Tres de la tarde, acabo de llegar a esta especie de infierno después de cinco largas horas de viaje. Llegamos y bajo del coche dándome, como siempre, un chocazo en la cabeza antes poner el primer pie en el suelo. Estoy demasiado cansada para mirar a mis alrededores, pero no puedo evitar echarle el primer vistazo a eso que llaman Internado. Resoplo y arrastro mi cuerpo hasta el maletero del coche.
- Vamos Sam, tampoco va a ser para tanto.- dice esa mujer extraña que me llevó hasta allí.- Ya verás como en un santiamén haces muchos amigos y amigas.- Intenta darme esperanzas.
Claro, todo muy fácil para ella y sus compañeros, pero no para mí, una chica de 17 años prácticamente recién cumplidos cuyos padres habían muerto meses antes de comenzar el instituto. Me sigo sintiendo muy culpable por ser la única que sobrevivió de aquel avión que se estrelló, y ya no solo por mis padres, si no por todas las familias que iban dentro. Todo por culpa de un imbécil que tenía una "cuenta pendiente" con el piloto de ese mismo avión.
- Ya, claro..- contesto desanimada.
Me acompaña hasta la puerta con una de mis maletas, la más pequeña, donde llevo todo lo referente a higiene, mientras yo llevo la grande, donde tengo toda la ropa de mi armario, la que quedaba en él porque parte la perdí en ese dichoso avión. Una vez entramos veo al frente un cartelito donde consigo leer Comedor, a mi izquierda está la Recepción y a mi derecha la Conserjería. La mujer que me acompaña pidió las llaves de mi nuevo cuarto, el cual compartiría con una chica, según la recepcionista, muy amable. Nos dirijimos las tres hacia el ascensor, donde me dieron la llave de la habitación y un folio con ciertas normas que debíamos respetar todos los alumnos y alumnas del centro.
- Gracias.- dije amablemente a la recepcionista y a la muchacha que me trajo hasta aquí. Acto seguido ellas se van, y yo me adentro en el ascensor con las dos maletas.
Llego a la 3ª planta, como bien se indicaba en el folio de las normas y una vez consigo llegar a la habitación 310, llamo a la puerta, por si mi nueva compañera estaba allí. Pero no, no lo estaba, así que abro con la llave y entro con mis dos maletas a cuestas, cerrando la puerta detrás de mí. A mi derecha está el baño, algo pequeño para lo que estoy acostumbrada, pero que a cambio del mío, tiene bañera. A la izquierda de la puerta se encuentra el armario, separado en dos partes, en la vacía comienzo a meter toda la ropa que hay en mi maleta, separando la ropa interior de la normal gracias al cajón que hay en la parte inferior. Justo debajo de este cajón hay un hueco que usaré para guardar las maletas vacías y los tres pares de zapatos que traigo.
En el armario había un conjunto de sábanas, el cual pertenece a mi nueva cama, me pongo a hacerla dejando el neceser en la mesita de noche. Cuando termino me dirijo hacia el baño para dejar mis cosas bien ordenadas en uno de los cajones que hay al lado del lavabo, y coloco el cepillo de dientes en un vaso que hay, junto al de mi compañera de cuarto. De repente escucho como llaman a la puerta y a la vez dicen con una voz súper agradable "¿Se puede?". Me miro al espejo para peinarme un poco y voy a abrir.
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¡Hola chicos y chicas! No es la primera vez que escribo, pero desde luego sí es la primera vez que me gusta lo que he hecho. ¿Qué piensan ustedes? Me encantaría que me dejaseis algún comentario sobre qué os parece y de aquello en lo que pueda mejorar.
Por otra parte me haríais un gran favor si compartís esta historia con vuestros amigos y amigas, para que mucha más gente la conozca. Muchas gracias por leer, y ¡espero que os guste!
Mil besos,
My Mind.
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El Internado.
Novela JuvenilPrimero el accidente de avión y luego esto. ¿Qué hago yo en un internado? No lo entiendo, ningún tío ni tía mío quiere quedarse conmigo después de la muerte mis padres, esto es demasiado para mí y me quiero morir.. Pero tengo que ser fuerte y seguir...