrando sus pequeños dientes y encías rosaditas.

JiMin se perdió admirando su rostro y cada detalle de su existencia, tuvo un fuerte impulso de abrazarlo por lo lindo que era. Pese a sus deseos, no pudo hacerlo porque continuaba retenido por las extremidades del cilophytes.

—¿No te dan asco?— preguntó YoonGi, haciendo alusión a sus tentáculos.

—Son distintos, pero me parecen curiosos y adorables.— respondió JiMin, detallando los que se encontraban a primera vista.

YoonGi sintió su corazón acelerarse de manera descontrolada, pura emoción recorriendo todo su ser. Estaba siendo aceptado y eso solamente podía significar que el humano era el correcto para ser su pareja. Ahora no había duda alguna, JiMin sería su todo hasta su último respiro y ya podía ir imaginándose lo bonito que sería cuidar entre los dos a un pequeño bebé pulpo.

𝓟𝓮𝓻𝓵𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora